ESCRITOS por Tharl

Portada de ESCRITOS DE UN VIEJO INDECENTE

Algunos “Escritos de un viejo indecente” son realmente buenos. Sobre todo los primeros, antes de Henry (Henry Chinaski más tarde ). Allí mezcla ficción, ensayo y biografía y hace lo que le sale de las pelotas. Bukowski necesitaba libertad. Esa clase de libertad sin condiciones que solo ofrece la poesía y editores extraños de periódicos undergrounds como John Bryan. Los mejores artículos de Bukowski se parecen más a su poemas que a sus novelas.

A Bukowski le gustaba hablar de Bukowski. Y se le daba mejor que a mí. No tiene sentido prolongar esto y a mí me es más cómodo: os dejo con la reseña que se hizo a sí mismo. Tal vez sirva para que os hagáis una idea de lo mejor (con sus excesos) de este Bukowski en prosa y distancias cortas, liberado de Henry y la narración.



« La otra noche bebía con un amigo que dijo, o igual fui yo el que dijo: “Es terriblemente difícil que no te guste el olor de tu propia mierda.” Hablábamos de mirar nuestros zurullos después de una hazaña y sentirnos, de alguna manera, orgullosos de nuestro logro.

Bueno, con un comienzo así tendrán suficiente los escritorzuelos, los chicos de la hiedra venenosa, los chicos de las universidades de élite, así que se lo doy pronto para aplacarlos primero. Vamos a quitarnos de encima a los parásitos y a empezar a hablar como es debido. Ya he tenido suficientes pesadillas con la universidad y Creeley como para aguantar 44 vidas y vidas de ensueño venideras.

Vale. Kirby me envió un par de ejemplares de muestra. Así que uno saca el libro del buzón y lo mira.

Me acosté: me gustan las camas, creo que la cama es el invento más grande del hombre, la mayoría nacemos ahí, morimos ahí, follamos ahí, nos la machacamos ahí, soñamos ahí...

Yo soy más bien cascarrabias y descreído, así que me metí entre las sábanas donde me la meneo, solo, con la esperanza de que Kirby y Essex hubieran sacado lo mejor, aunque no sabía nada respecto de Kirby ni Essex House; sólo hablaba de mis experiencias con el mundo. Tío, hojeé el libro y lo habían dejado todo: los desvaríos, lo literario, lo antiliterario, el sexo, la falta de sexo, el saco entero de gritos y experiencias con todo lujo de detalle.

Fue un honor.

Me gusta el honor. Y estaba pulcramente presentado con una cubierta inmaculada: Escritos de un viejo indecente, 0115.

Me metí en la cama y leí mis propios relatos o lo que fueran y disfruté. Una vez he escrito un poema y lo releo, lo único que tengo es sensación de vómito y desperdicio. Y la gente me cita versos, tal cual, de poemas antiguos y no sé de qué demonios me hablan. Es como cuando me dicen cuando estoy en plena resaca: «Ahuyentaste a 23 personas de mi casa e intentaste follarte a mi mujer.»

Ya sabes, parece una enorme gilipollez.

Pero los relatos, mientras estaba tumbado en la cama, me gustaron mucho. Qué asco de comentario, ¿eh? Supongo que fue la espectral acumulación de experiencia entre las sábanas lo que me entrampó. Mientras leía los auténticos días y noches de mi vida me pregunté cómo era posible que siguiera vivo y coleando ahora.

¿Cuántas veces puede pasar un hombre por la trilladora y conservar la sangre, el sol estival dentro de la cabeza? ¿Cuántas celdas chungas, cuántas malas mujeres, cuántos cánceres diversos, cuántos pinchazos de rueda, cuántos tal o cual o tal o cual o tal?

Lo cierto es que leí mis propios relatos con un asombro natural, olvidándome de quién era, casi, casi, y pensé:

Hmmm, hmmm, este hijoputa sí que sabe escribir.

Recuerdo a otros escritores. Quedar muy decepcionado con Chéjov, G. B. Shaw, Ibsen, Irwin Shaw, Gógol, Tolstói, Balzac, Shakespeare, Ezra Pound y demás. Ellos, todos ellos, daban la impresión de anteponer la forma literaria a la realidad y el vivir la vida en sí. En otras palabras, o quizá más claramente, todos y cada uno de ellos se dignaban reconocer que la vida podía ser funesta pero eso estaba bien siempre y cuando pudieran apañárselas y contarlo a su particular manera literaria.

Lo que está bien. Si te gustan los jueguecitos.

Y creo que ahora los profesores se están dando cuenta de que los propios estudiantes están hartos de juegos.

Vale, volvamos a Escritos de un viejo indecente.

Al releerlos, relatos y fantasías, me parecieron maravillosos y llameantes. Pensé: joder, no ha habido un autor de relatos breves tan bueno desde Pirandello. Por lo menos desde entonces.

