Otro libro que entra en la categoría de El Principito o de Alicia en el país de las maravillas. Y viendo los votos me reafirmó en ello porque los hay de todos los colores desde el 1 hasta el 10.
Este libro desde luego no es fantástico en el sentido habitual que creo que todos le damos a esa etiqueta. Es más bien alegórico en linea, por ejemplo, de El desierto de los tártaros. Por tanto es normal que los amantes de la fantasía "pura", de aventuras, se aburran como ostras con la historia lenta (y sin demasiado interés en sí misma) que se nos narra.
Vale, pero precisamente para mí sí podría haber sido un libro muy de mi gusto con su continua reflexión sobre el paso del tiempo, las fases de la vida, la futilidad de nuestros más recónditos deseos, el "olvido" que a todos nos va a alcanzar, etc. etc.
Pero como indico en el título de la reseña, no he conseguido en ningún momento entrar en el libro. Me parece, así de primeras, extremadamente largo para lo que cuenta. Con una cuarta parte del tocho, iba más que sobrado. Y no estoy exagerando ni una página en la dieta que a mi juicio se le podría haber metido al libro contando exactamente lo mismo. Pero claro eso es síntoma claro de que toda su poética prosa y todos sus juegos metafóricos con trasgos, gnomos y niños del País de Nunca Jamás me estaban resbalando más que al propio Gudú con su encapsulado corazón...
Yo he aguantado hasta el final con santa paciencia por si en los postres hubiera algún ramalazo último que dotase de mayor cohesión y sentido al conjunto. Pero qué va, es todo uniforme para lo bueno (si os está gustando) o para lo malo (como en mi caso). Por tanto solo os puedo dejar este consejo: si en la página 200, (o antes), no os sentís cómodos en su lectura, abandonadlo sin miedo. Todo el libro es más de lo mismo sin especiales revelaciones ni novedades.
Escrita hace 4 días · 0 votos · @arspr le ha puesto un 4 ·