No importa que el libro sea un tochazo de 1.200 pagínas, tampoco importa que no te gusten los libros de historia ni del imperio romano, coge el libro y disfruta como un niño. Sentirás estar sentado en las gradas del circo romano y oirás el relincho de los caballos en las carreras, notarás como te corre el sudor por la espalda y creerás estar en medio de cada batalla, disfrutarás y padecerás, a partes iguales, por cada gladiador en sus luchas a muerte. Las sensaciones son extraordinarias, el disfrute máximo. Eso si, tiene un defecto, es adictivo.
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