Es cutre decirlo, pero creo que merece la pena leer el libro. Y que las vírgenes bibliotecarias aún por nacer, dentro de 200 años, se correrán en las bragas de flores al reconocer la intensidad, después de que mi maldito cráneo mudo se haya convertido en un comedero de mierda para gusanos subnormales, ardillas y demás criaturas infernales.

Ah, otra cosa.

Dentro de diez años tu ejemplar de 1,95$ valdrá 25$. Y si vives lo suficiente y la Bomba no lo revienta todo, igual puedes pagar un mes de alquiler con el libro.

Hasta entonces, déjate los cojones leyendo y engulle y madura todo lo que puedas.»

Escrita hace 8 años · 4.8 puntos con 4 votos · @Tharl no lo ha votado ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 8 años

Tienes toda la razón, Tharl: Bukovski se explica muy bien, aunque no suele gustarse tanto. Estaría borracho.

@Kodama hace 8 años

Bukovski, tan directo, visceral y sin pelos en la lengua. El texto que has compartido de Bukovski hablando de Bukowski me ha traído a le mente el breve relato "Ejercicio" que leí en el recopilatorio de inéditos de "Fragmentos de un cuaderno manchado de vino"; allí, con la misma forma de narrar, habla de una de sus experiencias sexuales.
La verdad que de este hombre me gustan sus novelas, sus textos y relatos sobre si mismo, sobre su alter ego, sus opiniones sobre la literatura de la época...

@Tharl hace 8 años

Faulkneriano, no sé si estaría o no borracho; lo mismo acababa de echar un polvo. Desde luego estaba más animado que de costumbre. El ego de Bukowski es bastante tenebroso. Se esforzaba tanto en crear una imagen determinada de sí mismo, y luego en desafiarla y después ha sido mistificado tanto que hablar de Bukowski y su ego es andar entre tinieblas. Es cierto que se quiso suicidar varias veces, en los Escritos describe dos, sin contar la autodestrucción continua a que se sometía y las múltiples aventuras en que buscaba la muerte a gritos; pero anda que no se gustaba a sí mismo. Para Bukowski todos somos imbéciles y no nos necesita a ninguno, está por encima de todo(s). Y eso es perfectamente compatible con que se despreciara un poco y fuera bastante más autoconsciente de lo que parece. Son las maravillas del cinismo: puedes despreciar a todo el mundo, empezando por ti mismo y, emplear ese mismo autodesprecio para sentirte diferente. “Todo el mundo es una mierda, pero yo como soy una mierda consciente soy una mierda mejor”. Una trampa. Como la ironía. La publicidad ha sabido emplearlo muy bien.
La relación de Bukowski con sus textos también es extraña.

Kodama, Fragmentos de un cuaderno manchado de vino es la próxima obra en prosa que quiero leer de Bukowski. Hablaste de “sus novelas, sus textos y relatos sobre sí mismo, sobre su alter ego, sus opiniones sobre la literatura de la época”, pero no de sus poemas. Dales una oportunidad, son lo mejor que ha escrito. Y te lo dice alguien a quien, por lo general, le cuesta mucho leer poesía. Te dejo uno de sus poemas que más me gusta. Tiene algunas de las mejores estrofas que he leído nunca:

POEMA DE AMOR
todas las mujeres
todos sus besos sus
diferentes maneras de amar
y hablar y necesitar.

Sus orejas, todas tienen
orejas y
gargantas y vestidos
y zapatos y
automóviles y ex
maridos.

En su mayoría
las mujeres son muy
cariñosas, me recuerdan a una
tostada untada con la mantequilla
derretida
dentro.

Tienen una cierta
mirada: se han quedado
con ellas las han
engañado. no sé muy bien qué
hacer por
ellas.

Soy
un cocinero pasable, sé escuchar
bien
pero nunca aprendí a
bailar; estaba ocupado
con cosas más importantes por aquel entonces.

Pero he disfrutado de sus diferentes
camas
fumando pitillos
mirando los
techos. no fui despiadado ni
injusto, sólo
un estudiante.

Sé que todas tienen esos
pies y descalzas cruzan el piso mientras
contemplo sus tímidas nalgas en la
oscuridad. sé que son como yo, algunas incluso
me quieren
pero yo quiero a muy
pocas.

Algunas me dan naranjas y vitaminas en pastillas;
otras hablan en voz queda de
la infancia y de padres y
paisajes; algunas están
casi locas pero ninguna carece de
sentido: unas aman
bien, otras no
tanto; las que se lo montan mejor en la cama no siempre son
las mejores en otros
aspectos; cada una tiene límites como yo
los tengo y nos calamos
mutuamente
enseguida.

Todas las
mujeres todos los
dormitorios
las alfombras las
fotos las
cortinas, es
algo así como una iglesia sólo que
a veces hay
risas.

Esas orejas esos
brazos
esos
codos esos ojos
mirando, el cariño y
el deseo me han
abrazado me han
abrazado


Que luego me digan que Bukowski no es tierno.