SENSIBILIDAD por Tharl

Portada de PLATERO Y YO

Esporádicamente las editoriales deciden acompañar a un clásico indiscutible con una contraportada que no resuma el argumento sobradamente conocido por todos, o en este caso carente de importancia. Entonces, a veces, el azar quiere que la contraportada caiga en manos de algún admirador de la obra y trate de hacerla justicia. Es, en parte, el caso de mi edición de “Platero y Yo”.
“La obra de Juan Ramón Jiménez (1881-1958), inseparable de su vida, no conoce fronteras rígidas entre el verso y la prosa, nacidos de esa única fuente de inspiración “que mana y corre”. PLATERO Y YO, escrita durante el segundo ciclo madrileño del poeta, manifiesta esa indiferenciación básica a lo largo de las ciento treinta y ocho estampas del texto, un clásico de la literatura castellana desde su primera edición completa en 1917. La realidad cotidiana, desnuda de todo prosaísmo, queda elevada a su pura esencia lírica en estas pinceladas, breves y cuidadosamente depuradas.”
Poco más hay que añadir. En efecto, PLATERO Y YO, es inseparable de la vida del autor, es un poema en prosa, pero sobretodo es una ventana. Una ventana en forma de elegía hacia Moguer, y por extensión a Andalucía en general. A través de esa ventana mediante los más bellos cristales de colores vemos el espíritu de Moguer, Andalucía, de principios del XX. Ahora ese espíritu, como dijo J.R.Jiménez, se encuentra en el cielo con Platero. Al ver la vida en Moguer a través de los ojos y palabras del autor, es difícil no pensar que es ahí, en el campo, en lo rural, lo bucólico donde se encuentra la fuente de inspiración, que “mana y corre”, de la poesía. Ahí es donde se encuentra la fuente de lo lírico, la belleza, esa edad de oro “que es como una isla espiritual caída del cielo, donde anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.” Decía Novalis, y J.R.J estaba de acuerdo con él, que donde haya niños hay una edad de oro. No es casualidad que en nuestra sociedad urbana cada vez nazcan menos. Gracias a Juan Ramón Jiménez quienes no hemos tenido la suerte de vivirla nos asomamos por esa ventana a esa Edad de Oro, a nuestra infancia y a la poesía que vive en el campo. Todo esto gracias a que este gran autor es capaz de cantar al oído de Platero todo, desde el vuelo de una mariposa hasta lo más cotidiano o el horror de “Los Toros”, desde un intimismo y una sensibilidad pura, sencilla y sobrecogedora.

En cuanto a sí es o no un libro para niños, J.R.Jiménez lo aclaró de sobra cuando decía: “Yo, (como el grande Cervantes a los hombres) creía y creo que a los niños no hay que darles disparates (libros de caballerías) para interesarles y emocionarles, sino historias y trasuntos de seres y cosas reales tratados con sentimiento profundo, sencillo y claro. Y esquisito.”
Esto no quita, sin duda, que el libro no tenga varios niveles de lectura y mucho más jugo que la dulce miel que deja en una primera lectura al alcance de un niño o un adulto. Yo en mi lectura, por suerte o por desgracia es ahí donde me quedé, en leer los no versos del autor como si fuera un niño que se maravilla con su sensibilidad. Primero me preguntaba, debido a la frase del autor \\\"La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos.\\\", ¿Quién es Platero? ¿Su infancia, su recuerdo? ¿Es él de niño cuando vagaba por los campos andaluces? ¿Su alter ego? ¿El idílico lector al que se dirige? ¿El ingenuo pueblo o la bondadosa alma andaluza? ¿Es Platero su poesía, dulce por fuera y dura por dentro? ¿Su forma de ver la vida? Bastan leer –que en este caso es sinónimo de sentir- unas pocas de sus estampas, para olvidar estas preguntas y disfrutarlas y sentirlas sin más como si fueras un niño. Si alguien, probablemente mucho más hábil que yo leyendo poesía, sabe la respuesta a estas preguntas, le ruego que se las calle, me basta con la explicación del autor:

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva hueso. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
` Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que ser ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…
' Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel…
' Es tierno, mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
' -Tien’asero…
' Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.”

Para quienes vayan a imbuirse en estas sencillas “naderías” cantadas con una sensibilidad que las eleva a clásico, solo un consejo: Léanlas con calma, disfrutándolas y al ser posible en el campo o el huerto. Y si os es posible, tras finalizar la lectura, olvidad que han sido naderías.

