Muy original pero hay algo que no acaba de funcionar por arspr

Portada de LA QUINTA ESTACIÓN

He llegado a esta trilogía porque para bien o para mal es la primera que ha conseguido ganar los premios Hugo al completo en tres años consecutivos. Es decir que, por lo menos, el beneficio de la duda positiva hay que concedérselo por muy crítico que uno sea con este tipo de premios "comerciales".

Y ya puestos he decidido meterme la trilogía en continuo en vez de torrijas en esta Semana Santa tan atípica que hemos tenido, (aunque desde luego haya sido ya un avance desde la pasada...) Así, esta reseña es de toda la trilogía al completo y así puedo juzgar mejor todo su desarrollo al completo.

Desde luego para comenzar es claro que hay que reconocer la originalidad del planteamiento con esa magia, "orogenia", tan extraña vinculada a movimientos tectónicos y magma en general (y en particular). De manera que le permite a la autora construir un mundo bastante coherente, (al menos a primera vista), y atípicamente cercano, donde día sí y día no, (bueno luego resulta que no es ni de lejos tan así), toda la civilización colapsa porque se produce un invierno pseudo-nuclear, (la mencionada Quinta Estación del primer libro sobre las cuatro habituales), causado por la explosión del megavolcán de turno.

E igualmente cercano nos resulta la caza de brujas y exterminio literal que sufren aquellos ¿afortunados? con el don de poder controlar y usar esa orogenia y que resulta que además son indispensables para garantizar que se pueda extender algo más el periodo de medio calma entre supervolcanes sucesivos.

Con estos ingredientes base se traza la historia vital de la protagonista, que evidentemente es una de los orogénicos, y que se articula en torno a su relación con su maestro y su hija alrededor, antes y durante una de dichas Quintas Estaciones que además tiene tintes especiales porque está causada a posta por motivos que se van desvelando a lo largo de la serie con la intervención de algunas otras facciones y seres "mágicos" adicionales como son los Guardianes, los ¿comedores de piedra? (stone eaters en inglés) y otro más muy gordo que no voy a mencionar por no hacer demasiado spoiler (aunque en realidad se le menciona vez sí y vez también casi desde la primera página). Y también, como no, misteriosas civilizaciones y artefactos que al final son la explicación de base de todo (los Obeliscos del título del segundo libro).

Y es a partir de este punto donde empiezan a, sin ser demasiado aparatosos, notarse ciertos puntos que no acaban de funcionar en la serie. El primero de ellos es que sinceramente es todo demasiado largo, porque gran parte de la novela se basa en reiterar el sufrimiento personal de la protagonista y, francamente, un punto pesadito y de culebrón el tema.

El segundo de ellos es precisamente esa largura en sí misma. No es que se trate de tochos monstruosos, pero me quedo con la sensación de que un escritor más avispado habría podido meter sin problemas toda la trilogía en un simple volumen. Pero claro, a lo mejor lo avispado es precisamente no hacerlo... (Lo reconozco, y puede venir la policía a detenerme: he comprado los dos primeros libros pero el tercero, como había un run-run de saturación, lo he obtenido por el método B).

Y esta largura se entremezcla con otro de los puntos importantes a respetar en las novelas "fantásticas": definir y acotar claramente los superpoderes del héroe de turno y especialmente no entrar en descripciones absurdas de cuál y por qué es el color de dicha magia. Y desgraciadamente esto no se cumple en esta serie. Cada vez más acusado según avanza la trilogía, (porque además aparecen DOS tipos de magia sin que realmente se aclaren los límites de una y otra), empezamos a tener profusas descripciones de trances mágico-místicos que pa' qué que solo añaden paja, (lo que mencionaba de haber concentrado los libros en solo uno), y que además te dejan con la sensación de no saber nunca qué es posible y qué no. Por qué aquí el héroe/heroína de turno es capaz de hacer no sé qué grandioso y allí no. (El lío de las "llaves" para activar el Portal de los Obeliscos en el tercer tomo es el sumun). No sé, y como mero ejemplo que contradice la propia coherencia de la novela: con todos los hijos de la protagonista, (y con cualquier "orogénico" en realidad), esta se pasa gran parte de su inicial maternidad calmando, anulando, la respuesta sin controlar de dichos bebés porque, se insiste una y otra vez, este poder es instintivo y, entonces, al igual que un bebé normal se coge una rabieta por lo que sea, pues un bebé orogénico que no controla sus reacciones como tal bebé que es, puede liarla bien parda a las primeras de cambio. Ya, eso es perfecto si tienes una super-mamá igualmente orogénica. Pero, ¿y si no la tienes (como le ocurre a la propia protagonista)? ¿Cómo lo haces? ¿Vosotros conocéis algún bebé que NUNCA se haya cogido una perra de las buenas? Porque a la primera que se coja es la última de todos sus vecinos y él mismo en el mismo paquete. Pues eso...

Y esa falta de coherencia se traslada a casi todos los aspectos en cuanto empiezas a rascar. Como por ejemplo a esa supuesta civilización de Sanze que ha resistido más o menos inmutable durante tres mil quinientos años y unas cuantas Quintas Estaciones (¿somos nosotros iguales a los griegos clásicos?). O esos supuestas Quintas Estaciones que marcan el devenir de la sociedad con unas leyes ad-hoc inmutables y que se dan... cada 400 años aproximadamente. ¿Vosotros consideráis viable que a día de hoy me iba a regir por algo que pasó en el S.XVII por muy serio que fuese? O esa extraña mezcla medieval-actual donde tan pronto los alfareros y otros trabajos artesanales, (o incluso las castas/gremios de trabajadores), son superimportantes para la sociedad, a la vez que un médico le reimplanta un brazo amputado a un personaje así tal cual con cuatro puntadas de hilo bien puestas y ya. Y por supuesto el típico-tópico de que, como siempre, antaño, años ha, civilizaciones ha, había una superpotencia capaz de hitos sci-fi mágicos espectaculares, (de todos los tipos y colores además), y, hala, hoy en día se me ha olvidado todo aquello, pero eso sí, mis cuatro leyes marciales de supervivencia en situación de Quinta Estación perviven tal cual esos tres mil años tan tranquilas...

No obstante no os desaniméis con esta reseña que me voy dando cuenta que me está quedando un punto demasiado negativa. Como veis, al final le he puesto un siete en conjunto, (aunque la verdad es que con muchas dudas sobre un seis), por lo que como mínimo se merece que le deis una oportunidad. (Y, sobre todo, fijaos que otros lectores la ponen de nueve sin pestañear, que posiblemente el raro soy yo).

Escrita hace 3 años · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 7 ·

Comentarios