Un buen libro pero no un gran libro por arspr

Portada de SOLDADOS DE SALAMINA

No he podido resistirme a parafrasear al propio autor en cómo se refiere él mismo a Sánchez Mazas, el "aparente" protagonista del libro.

Este es el segundo libro que leo de Cercas, un eterno pendiente que al final he tachado de la lista. Y he de decir que no me gusta demasiado el autor y su estilo, al menos extremadamente similar entre este libro y "La velocidad de la luz". Me resulta un tanto cansino esa especie de relato pseudoverdadero, esa "falsa" autobiografía que emplea para enmarcar ambos libros. En particular en este, la falsa modestia de "soy un periodista, no escritor y bastante mediocre" y el toque humorístico, (o al menos "simpático"), de su novieta Conchi se me estaban atragantando sobremanera.

Pero en realidad nada de esto es lo importante del libro, sino en realidad Sánchez Mazas y sobre todo Miralles obviamente. De hecho toda la estructura del libro está pensada para culminar en él. La primera parte nos introduce al Cercas alternativo y cómo llega Sánchez Mazas, la segunda nos describe a éste y la tercera a Miralles porque "a la novela le faltaba una pieza", (mención casi literal del propio libro). Y la verdad es que esta propia estructura es un buen ejemplo del "buen libro, no gran libro" porque es efectiva, culmina la historia en el punto álgido tanto narrativo como emotivo, pero es absolutamente previsible con un nivel nulo de sorpresa. Y esto no es malo por sí solo, salvo que Javier se empeña en "ocultarlo", (ejem, ejem, las comillas son un pelo sarcásticas, solo un pelo...), cuando es obvio desde el primer momento. Te cuento la historia del lado Nacional pero hay uno que te ha perdonado la vida y "falta una pieza"... Por favor, hasta un niño de párvulos rellena los puntos suspensivos. ¿Por qué te empeñas en esta falsa "intriga", (de nuevo con comillas gigantes), que en realidad no aporta nada?

Y luego en realidad, está que el fondo de la novela es Miralles y solo Miralles. Todo es una excusa, una preparación para llegar al momento final cumbre de describir al héroe derrotado, al héroe real que en realidad nunca quiso ser héroe, al paria que simplemente estuvo en el momento justo (o en el momento equivocado) en donde tocaba. Y para ello se le contrapone con toda la dialéctica falsa y absurda de los que siembran guerras buscando heroísmos de fanfarria, himnos y tiempos pasados. Y he de decir que, aunque casi rozando la sensiblería, (como el propio autor reconoce en palabras directas de Vargas Llosa en el epílogo a la edición de 2015 con las que coincido plenamente), aunque podía haberle salido el tiro por la culata, es precisamente esa contraposición emotiva y visceral la que en mí ha conseguido tocar la tecla correcta. Porque he disfrutado más en esa tercera parte claramente tendenciosa que en, por ejemplo, todo el batiburrillo de palabrería y descripciones abstrusas de la segunda sobre qué significaba o no ser falangista o fascista y por qué esto se distinguía o no del franquismo.

No obstante no deja de ser curioso que el libro al final funcione en un plano emotivo, visceral, de épica, (aunque sea de la épica de perdedores de los cuatro moros, un negro y un español), y que, a la vez, en su mayor parte se trate de hecho de una crítica y condena velada a la épica de tiempos pasados, de países y sociedades pretéritas, que en realidad nunca existieron como sus románticos y fanáticos defensores recuerdan y anhelan, y que constituyó (y constituye desgraciadamente) la ideología central de todas las ultraderechas... Esto de apagar el fuego con fuego, (por mucho que sea del color contrario y "correcto"), tiene algo raro, digo yo.

No, lo importante de Miralles, no es su marcha por el desierto (aunque sea lo que acongoje). Lo importante son, como el propio libro también recoge pero no remarca, no convierte en eje central, los hijos y mujeres, vida en definitiva, que los muertos no tuvieron, por el simple hecho de estar muertos. Y sobre todo muertos porque unos grandísimos hijoputas se imaginaron que las tradiciones, la gloria del país y no sé cuántas gilipolleces más, estaban en peligro y tenían el mandato divino de preservarlas.

Escrita hace 6 meses · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Tharl hace 6 meses

Cuánto me ha alegrado tu reseña, arspr. Me sentía solo en mis más y mis menos con Cercas. 'Soldados de Salamina' me parece su libro más redondo, aunque 'Anatomía de un instante' sea probablemente el de mayor ambición y arrojo; su trilogía policíaca, en cambio, es de vergüenza. Mi problema, de todos modos, no es con su habilidad ni sus libros: es con el propio Cercas. Alguien con quien, tras leer su obra, no perdería ni un minuto. El quid de la cuestión es aquello que tan bien identificas como épica.

