RÉQUIEM POR LAS VÍCTIMAS... Y POR JAPÓN por Minaith

Portada de EL HOLOCAUSTO ASIÁTICO: LOS CRÍMENES JAPONESES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Nos encontramos ante un reportaje documental que incluye análisis histórico-político de las actuaciones militares de Japón desde los años 20, unas escuetas teorías sociológicas, algunos testimonios y un puñado de fotos duras.

El tono del libro es neutral. Tiene dos premisas. La primera, aclarar que las barbaridades japonesas no responden a una "crueldad genética oriental"; la segunda, que además de la presión y el adoctrinamiento, este comportamiento se debe a la cualidad nipona del horror por destacar individualmente entre el colectivo. El autor olvida o toca muy brevemente la cultura o filosofía tradicional japonesa. Dice al principio que todos los pueblos son similares por muy nacionalistas o independientes que se proclamen y bajo esta idea olvida unos rasgos propios y claros de Japón. Así, aunque en varias ocasiones sus razonamientos son claros y legibles, en otras no consigue que los japoneses no parezcan unos majaderos incomprensibles. Por cierto que se le escapan una o dos opiniones personales sobre esto o aquello que no son muy acertadas para mi gusto.

A la pregunta de por qué un trato tan brutal a los prisioneros en la IIGM en contraste con los modos de la I, el libro no da una respuesta muy satisfactoria por el fallo que comento. Según el autor se reduce a una especie de lavado de cerebro a gran escala de la casta militar, tratados a palos por sus superiores y aleccionados en que los chinos eran infrahumanos. Como si el reinado samurai hubiera sido indulgente con los subordinados y tolerante con los gaijin, digo yo. La razón es el aplastamiento brutal del pueblo japonés, no unas argucias sectarias. Si en la IGM Japón no sabía muy bien lo que hacía, en la segunda luchaba desesperadamente por no perderse a sí mismo. En vano...

A destacar el retrato de Hirohito. Es cierto que tenía una posición muy difícil, pero no estuvo a la altura. Con el mismo romanticismo con que loaba a los kamikaze debería haber cometido seppuku y abdicar; una solución honorable, que facilitaba la permanencia de la figura del emperador (punto clave de las negociaciones de rendición) y que habría lavado hasta cierto punto sus negligencias y crueldades. Fue un vulgar político, no un digno Crisantemo.

Escrita hace 13 años · 0 votos · @Minaith le ha puesto un 8 ·

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