¿QUÉ SIGNIFICA SER CHEJOVIANO? por Guille

Portada de CUENTOS IMPRESCINDIBLES

Difícil juzgar la obra de un autor que escribió más de 600 relatos en base a una veintena de ellos que son los que este volumen aglutina. Máxime cuando la selección, que pretende ser un compendio de todos ellos, le sirve a Richard Ford para sustentar la vacuidad del concepto chejoviano. Y en base a lo leído, no puedo estar más de acuerdo con Ford.

En lo que me resisto a coincidir con él es en la siguiente afirmación: "Los relatos de Chéjov -en especial los más destacados-, pese a su aparente sencillez, su engañosa accesibilidad y claridad, siguen pareciéndome relativamente impenetrables para los jóvenes corrientes".

Si Ford tiene razón, tendré que hacer frente al triste hecho de que en mí impera tanto la “corrientez” que incluso superada la juventud los cuentos de Chéjov me siguen siendo impenetrables. Y digo esto porque, aun gustándome más de lo que lo hicieron en una ya lejana primera lectura, seguramente habría disfrutado más de ellos si hubiera sabido traspasar su apariencia, pues la gran mayoría de los cuentos que aquí he leído me han parecido sencillos, accesibles y claros, que no es lo mismo que simples, insustanciales y obvios. Es más, tampoco prolifera mucho por aquí ese Chéjov imparcial, del que dicen que simplemente muestra los dilemas morales sin tomar partido. Mi impresión es que en la mayoría de los relatos su postura es más que manifiesta.

Por ejemplo, ahí tenemos las grotescas parodias de esos padres deseosos de “colocar” a su hija en “Fracaso” o del celoso amante de “Pequeñeces”. Es obvia su posición en contra de todo lo que significa Orlov en el “Relato de un desconocido” (y estoy de acuerdo con Poverello en que es un cuento mal rematado). Me parece innegable su ensalzamiento del amor romántico que está por encima de la felicidad o la desgracia, que es más importante que el pecado y la virtud y que es fuente ineludible de desdichas, ya sea por inalcanzable (“Del amor”) ya sea en el matrimonio (“Champagne. Relato de un granuja” o “Vecinos”) o, más aun, en el adulterio (“La cigarra”, “Relato de un desconocido” o “La dama del perrito”). También queda muy claro en varios de sus cuentos como, renegando de las clases altas (su corrupción y su nihilismo de cámara, muy bien representasdo en “El pabellón nº 6”, un relato filosófico y hasta con su puntito kafkiano), tampoco tiene en mucha estima a los campesinos rusos (“la alta sociedad y la baja son dignas la una de la otra. Las odio a las dos con el corazón y con el cerebro, pero mis gustos concuerdan con los de la primera”. Tomado de “Relato de un desconocido” y puesto en boca de Orlov, que me dio la impresión de ser su odiado Mr Hyde) como demuestra de forma simbólica en “Kashtanka” y explícitamente en “La nueva dacha” o “Muzhiks”, este último un cuento-retrato espléndido. Como cuentos-retrato son “Gente difícil” y “Champagne. Retrato de un granuja”. Y no faltan tampoco aquellos en los que prima el elemento dramático (“Enemigos”) ni una fábula protagonizada por esa vacía Ólenka de “Un ángel” necesitada de amar para rellenar su ser (por cierto, la frase final con la que Chéjov culmina este cuento, de curioso aire naíf, me pareció perfecta).

Por supuesto, también podemos encontrar relatos en los que se encuentran esos elementos que siempre parecen ser los más destacados a la hora de ensalzar la obra de Chéjov, como la sutileza, el amor por el detalle desapercibido, la reacción imprevista; aquellos en los que el final queda abierto, donde el autor busca la complicidad del lector para que complete el cuadro, para que cierre la historia, relatos en los que, como afirma Ford, “El deseo de Chéjov es complicar y poner en tela de juicio nuestra impresión sobre personajes que, erróneamente, uno se sentiría capaz de comprender a simple vista.” Ese espacio, mucho más de mi agrado, en el que sitúo a su fantástico “La desgracia” o a su maravilloso “El beso” o su famosísimo “La dama del perrito”.

Como conclusión, es tal la variedad que se puede encontrar en los cuentos de Chéjov que casi cualquier buen escritor de cuentos posterior a él podría ser calificado de chejoviano sin que ello signifique gran cosa.

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 4 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@FAUSTO hace 8 años

Vaya, tu reseña, como hizo en su día Poverello, me está haciendo cargo de conciencia. Tengo que decidirme a leer estos “dichosos” cuentos. Por cierto, si te gusta el teatro no tienes excusa para volver a leer a Chejov.

@Guille hace 8 años

Es cierto, FAUSTO, lo tengo pendiente.

@Tharl hace 8 años

Hay muchos Chéjovs, tantos como se quiera. Como de cualquier otro autor. Aunque haya unos rasgos mínimos un poco más estables y consensuados. Al final, cada lector establece su propio corpus de cuentos chejovianos y su idea de lo chejoviano. Es algo bueno.

La selección de Ford, en ese intento de desacralizar lo que es chejoviano, prima más por su variedad que por la calidad de la selección. Por eso me parece la más interesante y arriesgada de las que he leído. Incluir “La desgracia”, sin ser de lo mejor de Chéjov, me parece todo un acierto. La de Ricardo San Vicente en Alianza Editorial me parece mucho más acertada ya que va sobre seguro. La antología de Alba, la más completa, es la canónica. Como veo que te ha gustado Chéjov, te aconsejo leerla en un futuro, verás como cambia tu idea de lo (no) chejoviano, :D. Como has visto el ruso es de esos autores que a cada lectura, cambia y, habitualmente, mejora. Tal vez Ford no ande tan lejos y sus cuentos sean de esa sencillez tan compleja y polifacética que nunca se agotan por completo.

@Faulkneriano hace 8 años

La antología de Alba es lo que tengo en casa, Tharl. Pero se me queda corta. La edición "canónica" de Chejov, al menos para los muy aficionados al cuento, es la de Páginas de Espuma: los cuentos completos. A ver si los Reyes del año que viene...

@Tharl hace 8 años

Tengo el primer tomo de los cuentos completos. Van a volumen por año y, si no me equivoco, llevan tres tomos y falta el último. Páginas de espuma edita muy bien y Paul Viejo ha hecho un grandísimo trabajo, pero son de esos libros que deben regalar los Reyes…
Hay que ser muy amante de Chéjov para leer TODOS sus cuentos, que son muchos y algunos de los primeros bastante chorras; por eso recomiendo primero sacarse de la biblioteca la antología de Alba. Dentro de las antologías, la de Alba me parece la canónica.
Lo que es increíble es que la edición de Páginas de Espuma sea la primera que trata de ofrecer todos los cuentos del maestro ruso al castellano. Increíble por el retraso con el que llegan y, también, porque si una editorial se toma esas molestias más de un siglo después y en plena crisis editorial, es porque el autor anda más vivo que nunca.

@Guille hace 8 años

Tengo en casa la selección que hicieron en Pre-textos. Ya informaré.