Todas las novelas de Cercas tratan sobre el heroísmo; heroísmo de los fracasados si quieres pero heroísmo al fin y al cabo. Y el heroísmo lo encuentra tanto en el bando golpista (en 'El monarca entre las sombras' hay un Miralles falangista) como en el republicano o, por igual, en los gestos de Carrillo, Suárez y Gutiérrez Mellado el 23 de febrero. Y como todo para Cercas se reduce a la épica, todas las razones históricas, toda la legitimidad, toda la verdad de los conflictos se diluyen en el heroísmo individual. Y qué te voy a decir, pero esa manera de entender la historia y la actualidad, con la vehemencia además con que lo hace Cercas, me parece de una sensibilidad adolescente y abotargada insufrible. Como tú dices, es el pegamento sentimental de la ultraderecha vertido en la equidistancia.

Lo que a mí me interesó mucho de 'Soldados de Salamina' es cómo mediante la autoficción Cercas inscribe en la novela su punto de vista: desinteresado primero y siguiendo un arco de interés por el pasado y sus personajes a lo largo de la narración. Ese arco, que culmina en el reconocimiento de Miralles, es lo que hace el final tan emocionante. Además, al inscribirse en la narración Cercas se construye en el propio texto como juez. Un juez, si no imparcial, si externo y capacitado de enjuiciar, siempre en términos épicos y morales, a uno y otro personaje, a uno y otro bando y a la literatura de Sánchez Mazas, reproduciendo además tesis tan obsoletas y falaces como la de Trapiello en las 'Armas y las letras'.

@arspr hace 6 meses

Pues me lo estás abrasando... No me quedaban muchas ganas de leer más "Cercas", pero con tu descripción temática me lo has defenestrado.

Tan solo una pequeña reflexión, Tharl: ten cuidado con las "razones históricas" y la "legitimidad". A la que te descuides es facilísimo caer uno mismo en dichas mismas épicas venenosas, (cada uno en su versión "correcta")...

Para mí no existen las "razones históricas", me las paso por el arco del triunfo. Me da igual lo que les pasase o no pasase casi a mis padres como para fijarme en mis tatarabuelos. Me importan mis derechos y libertades actuales y, por supuesto, mis injusticias actuales. (En todo caso la historia es simplemente un registro de errores y aciertos, una referencia para no intentar tropezar dos, tres y mil veces con la misma piedra; pero nunca una justificación en sí misma). Y si tú o yo reclamamos un derecho, o lo que sea, hemos de ser capaces de defenderlo porque es justo y ecuánime en sí mismo hoy por hoy y en comparación a nuestros conciudadanos. No porque hace 300, 100 o 10 años pasase o dejase de pasar no-sé-qué.

De hecho, sea yo muy bruto o cafre, cuando alguien me viene con una "razón histórica", me entran unas ganas tremendas de fusilarle (y con balas oxidadas, además) como medida defensiva preventiva... (Y para qué hablar de los que se arengan derechos, -ya que nunca se arengan obligaciones; la gente tonta, lo que se dice tonta, no es-, no ya solo por "razones históricas", sino por "colectivos", "pueblos" o zarandajas similares. No, las cosas han de ser justificables como seres humanos, punto. Pertenecer a un "grupo" no te puede dar ni quitar puntos).

@Tharl hace 6 meses

No creo que nos pongamos de acuerdo en esto -a mí sí me interesan, de hecho, el derecho y la historia- pero llevémoslo a lo literario. Cuando leo los Episodios Nacionales de Galdós o Soldados de Salamina u otra novela sobre la guerra civil, me interesa cómo se aborda la materia histórica con que trabaja el novelista. No puede entender la lectura fuera de esa relación de "puesta en escena", de cómo se da forma a un material aquí histórico. De ahí me rechazo a Cercas, quizás más moral que literario si acaso ambas cosas son separables; por ese abordaje que ambos coincidimos en llamar épico.

Tampoco me gusta, por poner otro ejemplo, cómo se aborda el material histórico en 'El jinete polaco'. Lo explicaba en la reseña que escribí entonces. El trabajo literario con la memoria de Muñoz Molina parte del reconocimiento de una brecha inimaginable entre su generación y la de sus padres y abuelos, siendo la novela el intento de suturar esa brecha a través de lo que la literatura en tiene de tejedora de mitos. Hay mucho realismo mágico en El jinete polaco.

