EN ESPAÑA SE MATA POCO... por arspr

Portada de LA NOVIA GITANA

... pero cuando se mata, (literariamente), no tiene que envidiarle a ningún país del mundo"

Quizá es mera ignorancia, pero no sé por qué, tengo la impresión que esa tergiversación de la frase de enganche del libro es más o menos una sensación generalizada en el lector medio, (es decir, yo como primer ejemplo), al respecto de la novela negra. Los thrillers y asesinatos tienen que provenir de John Hamilton, (Chicago, Nueva York, o Los Ángeles), o, últimamente, de Björn Noséqué-son oliendo a ventisca de nieve o en su defecto a hombre que odia a las mujeres o bidones de gasolina.

Por tanto es agradable encontrarse (por casualidad e ignorancia mezcladas) con una vena prometedora. Ya dije en su momento que la trama de El Baztán me resultó agradable, pero me echó un poco para atrás ese tufillo a esotérico, a más allá (o acá) que también parece estar en boga donde, si no hay una maldita (o bendita) fuerza inexplicable por aquí o por allá, pues eres un soso.

Aquí hay sin más una novela negra, negra bastante realista y sin ser, (para mi gusto, siempre desde mi personal prisma), el esperpento ególatra de cierto libro inicial de cierta saga vallisoletana. Vale que en ciertas partes se le ven las costuras (como cierta coincidencia carcelaria o incluso las finales personales de la protagonista); vale que peca de "llanero solitario" (y por partida doble), totalmente injustificable desde cualquier prisma lógico, porque si no el final no habría tenido ese capitulito extra de tensión (¿innecesaria?); vale que me estás todo el rato desinformando de manera un poco tramposilla sobre cierto personaje; vale que hay ciertas exageraciones "médicas" para darle fuelle a la trama ... En fin defectillos "normales" en este tipo de literatura salvo que te encuentres una obra monumental, y que se pueden perdonar perfectamente si, como es el caso, consigues que el libro me mantenga en tensión hasta (casi) el final.

Y además en este caso el propio libro es una pequeña reflexión sobre un tema que también me resulta interesante: cómo las propias normas se vuelven SIEMPRE contra su espíritu. Cómo, en menor o mayor medida, TODOS dentro de nuestros respectivos ámbitos tenemos que hacer cosas "indebidas" para las cosas funcionen como es "debido". Cómo, al final, trabajar a "reglamento", (o una huelga de celo, que es lo mismo), al final consigue de hecho que nada funcione. Y, contradictoriamente con esto, el evidente peligro de "normalizar" la, digámoslo de manera políticamente correcta, flexibilización de dichas reglas. Debate interesante este (y sin solución desde que alguien dijo hace mucho aquello de "El fin justifica los medios", lo cual es verdad y mentira a la vez según el tamaño relativo de dicho fin y de dichos medios, con el maldito inconveniente de que no hay criterio de medición absoluto). (Y precisamente este otro de los "errorcillos" del libro: el inexplicable éxito previo de la BAC a priori tan pura y limpia, cuando estás defendiendo precisamente que muchas veces es imposible hacer una tortilla sin romper los huevos, por muy preciosos que sean, y ellos son en teoría la élite de la élite en deshacer entuertos).

Seguro que seguiré.

Escrita hace 4 años · 5 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 7 ·

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