TEATRO ESCOGIDO

Portada del libro TEATRO ESCOGIDO

Autor
AUGUST STRINDBERG
ISBN/ASIN
9788420632957
Género
Teatro
Editorial
ALIANZA
Edición
2006
Páginas
352
Creada por
Faulkneriano

Sinopsis

Entre los creadores del drama moderno Strindberg ocupa un puesto excepcional por la solución que dio a la crisis en que, hacia 1880, el teatro europeo se encontraba. Su "dramaturgia del yo" -como la llama Sanchis Sinisterra- basa la obra "no en la unidad de la acción sino en la del yo del personaje", como dice Szondi, para quien "ni la unidad del tiempo ni la de lugar se hallan en consonancia con la unidad del yo", porque "en la medida en que la acción objetiva se ve reemplazada por el camino subjetivo, las categorías de tiempo y de lugar pierden su razón de ser". Este es el máximo mérito de Strindberg: que el yo épico se disfraza de personaje dramático y que su obra sirve tanto de inventarlo de los problemas del drama de fin de siglo como de catálogo de la profunda y múltiple angustia de su contradicción. Rilke definió este teatro como "acto de violencia" y eso es lo que es: la violencia derivada de un determinista nihilismo genético que obliga a cada personaje a ser víctima de una ciega y despiadada ley que condiciona su vida, su historia y su carácter.

Este Teatro Escogido -publicado en 1982 y reeditado ahorar- eúne seis títulos de Strindberg: El padre (1887), La señorita Julia (1888), Acreedores (1888), La más fuerte (1888), Paria (1889) y La danza de la muerte (1900). La primera, estrenada en Copenhague el 14 de noviembre de 1887, es una obra sobre la lucha de los sexos, ("el amor entre los sexos es lucha"-dice Laura) y "el dolor que nos causa la frustración de nuestros más ardientes deseos o el recorte de nuestra voluntad", en la que la mujer es presentada en toda "su instintiva maldad" y los hombres casados, a la luz de su imagen más grotesca. En ella, como en casi todo el teatro de Strindberg, hay un asesinato psíquico visto como crimen perfecto: un tipo de muerte producida por el sufrimiento a que toda relación da lugar. En el prólogo a La Señorita Julia, Strindberg expone una idea nueva del teatro, basada en la compleja motivación de las ideas y la pluralidad de los puntos de vista de unos personajes "sin carácter", que asisten a la pérdida del sentimiento de culpa pero que no pueden librarse de las consecuencias de la acción. Suprime las candilejas que impedían a los actores hacer uso del "eficaz instrumento de sus miradas", elimina la división en actos y utiliza, como recursos, el monólogo, la pantomima y el ballet. La Señorita Julia contiene también una profunda crítica social expresada con un eficiente lenguaje poético. Acreedores, estrenada el 9 de marzo de 1889, retematiza la imposibilidad del amor conyugal, y mantiene la línea de economía escénica: un decorado y tres actores. La novedad consiste en un subtema -los celos retrospectivos- y en un realismo casi naturalista, que analiza los usos y costumbres de unos individuos en lucha consigo mismos y con la sociedad. La más fuerte reduce aún más el número de personajes -sólo dos- que forman un biombo especular contrapuesto y que explicitan el pensamiento teatral de su autor: Su deseo de comprimir la acción en un solo acto y de eliminar, por innecesarias, la exposición, la peripecia y la catástrofe. Paria, adaptación libre de un cuento de Ola Hansson, sigue la misma línea de condensación -sólo dos personajes- que se enfrentan a la realidad de una vida concreta y a la dificultad de una justicia abstracta.

En cuanto a La danza de la muerte, escrita en tres semanas, su tema es, como vio muy bien Alfred Kerr en 1912, "las bodas de plata o la guerra casi de los treinta años": de nuevo, y como casi siempre en él, el conflicto matrimonial, el odio-amor y la imposibilidad de ser y vivir dentro del matrimonio. Pero esto, que es lo típico de Strindberg, recibe aquí un nuevo tratamiento dramático y hasta una especie de reformulación: el drama ahora no es -o no es sólo- de la relación o de la institución sino de la existencia. En las obras anteriores los hechos tenían una causa y, por ello, una posible explicación. Ahora no hay ni motivo ni causa: ahora hay sólo una inexplicable situación, similar por sus características al infierno. En ello reside su modernidad: en que, como dice uno de sus personajes, °la vida es verdaderamente extraña", tan extraña como, después de veinticinco años juntos, los cónyuges lo son entre sí. Como indica Alicia, lo que hay entre ella y su marido es "un odio completamente irracional. Un odio que no tiene motivos" y "que no acabará nunca". La isla real en la que viven es una metáfora de aquélla otra en la que, como pareja, cada uno de ellos está. Los personajes de Strindberg buscan un punto firme, un anclaje, pero no lo encuentran porque se pierden en la creación de su propia fantasía o se desploman ante la crueldad de lo real. La segunda parte incluye alguna variación con respecto a la primera, de la que viene a ser como un apéndice no menos destructor, porque proyecta su fracaso no ya en la pareja sino en la familia y en el tiempo. Esta selección del teatro de Strindberg da una muestra muy clara de sus temas y de lo que fueron las principales preocupaciones de una época de crisis y de quiebra de los cimientos del mundo burgués. Ni el yo sabía ser ni la sociedad daba con el modo mejor de representarse. Strindberg fue algo más que su cronista o su notario: fue su primer intérprete y su más desgarrado pintor.

Jaime Siles, EL CULTURAL

7


1 voto

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