Sinopsis
Luis Chamizo tiende como puente entre él y los demás su poesía, una poesía cargada de sentimientos y emociones que dan a su obra una vitalidad de existencia y experiencia inigualables. Las palabras del poeta aciertan a comunicar esa vitalidad con su decir habitando el espacio de vibraciones sonoras y táctiles. Su decir es un hablar con el corazón. El diálogo se realiza de espíritu a espíritu y lo que se dice se dice porque se siente, y se siente porque se dice. Manifestamos con ello que la fuerza de su poesía se apoya en la comunicatividad de sus palabras. Poesía sobria, recia, comunicativa, que adquiere pleno sentido en su verbalización, pues su palabra nace con vocación de oralidad.
Por la poesía de Chamizo pasarán hombres y mujeres de carne y hueso, seres “sintientes” como diría Unamuno con su carga de miseria y dolor pero también de alegría, y siempre llenos de vida, que es tanto como decir física y espiritual. Chamizo se fija en ellos, pone su mirada atenta, su visión de poeta al servicio de los que él denominó “los héroes sin gloria”: “los héroes del martillo y del arado; los que nunca tuvieron más amigos que al dolor, la miseria y el trabajo”.
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