ME HA TOCADO por Guille

Portada de DEPARTAMENTO DE ESPECULACIONES

Me ha gustado y mucho. Me ha tocado la fibra. Me ha conmovido la tristeza, el cansancio y la desilusión que desprenden estas notas cortas, estos destellos de pensamientos, la sucesión de pequeños momentos, con frecuencia inconexos, y los grandes espacios que se crean en torno a ellos, de una mujer enfrentada a su trabajo, a su matrimonio, a su maternidad, a su segunda novela, a sus amigos, al abandono, a la posible locura y a la depresión cierta, que se entrevista a sí misma “¿Qué quieres? No lo sé. ¿Qué quieres? No lo sé. ¿Dónde podría estar el problema? Déjame en paz.” Una mujer culta, elegante en su forma de expresarse, perspicaz en la elección de los comentarios y las escenas con los que se explica y nos explica, inteligente en la ligazón que establece entre ellos y dotada de un poderoso poder de sugestión y de comunicación de situaciones y sentimientos.

Me ha gustado la sobriedad, la simplicidad, la ternura y la rabia, la justa distancia, la concreción, la sutileza, la sinceridad, el humor, la importancia del detalle, y hasta el cripticismo que caracteriza en ocasiones sus pensamientos, propio de alguien que recuerda y reflexiona sobre su vida con sus particularísimas claves. Y me ha gustado el desconsuelo sin dramatismos excesivos con el que compara su vida con aquellas ilusiones que, como un juego, plasmaron ella y su marido en aquellas cartas que se enviaban con un remitente invariable: Departamento de especulaciones. Y me ha gustado su conjunto, la forma en que esas mil piezas acaban ajustando hasta conformar una forma distinta y atractiva de contar lo tantas veces contado acerca de un matrimonio fallido.

“Mi marido es universalmente conocido por su bondad. Siempre está enviando dinero a los afligidos por misteriosas enfermedades, o limpiando el camino de entrada del vecino loco, o saludando efusivo a la chica gorda de Rite Aid. Es de Ohio. Eso significa que nunca se olvida de darle las gracias al conductor del autobús o que nunca empuja a quien espera delante de él en la recogida de equipajes. Tampoco lleva una lista de toda la gente que lo ha enfurecido en un mismo día. La gente tiene buenas intenciones: eso es lo que cree. Pero entonces, ¿cómo es posible que se haya casado conmigo? Porque yo odio mucho y con gran facilidad. Odio, por ejemplo, a los que se sientan con las piernas separadas. A los que dicen que rinden al ciento diez por ciento. A la gente que se define como “desahogada” cuando en realidad es vergonzosamente rica. Juzga usted demasiado, me dice mi psiquiatra, y lloro durante todo el camino de vuelta a casa, mientras le doy vueltas a eso.”

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 1 voto · @Guille le ha puesto un 9 ·

Comentarios