Las tetas de Tiresias por Shorby

Portada de LAS TETAS DE TIRESIAS

El subtítulo que acompaña a esta obra dice tal que “Drama surrealista en dos actos y un prólogo”. Surrealista desde luego, es.

Estamos ante una historia que se data en 1917 y nos presenta a Teresa, que está hasta el gorro de su marido y de que la sociedad marque el rol de que las mujeres tengan que ser sumisas y estar en casa… y un día se muda de sexo, abandonando a su marido y emprendiendo una carrera militar como señor (el momento del cambio de sexo, sublime). El marido obviamente debe de hacerse cargo de su nuevo rol autoimpuesto como “mujer”, dejándonos escenas de lo más rocambolesco.

Independientemente de que no me haya cuajado, ya que es uno de los pocos casos en los que sí “necesitaría” ver la obra en teatro –pues se me ha quedado muy corta como obra de teatro leída, tiene cosas demasiado absurdas como para que me funcionen como lectura-, me parece súper arriesgada para la época en que se publicó, que además estaban en plena Guerra Mundial y no estaba precisamente el horno para bollos, ni para tetas. Aunque viniendo del autor que viene, tampoco es de extrañar que nos traiga algo tan irreverente.
Además es la primera vez que se utilizaba el término “surrealista” en nada referente al arte, que unos pocos años más adelante daría nombre a uno de los movimientos más potentes de principios de siglo.

Sí es cierto que Apollinaire tiene un estilo que te tiene que gustar, independientemente del tema que trate –que en este caso, son ideas precursoras sobre el feminismo, entre otras cosas, y también se lanza a hacer alusiones pacifistas… recordemos en qué año nos encontramos-; y es que su forma de narrar, con esa ausencia de puntuación, esos ramalazos tan extraños en los personajes, esas onomatopeyas que te dejan con cara de “qué coño estoy leyendo” y a la vez me hacen tantísima gracia… te tienen que entrar. Y entiendo que es difícil que entre.
No me quiero ni imaginar lo que fue ver esto en la época en un teatro en directo. Como detalle extra, en su día se acompañó la obra con cositas de Picasso.

Si por algo se caracteriza Cátedra es por unas ediciones súper cuidadas… y esta no iba a ser menos, empezando por todo ese contexto inicial –muy muy interesante- en el libro y acabando porque esta es una edición bilingüe, la mar de apañada.

Siempre es un gustazo visitar al autor, si es de la mano de esta editorial, más aún.

Escrita hace un año · 5 puntos con 1 voto · @Shorby le ha puesto un 5 ·

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