La unión entre memoria y literatura que a mí me interesa, en cambio, es más documental. Se apoya en testimonios, en la realidad documental. Es una sensibilidad tal vez bebe más del cine (Noche y niebla, Hiroshima Mon Amour, Roma: ciudad abierta...) que de la literatura. Parte de trabajar una memoria material. Trabaja con cuerpos, testimonios, archivos, hechos; aspira al reconocimiento, la recuperación y la reparación; trata de desenterrar las cunetas para constatar lo pasado, lo perdido de ponerle nombre.

No veo aquí épica por ninguna parte. Pienso más bien que se trata de cuidados; creo en los cuidados. Son importantes en el espacio: lo local, lo vecinal, las redes de afectos y de solidaridad; y son importantes en el tiempo: entonces se llama memoria.

Por eso el tratamiento épico de Cercas y el sentimental de Muñoz Molina me parece que rozan la inmoralidad por cómo instrumentalizan esa materia de lo real para sublimarla en mito. Mito épico o mito sentimental.

@arspr hace 6 meses

Uff, loable pero casi imposible establecer una "verdad" arqueológica/histórica. Pero insisto loable, sin lugar ni a media duda, para todos aquellos que intentan ceñirse a los hechos, a los hechos grises, "científicos", aburridos, incluso aunque nos descoloquen. Sin prejuzgar, (o al menos intentando no hacerlo).

Pero no suele ser el enfoque de casi nadie, incluyendo a historiadores. Y mucho menos a políticos y literatos. Al final la "razón pura" es un tostón y lo que vale, nos entretiene y mueve es el corazón en la gran mayoría de las veces. Jugar a la lotería es una soberana gilipollez. Punto, sin discusión racional posible. Y todos tenemos más de un boleto de Navidad en el bolsillo... Así somos los humanos...

Incluso yo mismo. No sé con qué calidad, pero Cercas incluye ese enfoque histórico de "datos puros" (o todo lo puros que pudo o supo incluir) en su segunda parte de Soldados de Salamina al describirnos a Sánchez Mazas, la falange y los fascismos. Bien es cierto que esas digresiones son a la postre irrelevantes, es más, que él mismo hace irrelevante esa segunda parte pues no deja de ser preparatoria de la tercera, la de Miralles, la de la épica, la de las vísceras y los héroes. Pero es que incluso yo mismo, (y me juego el cuello que posiblemente hasta tú mismo), la considerarás no obstante mucho más flojita que dicha tercera parte: tan solo un paso constructivo en el libro, que sí o sí o sí solo funciona en su conjunto por dicho final (por muy tendencioso que sea).

Esto es claro ejemplo de nuestras propias contradicciones: yo mismo le critico al libro la épica torticera, (el apagar fuego con fuego que decía), pero al mismo tiempo la parte no-épica y sí-factual me ha llamado muchísimo menos la atención que dicha parte de banderas y fanfarrias (aunque sean de perdedores). Bien es cierto que puede que sea por la "justa" calidad de dicha parte factual, pero mucho me temo que, en realidad, no es por eso sino porque pesa mucho más mi componente de ver Sálvame y telefilmes chungos en vez de los documentales de La 2. Y es más que probable que al 99% de la población, (incluyendo a Javier Cercas), le pase lo mismo. Si eres capaz de mantenerte en el 1% restante no sé si asustarme o si darte la enhorabuena... ;-)

@Tharl hace 6 meses

Te soy sincero si te digo que lo que más me gusta de Soldados de Salamina y a lo que se debe mi puntuación es a la primera y segunda parte. Por lo que tiene, el comienzo, de inscripción del narrador, que será juez de los hechos, y su punto de vista en la investigación histórico-literaria; y por esa misma investigación material en la segunda. Me desagrada la novela precisamente por la forma en que pone todo esto al servicio de la épica y del mito, por cómo lo instrumentaliza. Lo que reconozco del final es su emoción patética, pero nada más. Y no creo que yo esté en un 1%: el reconocimiento que tuvo la novela se debe precisamente a esto. De igual modo, lo que más disfruto de 'Anatomía de un instante' es la descripción analítica de las imágenes del 23F.

En cuanto a lo otro, no seamos negacionistas tampoco. No existen las verdades absolutas, obvio, pero sí un método científico: la archivística, la revisión entre pares, el consenso científico, el contraste de fuentes, etc. Es un trabajo gris, pero apasionante, y afortunadamente muchos historiadores y arqueólogos están volcados en ello. Es nuestra salvaguarda a tantos relatos fake y a tanto mito identitario y tanta barbarie. Incluso un libro torticero, falaz y mentiroso como 'Imperiofobia' es fácilmente impugnable por los historiadores -y se ha hecho- gracias a que, al intentar presentares como una obra histórica con rigor científico, con su manejo de fuentes, etc., se puede señalar fácilmente dónde está operando la manipulación.