¡¡Más palomitas por favor!! por arspr

Portada de REINA ROJA

Lectura extremadamente recomendable para, en propias palabras y declaración de intenciones del autor, pasar un rato entretenido (y punto).

Segunda línea de literatura negra ambientada en Madrid que leo en poco tiempo (Inspectora Elena Blanco es la otra) y la (odiosa) comparación es totalmente inevitable.

En realidad hay múltiples parecidos en estructura de fondo. Quizá porque al final no dejan de ser best-sellers fabricados en una época donde Netflix (o los Dragones o los Jedis o los Vengadores) dominan el entretenimiento y como tal no te puedes esperar nada realmente rompedor. Pero ya digo, es que ni lo pretende, y dicho a las claras. Y esa franqueza es francamente encomiable. Son lentejas, así que no esperes que sepan a pavo trufado con reducción de Pedro Ximénez. Eso sí son lentejas bien hechas.

Así que aquí volvemos a tener otra pareja de polis (o pseudo-polis, ¿qué más da?) resolviendo el asesinato irresoluble de turno, a golpe de capitulito corto y trepidante y prosa facilona pero agradable con esos juegos de palabras quizá evidentes, pero la verdad que nada disonantes y bastante resultones. Y, para los amantes de Sabina, con el aliciente de proponer un juego de caza de sus citas francamente bien hilvanadas tanto en la madrileña ambientación como en el propio discurrir de la historia (e igualmente a las claras; vamos que a diferencia de la dudosa actitud de cierto cantante zaragozano, a Juan Gómez-Jurado hay que reconocerle que los saldos de copyright que tenga que abonar los ha expuesto meridianos).

Y comparte también ciertos defectos, como que en algunos casos se le ven las costuras (por ejemplo el primer asesinato nunca queda bien explicado cómo se monta, o por ejemplo ciertas heridas en cierto personaje bastante incapacitantes según se narra, desaparecen por arte de magia y nunca se vuelve a saber de ellas), y por supuestísimo el ¿giro de tuerca?, (entre interrogaciones porque es tan manido, tan común, que hasta aburre un poco), que al final hace que toda la trama realmente gire, (tachán, tachán, tachán, ..., ¿a que no os lo podéis ni imaginar?), alrededor de los traumas de la prota Antonia. Que, eso sí, en qué forma exacta se queda puntualmente sin desvelar para que te compres, al menos, el segundo libro... (¡Anda! justo como con la mencionada inspectora y otros ochocientos billones de libros, cómics, series, películas más. ¡Qué coincidencia, oye!).

Pero insisto que nada de esto es demérito si, como se expone a las claras, se busca simplemente entretener y además se consigue con nota. Además, he de reconocer, que el personaje de Jon, con esa mezcla tan extraña pero tan bien conseguida de características "contradictorias", (entre comillas porque está claro que el autor buscaba sacudir clichés sociales más o menos absurdos pero muy presentes en todos), es francamente carismático y un verdadero osito de peluche, (con o sin connotaciones, vosotros escogéis), que, para colofón, se mueve al ritmo del mencionado Sabina.

Escrita hace 3 años · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 7 ·

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