GUÍA PARA VIAJEROS MEDIEVALES

Autor

NILDA GUGLIELMI

Título original

GUÍA PARA VIAJEROS MEDIEVALES

ISBN/ASIN

9506920214

Género

Ensayo

Editorial

CONICET

Publicación

1994

Edición

1994

Páginas

448

Creada por

EKELEDUDU

Sinopsis

Dice una poesía del acervo anónimo español: "El tirste que quiere/ partir y se va,/ adonde estuviere/ sin sí vivirá". Aun transitoriamente, quien se aleja de la tierra natal se verá expuesto a vivir sin parte de sí, de su esencia. Identidad y meollo que pueden expresarse en ámbito, paisaje, afectos, leyes, costumbres propios y conocidos. Quien se desplace, quien se aleje de gentes y espacios acostumbrados, verá peligrar identidad y amparo, disfrutará o sufrirá de exotismos y novedades, el asombro -gozoso o dolido- le serán cotidianos.

Aventura, curiosidad, intereses de diverso tipo -también piedad- serán motores de las gentes que abandonan Europa para realizar viajes a Oriente, al más cercano o al casi impensable corazón del Asia.

Preparativos afanosos, viaje marítimo pleno de incomodidades y también de anécdotas risueñas o dramáticas y, por fin, el ansiado puerto.

Estos viajeros -más de una veintena- que transitan mares, que recorren tierras extrañas y lejanas, dejarán testimonio de sus peripecias, de sus impresiones, de sus gozos y temores. Recelos y ansias los acompañan siempre en este descubrir.

Tal vez este descubrimiento no sea sólo exterior; en una aventura en la que no siempre valen riqueza y alto nacimiento, los temples se endurecen o flaquean, las situaciones límites los alcanzan constantemente y los prueban. Diversas serán las respuestas según quienes las ofrezcan sean místicos, embajadores, monjes llevados por afán de catequesis o curiosidad, laicos más o menos piadosos... Todos nos interesarán. Y veremos a los personajes, ya inmersos en un espacio peculiar y extraño, ya -tomando distancia- para ofrecernos paisaje y descripción. Hoy nos brindan sus vivencias -escritas según el talante y características de cada uno- que dejaron para quiar a sus contemporáneos en el ingreso a un mundo exótico y que nos permiten, a nosotros, adentrarnos en tiempo y gentes, tan vitales que las sentimos inmediatas.

Experiencias de cielo afeno, fructuosas, sin duda, pero que no borraron en la mayor parte de ellos la nostalgia de cierlo, de tierra propios.