MUESTRA DE HISTORIA HETERODOXA por Faulkneriano

Portada de EL CONDE-DUQUE DE OLIVARES

Gregorio Marañón, buen médico y buen escritor (condición antes nada rara y ahora cada vez más extraña) acomete un triple reto y, cosa rara, sale victorioso:

1. Este republicano se pone a escribir sobre el vértigo del poder y los peligros de la ambición justo en 1936, con Mussolini y Hitler in mente y con Franco a las puertas, y publica un libro (le causaría, supongo, algunos problemas a posteriori) que es una requisitoria en toda regla contra la pasión de mandar y, a la vez, un fascinado y fascinante retrato de un déspota eficiente, trabajador, imbuido de una cierta grandeza y a la vez terriblemente humano.

2. Defiende a capa y espada, con buenos argumentos, a veces hoy desfasados pero sumamente convincentes, la persona de uno de los hombres más poderosos del siglo XVII, y, a la vez, más atacados, vilipendiados, denigrados y discutidos de nuestra historia. Hace a la vez de panegirista y crítico, de valedor y de abogado del diablo, lo que no es siempre fácil.

3. Consigue una obra literariamente sobresaliente, llena de momentos cargados de emoción (cosa más que rara en una obra de historia), aportando siempre el documento preciso, la cita justa, la anécdota bien traída y hasta sus propias vivencias en la reconstrucción de la vida del valido de Felipe IV.

Los libros de Elliott o de Tomás y Valiente, por poner sólo dos ejemplos conocidos, son historiográficamente más satisfactorios, pero la obra de Marañón, personal y apasionada, es más valiente y heterodoxa y, sobre todo, de gran altura literaria. Su versión de los misterios del convento madrileño de San Plácido, los últimos días de la condesa en la Corte antes de su ignominiosa expulsión, sus páginas sobre el bastardo del valido o el retrato de éste esperando en un coche, en medio del páramo, a don Luis de Haro, su sobrino y sucesor, para que le confirme su desgracia y le comunique los términos exactos de su destierro son soberbias.

Quien esto suscribe es doctor en Historia, especialista en Historia Moderna, nada amigo de los amateurs (el libro del periodista Eduardo Chamorro sobre el conde-duque es horrible), más amante de los libros de historia que de las novelas históricas (deformación profesional, supongo) y devoto de John Elliott, pero le ha emocionado la pesquisa de un médico liberal, catedrático de endocrinología, escrita en plena república, sobre un personaje apasionante, contradictorio y bien alejado, supongo, de su ideal humano. Recomendable para lectores sin muchos prejuicios, capaces de conciliar que alguien llegue al poder por medio del favor, del cálculo y de la adulación y que, a la vez, encare con decisión y entereza los múltiples problemas de la monarquía española. Maniqueos abstenerse.

Escrita hace 13 años · 0 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 8 ·

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