NO HAY TEMOR SIN ESPERANZA, NI ESPERANZA SIN TEMOR por Guille

Portada de EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS

Esta frase de La Rochefoucauld y muchísimas más pueden aplicarse a la obra de Buzzati. Los temas que aquí encontraréis han sido tratados, analizados y representados infinidad de veces y en infinidad de formas, no es la originalidad ni tampoco la profundidad lo que hace grande a esta novela. Lo que la hace extraordinaria es la belleza sobria del relato, su aire de leyenda atemporal, la fuerza sutil que logra mantenerte absorto y fascinado a pesar de que la anécdota se pueda explicar en una frase.

Y ¿cuál es la anécdota? Drogo ha alcanzado el grado de teniente y empieza su primer servicio en una fortaleza de frontera que vivió tiempos mejores y donde los que permanecen en ella, por decisión propia o no, anhelan un ataque enemigo eternamente esperado en el que puedan demostrar sus dotes y que sirva para dar sentido a sus vidas.

Y ¿cuáles son los temas? La novela es una sencilla alegoría de la soledad, el paso del tiempo, la esperanza y, en definitiva, el sentido y el propósito de la vida.

La esperanza, nos viene a decir la novela, allana convenientemente la tarea de reunir las fuerzas necesarias para levantarnos cada mañana…

“Era la hora de las esperanzas y él meditaba sobre las heroicas historias que probablemente no se harían realidad nunca, pero que, aun así, servían para alentar la vida”.

… y, sin embargo, puede constituir una trágica trampa en la que el posible gran gozo futuro se antepone al modesto disfrute presente con un resultado que muy a menudo se queda en una vida desaprovechada. Como muy bien dice Borges acerca de la obra, muchas veces esperamos multitudes en un desierto que ha estado, está y estará siempre vacío. Una característica humana explotada profusamente y con gran éxito por los altos poderes.

“¿Queda aún mucho? No, basta con atravesar aquel río de allá al fondo, con franquear aquellas verdes colinas. ¿No habremos llegado ya, por casualidad? ¿No son quizá estos árboles, estos prados, esta blanca casa lo que buscábamos? Por unos instantes da la impresión de que sí y uno quisiera detenerse. Después se oye decir que delante es mejor, y se reanuda sin pensar el camino“.

Toda la novela está envuelta en el halo de tristeza que caracteriza la personalidad de Drogo y que se nos revela desde sus sombríos presagios iniciales. Nos compadecemos de su soledad, de su inocencia ante el mundo y los que lo habitan, por su apatía, por su renuncia, por la fatalidad que le aguarda y puede verse en sus ojos, por la jugada final que le depara el destino, por hacer verdad la dura y pesimista verdad que le comunica su superior: “Después de todo, a uno le toca siempre lo que se merece.”

Al concluir la novela, sentimos algo de consuelo con la, sí, también, triste victoria que consigue Drogo con una sonrisa en los labios.

Escrita hace 6 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

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