Sinopsis
Este librito trata de tres temas aparentemente muy diferentes: las castas, la razas y los principios y criterios del arte universal.
El interés de la primera parte se revela muy rápidamente cuando se ve que la intención del autor no se limita a una explicación, aunque muy informada y muy informativa, del sistema de las castas en la India -sistema que el occidental en general tiene muchas dificultades para comprender-, sino que extiende esta noción de casta a la de las tendencias profundas de la naturaleza humana que se encuentran en todo hombre de una u otra manera, incluso en una sociedad que no se basa sobre tal sistema.
Estas tendencias dan fe del grado de contemplatividad o de ausencia relativa de contemplatividad que posee un hombre, lo que determina igualmente su forma de inteligencia, la orientación de su voluntad y el grado de integración de sus elementos psíquicos y físicos. En este capítulo se dibuja una antropología que Frithjof Schuon desarrollará con más detalle, en diversas ocasiones y desde diversos ángulos, en varios de sus libros posteriores. Aunque poseamos todos en grados diversos estas tendencias, lo importante es saber cuál predomina en nosotros y en los demás: eso permite discernir mejor y comprender mejor nuestras actitudes y nuestros comportamientos, así como el de nuestros semejantes, al menos en el aspecto de la espiritualidad, aspecto que, para el autor, es el más importante . A esta perspectiva magistralmente expuesta en este libro, y que será ciertamente un "descubrimiento" sorprendente para muchos lectores constantemente adoctrinados por el igualitarismo moderno, se añade una importante digresión sobre el estatuto que hay que dar, en este contexto, al mundo obrero.
El segundo capítulo continúa, en otro plano, el estudio del hombre. De nuevo, el autor saca un excelente partido de la teoría hindú de los "gunas" para explicarnos lo que representan las razas en la superficie del globo. Este capítulo pone de relieve, para cada raza, las cualidades particulares que la distinguen de otras razas. El texto demuestra un conocimiento preciso de esta cuestión algo espinosa y no deja nada al azar. Da también todos los criterios que permiten comprender una raza diferente de la nuestra, sin racismo, pero también sin antirracismo, pues las dos ideologías son falsas. Si hay un texto que presente de la manera más verídica lo que deberían ser las relaciones entre las razas, sin duda es éste. En efecto, el texto nos permite, con una intuición y una objetividad poderosas, apreciar en la otra raza las cualidades que nos faltan y de ver en nuestra raza los defectos hacia los cuales tiene tendencia a dirigirse. Una vez aclaradas las cosas, queda, aparte de otras consideraciones mucho más profundas, un conjunto de consideraciones y de consejos destinados a favorecer un entendimiento sereno y complementario entre las diversas razas del mundo.
Finalmente, con el último capítulo, nos damos cuenta de que los principios metafísicos y cosmológicos que se encuentran en la base de los análisis (o de las síntesis) de los dos capítulos precedentes encuentran igualmente su aplicación en el arte. Varna ("casta" en sánscrito) significa "color"; las razas están en relación evidente con el color; y el arte combina líneas y colores. Ahí también, los colores son percibidos a partir de la "luz" pura, a saber, la metafísica integral, la Sophia Perennis. Hablar de un arte universal tras haber expuesto tantas diversidades espirituales, psíquicas y fisiológicas, corre el riesgo de ser un trabajo bien difícil. Pero el artista o el artesano, ya sea blanco, amarillo o negro, se divide también en "espiritual" y "mundano", y es esta distinción capital la que permite a Frithjof Schuon hacer valiosas demarcaciones, en las obras humanas, entre un arte "sagrado" profundamente inspirado por lo divino bajo todas sus formas, un arte más profano, y un arte propiamente antiespiritual. Esta perspectiva abre vías de percepción de las obras artísticas raramente presentadas tan claramente. De lectura obligada para todo artista deseoso de reencontrar en el fondo de su consciencia las verdaderas raíces de la inspiración. El filosofo y admirador de obras de arte en general sacarán de ello igualmente gran provecho. El arte no es una cosa que se deje a merced de los gustos y de las modas, es, cuando apunta a la belleza con veracidad, algo eminentemente objetivo, y este libro provee todas las claves para darse cuenta de ello de una vez por todas.
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