Escrita hace 12 años · 4.6 puntos con 9 votos · @Tharl le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@sedacala hace 12 años

He ojeado Platero y yo, y llegado a la conclusión de que para mí, sería un empacho de sensibilidad. No llego hasta ahí, pero me ha resultado muy curioso como en el primer fragmento que transcribes has escrito "esquisito". Y lo has escrito bien, por que así, es como quería Juan Ramón que se escribiese. Sus traducciones de la obra de Rabindranaz Tagore utilizan esa ortografía y la reseña que yo escribí en LAS PIEDRAS HAMBRIENTAS, también la escribí así.

@Tharl hace 12 años

No sabía que J.R.J hubiera traducido a Tagore. Tengo en mi biblioteca sus poemas de "La luna nueva" y su obra de teatro "El cartero del rey" y me acabo de abalanzar sobre ellos a ver si tenía la suerte y los tenía traducidos por el novel español, no la ha habido. Lástima. Me gusta la actitud de Juan Ramón hacia la ortografía. No tiene inconveniente en romperla en aras de la belleza y la estética, al igual que sus juegos y maestría con los signos de puntuación son una maravilla. Al leerle a mí también me parece más correcto "esquisito" que con la basta "X", ¿Falta de ortografía? Lo sería si lo hiciera de la otra forma sabiendo que existe la posibilidad de que suene mejor.

Platero y Yo, puede que te resultara un empacho de sensibilidad, no sé yo. Pero a cualquiera que si devora creo que le pasará igual, tal vez leyéndolo poco a poco... A mí me ha acompañado durante varios meses y no me arrepiento.

@_567_ hace 12 años

A mí el adjetivo "Exquisito" con "S" me hace daño a la vista, me temo que si Platero hubiera visto publicada la novela de la que fue protagonista le daría una coz al bueno de su creador...

* A los niños hay que darles libros de caballerías si eso es lo que desean leer, libros de burrerías también pero en menor grado y conste que el poema en prosa de JRJ me parece muy sensible para cierto público, como bien titula Tharl!

@Tharl hace 12 años

Supongo que JMJ (:P) prestaba más atención al sonido que a la grafía.
*Debe ser un placer escuchar el libro de Platero y Yo bien leido.

@_438_ hace 11 años

Estoy totalmente de acuerdo con Tharl en su reseña a "Platero y yo". Como no lo puedo expresar mejor, solo queda apoyarlo. Gracias a Juan Ramón Jiménez y gracias a gente como Tharl que sabe sacarle el mayor jugo.

@Tharl hace 11 años

Vaya, Aurea, gracias :D
Tengo buen recuerdo de Platero, no fue una lectura de esas lecturas inolvidables que marcan la vida, pero sí la recuerdo con especial ternura.
Un abrazo

@nikkus2008 hace 10 años

Son las 4:20 am. Estoy limpiando y ordenando un poco la biblioteca. Encuentro, entre otros libros un poco apartados, a "Platero y yo", libro que nunca me animé a leer y creo, que nunca leeré. No porque subestime o menosprecie el libro en si, sino porque creo que sería demasiado para mi. Está dedicado por mi abuelo (muerto hace ya 24 años - y aun lo recuerdo) a mi madre; este detalle le agrega-y mucho más a estas horas- un no se que de aplastante melancolía opresiva. Estuve leyendo partes; simple y linda poesía; tierna y dulce, amable, acariciadora, evocadora de las bondades de la inocencia de la infancia. Mi vieja lo leyó -muchas veces, no tenía como nosotros ni bibliotecas ni internet- bajo los árboles de la casa de mi abuela, donde pasé extraños momentos de mi vida; este conjunto de situaciones, de realidades y recuerdos, potencian el posible efecto que la novela podría producirmepor si misma.
24 años es mucho tiempo, y siempre tuve nostalgia. Entre estas rápidas leídas de Jiménez y algo que leí de a partes de Gabriel Miró (me sorprende que nadie hable de él, ya que por lo poco que leí, me parece un monstruo, un verdadero y perfecto narrador) ya tuve suficiente; ahora, a seguir con Cumbres borrascosas o mejor todavía para levantar el ánimo, con La serpiente de Uroboros, ydespués si, ya más tranquilo y espero más contento, a dormir...
Linda reseña Tharl. Gracias...

@Tharl hace 10 años

Casualmente yo también (re)leí algo de Platero y yo el otro día (poco). También me encontraba melancólico y quería releer poesía, recordaba también otros poemas de Ramón Jiménez que he tenido que leer recientemente -mucho menos transparentes-, y algún comentario de mi tutor, y decidí retomar algunas lecturas sueltas del libro.

