PESAN por Faulkneriano

Portada de LAS ROSAS DE PIEDRA

Me gustan las catedrales, me gustan los viajes, me gustan las notas de interés humano... pero el planteamiento de la obra se revela, a la tercera o cuarta visita, un tanto mecánico.

Se terminan agradeciendo, más que las notas históricas o artísticas, que tienen cierto aire de manual o de guía turística, los lances y los personajes, sobre todo eclesiásticos, que el viajero (un poco a la manera de Cela, aunque sin su excelencia estilística) va encontrando en su periplo. Asomarse a las personas asociadas al culto (canónigos, párrocos, guías turísticos, sacristanes, señoras de la limpieza) no deja de ser original en estos tiempos que corren.

Pero el resultado final es algo insatisfactorio, porque los mimbres del viajero no dan para mucho, y sus anotaciones de cronista, en visitas de uno o dos días, son un poco simples; será que su bagaje cultural tampoco da para mucho más. Bécquer hizo lo propio en Las catedrales de España, con bastante mayor fortuna, pero su estilo era, cuando menos, mucho más poderoso. Con el tiempo quedará el apunte sociológico. Lo peor es que le falta otro tomo que no sé si llegaré a leer.

Escrita hace 13 años · 0 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 5 ·

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