DIARIOS

Autor

JOHN CHEEVER

Título original

The Journals of John Cheever

ISBN/ASIN

9788496580107

Género

Biografías, Memorias

Editorial

EMECÉ

Edición

1991

Páginas

504

Creada por

Faulkneriano

Sinopsis

Hay libros que están muy bien en las estanterías de nuestra casa o de las librerías, y ahí deben quedarse, quietecitos, sin ser abiertos, y mucho menos leídos —con la de cosas que se pueden hacer en los ratos libres, por Dios. Hay otros libros que sí, que merecen la pena; son esos que consiguen que al llegar a la última página cerremos los ojos y demos un golpe con las tapas en la mesa, como si hubiéramos disfrutado de un trozo del pastel de la literatura y nos relamiéramos.

Y finalmente hay otros, los menos, que pueden considerarse libros imprescindibles, esenciales, para darse un atracón. Los Diarios del escritor estadounidense John Cheever, publicados recientemente por Emecé Editores, es uno de esos pocos, poquísimos libros que no hay que perderse .

Cheever, premio Pulitzer y eterno candidato al Nobel, fue capaz de escribir varias novelas y ciento y pico relatos, la mayoría publicados en la revista “The New Yorker”, en los que creó una mitología de lo cotidiano que nos asombra por sus historias mínimas y a la vez deslumbrantes. Eso lo he sentido yo, a ese hombre le conozco, pensamos. A sus personajes les suceden cosas minúsculas cuando cortan el césped de su jardín o acuden a las fiestas que dan sus vecinos, o cuando esperan el tren en la estación, pero Cheever, con su escritura, dota la existencia de sus protagonistas de un fulgor que las hace excepcionales. Así, vidas grises se convierten en prototipo de las nuestras, porque eso es nuestra vida, reconozcámoslo: una existencia llana, uniforme, sin sobresaltos... hasta que sucede algo, si es que sucede.

Bien, pues los Diarios de John Cheever son, para entendernos, como la génesis de sus cuentos. De aquí salió todo lo demás. De estas páginas, casi quinientas, escritas en cuarenta años, solo puede extraerse literatura. Literatura licuada, literatura en estado puro. El día a día de un escritor. Cuando habla de las relaciones con su esposa y sus hijos, de sus batallas contra el alcohol, de sus delirios homosexuales y su sentimiento de culpabilidad, Cheever lo hace con maestría literaria y hace que nos emocionemos, tanto por su dulzura, que la tiene, como por su mezquindad, porque era mezquino y egoísta, y en eso se nota que los Diarios son sinceros, porque hasta el final de su vida nunca pensó en verlos publicados. El buen escritor no tiene por qué ser a la vez buena persona.

Sus páginas son auténticas de verdad, de una belleza excepcional, a veces desasosegante, a veces lírica, y nos meten en su vida diaria, en su quehacer de escritor, sin darnos cuenta. En ellas hay bocetos de cuentos de tan solo unos párrafos, que luego se convirtieron en obras maestras, y también quejas, y miedos, y lujuria y ansiedad. ¿Quién se atreve a confesarse consigo mismo durante tantos años y de manera tan descarnada, y encima consigue traspasar esos sentimientos a páginas literarias antológicas?

Martín Piedra. Literaturas.com