HARRY POTTER Y EL MISTERIO DEL PRÍNCIPE por Shorby

Portada de HARRY POTTER Y EL MISTERIO DEL PRÍNCIPE

Sexto año en Hogwarts… y movidito pero bien, oiga.

Si ya el último no nos dejaba muy buen augurio, con este empezamos el año también con tralla, teniendo en cuenta los acontecimientos que asolan el país y que ponen en peligro tango a la comunidad mágica como a los muggles; de hecho comenzamos con un capítulo genial sobre la visita del nuevo Primer Ministro al Primer Ministro muggle para ponerle al tanto y presentarse.

Harry pasa a ser capitán del equipo de quidditch, un año que se avecina duro, tienen exámenes y prebas de Aparición, se les empiezan a revolucionar las hormonas (como adolescentes que son, menos mal que no se llena de amoríos la novela como pasa con otras sagas, porque no me habría gustado ni un pelo), tienen nuevas asignaturas que les traen de cabeza… y Snape pasa a ser profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. Bombazo. Ojo que el nuevo profesor de Pociones me encanta, ¡qué buen personaje!
Por otro lado, Harry recibe un libro de Pociones prestado por el colegio –no tiene el suyo comprado- y cuál es su sorpresa cuando descubre que está cuajado de anotaciones en los márgenes con hechizos inventados (que no duda en ir probando) e incluso datos diferentes en las recetas que, milagrosamente, le hacen ser un crack en clase –cosa que no ha pasado jamás de los jamases, y menos con Snape como antiguo profesor-. Como es de esperar, Harry no dice ni pío a nadie, salvo Ron y Hermione… pero no para de darle las gracias al propietario del libro, donde sea que esté, que se hace llamar “Príncipe Mestizo”.

Por si fuera poco, dos alumnos son atacados de manera salvaje y parece ser que la Profecía se hace notar a pasos agigantados, así que no es de extrañar (o sí) que Dumbledore deposite en Harry cierta confianza. Y AQUÍ VIENE TODO EL SALSEO.

Nos metemos de cabeza (nunca mejor dicho) en la vida de Voldemort (¡Shhh!), en su juventud y adolescencia, descubriendo mucha pero que mucha chicha interesante, sobretodo teniendo en cuenta en lo que desemboca el libro.
Madre mía, qué estrés de lectura.

¡¿En serio, J. K. Rowling?!
A ver si esta señora deja de cargarse a mís personajes favoritos, porque estaba que me iba a dar un infarto a medida que avanzaba la historia, pero llegando al final... Oyoyoyoy…
El libro es un no parar. De todo, giros que te dejan KO, momentos de tensión super bien conseguidos, descubrimientos que parecen dejarlo todo más claro y a la vez lo complican más, siempre intentando mantener la normalidad en el curso que les toca en el Colegio, claro.

Si hay algo que me gusta especialmente de la saga, aparte de los curradísimos personajes y ambientación, es la evolución de todo. El lector va, literalmente, creciendo con los personajes, en todos los sentidos; la lectura se va haciendo cada vez más madura y sobretodo más oscura, teniendo un tono totalmente diferente al de las primeras entregas y haciendo de la saga fantasía adulta en toda regla.
La trama se va enredando cada vez más y se palpa el mal rollo, metiéndote en la historia de lleno y quedándote a cuadros con los ya nombrados giros argumentales… sin perder el toque de humor en algunas ocasiones.

De nuevo, como en las otras reseñas, decir que me da penilla no haberlos leído en la edad que me tocaba (la del prota), habría sido muy muy bueno. Igualmente, los estoy disfrutando como una enana y no puedo hacer más que recomendarlos, para cualquier edad y teniendo en cuenta que los dos primeros son más infantiles.

A coger aire, ¡que viene el último!

Escrita hace 5 años · 0 votos · @Shorby le ha puesto un 8 ·

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