INCOMPATIBILIDAD MANIFIESTA por arspr

Portada de EL ESPÍRITU ÁSPERO

Lo primero una disculpa y una aclaración a quien quiera seguir esta reseña como guía. Soy perfectamente consciente de que este libro se me ha quedado grande. Es decir mi cultura, (o incultura mejor dicho), y apetencia personal es absolutamente incompatible con el estilo recargado de esta obra por lo que puede que todo lo que viene a continuación sea extremadamente injusto, simplón y sesgado. Vamos que solo ponga de manifiesto mi ineptitud sumaria literaria.

Pero salvado este punto, vaya libro más absolutamente pedante. Y yo que creía que Javier Marías bordeaba el máximo, voy y me encuentro con esto. Ha habido veces que ya me estaba hasta sonando a broma. No sé, hay un momento en que a una profesora de instituto se le ocurre un ejercicio en que los galanes (los chicos) tienen que escribir cartas de amor que las damiselas (las chicas) han de rechazar lo más contundente y elegantemente posible. Y entonces el autor se permite bromear sobre, evidentemente, el cúmulo de cursilerías y frases grandilocuentes y rococós que se cosechan. Y yo me estaba preguntando ¿es humor del sano riéndose de vd. mismo, señor Hidalgo? ¿o es que realmente sufre de desconexión severa de la realidad respecto a dos párrafos antes y dos después?

No sé, al final no puedo evitar comparar con mis recientes lecturas y en verdad este es un libro que podría tener múltiples semejanzas con, por ejemplo, mi anterior The Book of Ebenezer le Page. Pues no deja de ser un libro "costumbrista" centrado en la vida de un hombre interesante en tiempos interesantes, que al final cuenta (o quiere contar) mucho más que esa simple descripción social. Pero mientras que en Ebenezer, todo es luminoso y partiendo de frases cristalinas y equívocamente simples, uno poco a poco se va dando cuenta que hay bastante más detrás, aquí no he podido quitarme nunca la sensación de que un listo se crea y recrea en su "listeza" y me intenta dar lecciones de no sé qué.

Y es una pena, porque como también se lo reconozco, cuando el libro deja de perorar y se dedica a narrar literaria y líricamente los hechos principales del asunto, hay que quitarse el sombrero ante lo listo que efectivamente es el autor y su increíble capacidad para hacer juegos de palabras, ligar términos, inventarse relaciones inverosímiles pero plásticamente buenísimas, etc. etc.

Es decir, se lo reconozco, señor Hidalgo. Se ve que es usted inteligentísimo y un maestro de la palabra, (y que posiblemente yo soy posiblemente un patán en mí mismo y hablando mucho más). Pero dicho esto, le va a comprar o leer el próximo libro quien yo le diga... Para navegar a través de páginas y páginas densas como el mercurio, a pesar de sus brillos, (¿y en muchos casos sin sentido? o al menos con el sentido plenamente ofuscado artificiosamente), donde lo único que saco en claro es que se está vd. gustando a más no poder, no "malgasto" mi tiempo.

Finalizo. Que yo no doy para más, ¡qué le vamos a hacer! Pero tampoco estoy muy seguro de no sea vd un hirudito, (en contraposición a erudito), como cierto personaje del libro.

Escrita hace 8 años · 3.7 puntos con 3 votos · @arspr le ha puesto un 6 ·

Comentarios