Sinopsis
Un gran número de movimientos han surgido en la Iglesia, como fruto del Vaticano II . Estos movimientos y comunidades, por un lado, han sido celebrados y acogidos como unas gracia especiales de Dios en estos momentos de cambio tanto en la sociedad civil como en la Iglesia. Pero, por otro lado, han sido minusvalorados e incluso tenidos como vagos sentimentalismos religiosos aislacionistas y al margen de la pastoral general de la Iglesia.
¿Cómo saber que estos movimientos se deben, ciertamente, a la acción del Espíritu? ¿Qué criterios de discernimiento hay para ello?.
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