Siempre hablamos, y así hice yo, de la sensibilidad del libro, de su ternura. Simple y linda poesía; tierna y dulce, amable, acariciadora. Pero, como suele ocurrir en estos casos, hay cierta crudeza y mala leche en el libro que solemos pasar por alto: retrasados y animales maltratados, enfermos muertos súbitamente o electrocutados por el rayo, por ejemplo (y hablo de memoria). Platero tien’asero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

Lo estaba leyendo antes de ver tu comentario y tengo que recomendártelo, lee a Proust. Al leerte, por alguna asociación inconsciente de magdalena, he pensado: “Proust, le va a gustar a mi amigo Nikkus, le va a gustar”.

@Faulkneriano hace 10 años

Odio (cordialmente) a este burrito.

@nikkus2008 hace 10 años

Yo también creo que me va a gustar, y no por una simple intuición, o por cierta obligación, por decirlo de alguna manera, sino porque varios fragmentos leidos al azar me han impresionado y creo que se ajustarán a mi gusto (intuyo como algo de Baudelaire en él ¿puede ser?). Tengo en dos tomos de Aguilar los siete libros de "En busca del tiempo perdido", pero es en dos columnas y no quiero quedarme ciego leyendo; creo que los voy a vender y comprarme de apoco aunque me salga más caro, los siete tomos por separado a medida de que los vaya leyendo. Quiero leer a Celine y a Joyce pero no se si me va a dar la cabeza para tanto; no estoy en mi mejor etapa de concentración. Llevo como unos seis días leyendo "Cumbres borrascosas" y seguro que en una situación más propicia me hubiera durado un par de días.
Lo próximo quiero que sea Celine o Proust, eso seguro.
Y nada de odiar cordialmente a ese burrito Faulk, no odies a ningún animal por favor...

@nikkus2008 hace 10 años

Y gracias por la recomendación Tharl; un abrazo amigo y otro para el "malo" de Faulkneriano, odiador de burritos buenos...

@nikkus2008 hace 10 años

Ah, me olvidaba ¿no dicen nada de Gabriel Miro?

@Faulkneriano hace 10 años

Orfebre, pasamanero (¿conocés la palabra?), artesano hiperestésico: ese es Gabriel Miró. Le respeto tanto como le temo: en casa andan (desde hace tres décadas) Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso, que he empezado y no concluido dos o tres veces. Tiene todo a su favor para ser olvidado: lento, moroso en las descripciones (a veces parece que su ideal consistiera en una novela formada con una única descripción: imagínate los sudores fríos que puede provocar en los lectores del siglo XXI), rural y provinciano, piadoso, mojigato. Y sin embargo un prosista de primera.

Prometo que si finalmente termino los volúmenes anotaré en la primera página: por sugerencia de Nikkus.

@Tharl hace 10 años

Proust fue un gran admirador y estudioso de Baudelaire. En "Contre Saint-Beuve" creo que tiene un interesante ensayo sobre el autor maldito. Pero no sabría decirte exactamente cómo se proyecta la sombra de Baudelaire en "A la búsqueda del tiempo perdido". Soy muy mal lector de Baudelaire.

De Gabriel Miró solo he leído un par de extractos, creo que de El obispo leproso. Mis impresiones coinciden con lo que dice Faulkneriano (burros aparte). Preciosista y moroso le describen muy bien. Los extractos me parecieron deliciosos, pero no sé si sería capaz de leerme una novela entera tan morosa. Debió dedicarse a la poesía en prosa, como Platero. Ahora que Faulkneriano confirmó mis sospechas, no recomendaría Miró a ningún lector de nuestro siglo; sí a lectores de siglos pasados, de otra sensibilidad.

@nikkus2008 hace 10 años

Orfebre si, pasamanero no, artesano hiperestético me encanta; e increíblemente yo -a pesar de mi insistencia- tampoco leí nada completo de Miró y sólo me conformé con leer párfos sueltos, de tal magnitud, tan terriblemente expresivos, que siempre sentí que me superaba, que debía dejarlo para más adelante. Bueno, tengo varios libros (que conseguí casi regalados en diferentes librerías: "Años y leguas" por 1 peso, y así lo conocí; luego, en Mar del Plata, me compré como seis juntos, a sólo 2 pesos; no lo podía creer, en fin...) y como vos intentaré llerme alguno; en realidad en la mochila (ya está despedazada, y no es un modo de decir, literalmente se me está por romper en las costuras por el peso de los libros) tengo "El ángel, el molino, el caracol del faro". Es cortito y de capítulos también bre.ves. A ver si ahí puedo con Miró y me gustaría que te animaras Faulk, ¡te animaste a Joyce! ¿no te vas a animar a Miró?.

Me imaginaba, amigo Tharl, que Proust debió beber algo del bendito Charles...le tengo ganas, muchas, muchas ganas a Proust. Y te comento luego que me parece este libro cortito de Miró, a ver si con ese te podrías animar...

@Tharl hace 10 años

A propósito, este año Platero cumple 100 años. No debe ser tan blando.