ESA CLASE MEDIA DESGRACIADA por Guille

Portada de NW LONDON

He disfrutado con esta novela; he disfrutado con la forma de la novela, con sus distintas formas, sería mejor decir; he disfrutado mucho de algunas escenas de la novela, de sus diálogos, de sus agudos comentarios (“El camino que conducía de uno a otro era tan inevitable que los animaba a dar mil rodeos”); de esas pequeñas historias que acompañan al hilo principal; de la acertadísima caracterización de los personajes principales, secundarios o de los que simplemente pasaban por allí (Natalie recibe la visita de su familia y la de su marido tras el nacimiento de su primer hijo, y en esa escena: “La gente que no era de Caldwell pensaba que nada iría bien a menos que se hiciera todo perfectamente, y aun así no había garantías.”La gente Caldwell opinaba que estaba bien todo lo que no fuera tirar a la criatura por las escaleras); y sin embargo creo que la novela cojea por varias patas. Me ha dado la impresión de que NW empezó siendo una cosa y acabó siendo otra y que no es algo que a la autora le preocupara corregir.

El libro consta de tres partes y cuatro personajes principales. La primera se centra en dos amigas de la infancia, Leah y Natalie, que en la treintena se encuentran en posiciones sociales muy diferentes. La segunda, centrada en Félix, que en sí mismo es un relato fantástico, mantiene una relación argumental muy difusa con las otras dos y acaba pareciendo un pegote metido de mala manera en el resto de la narración. Por último, la tercera, donde toma más relevancia el personaje de Nathan, el foco se reparte entre la niñez de Keisha (nuestra Natalie de la primera parte) y Leah y su situación actual.

Las protagonistas femeninas de esta novela encarnan un tópico, que, como todos los tópicos, tiene mucho de verdad. Leah proviene de una familia de blancos, de una cierta clase media y en su juventud no le preocupa en demasía su futuro particular, como si este realmente no constituyera un problema del que hubiera que preocuparse; se dedica a divertirse, a explorar cosas, con gente diversa, incluso dedica parte de su tiempo a reivindicaciones sociales muy de su época. Sin embargo, en la actualidad es una persona sin rumbo, que se siente en una situación de inferioridad frente a los que se quedaron en el camino por lo que parece un sentimiento de culpa, sin que toda esa transición quede lo suficientemente explicada. En mi opinión, siendo el personaje más interesante del libro se queda sin terminar, dando la impresión de ser abandonado en mitad de su desarrollo como lo puede ser el juguete de un niño caprichoso en favor de otro con un colorido más vistoso: Natalie.

Natalie, que hasta se cambia el nombre a uno más... blanco?, se había centrado en su porvenir junto a su aburrido novio. Siendo la primera de su familia que accede a una universidad se comporta como si tuviera que pedir perdón por estar donde está, como si el agradecimiento a ese mundo que ha permitido que entrara no le permitiera ni el menor atisbo de crítica ni mucho menos la lucha por cambiar algo.

Son los hijos y nietos de aquellos que sufrieron a la inolvidable Margaret Thatcher, la que no solo acabó con el estado de bienestar británico sino que seguramente dio el tiro de gracia a la lucha colectiva y dio paso al sálvese quien pueda... sin que muchos se den cuenta que la mayoría de las veces siempre se suelen salvar los mismos y de la misma forma. Y Natalie no es de las que se siente salvada, ella termina en esa tierra de nadie en la que el desapego hacia un mundo, el suyo, aquel del que proviene, la descoloca sin que el nuevo acabe por satisfacer sus aspiraciones.

Y es que Natalie tarda en comprender su error al pensar “que la vida era un problema que se podía resolver por medio de la profesionalización”, esto es, que la felicidad es un estado proveniente del exterior a uno mismo, cuando la verdad es todo lo contrario. Ya he comentado más de una vez que la felicidad es una posibilidad al alcance de muy pocas personas y este libro parece que recoge la misma idea: la vida, la buena vida, no se consigue a base de superar niveles como en un videojuego, ni de malgastar el tiempo con tontas disculpas autocomplacientes. La vida es suerte, naturalmente, pero también es lucha y a veces simplemente hay que pararse y mirar a nuestro alrededor para comprobar lo cerca que estamos de conseguirlo... y estar cerca es quizás mejor que haber llegado.

Pero, naturalmente, la propensión o no a la felicidad no es ni lo explica todo. El mundo es caótico, azaroso; dependemos en buena parte de esa rueda de la fortuna que decide nuestro lugar de nacimiento, la clase social, el color de la piel, los genes, mucho de lo que nos rodea y acaece. Nathan, personaje al que unas circunstancias particulares impide lo que podría haber sido un futuro esplendoroso, dice casi al final del libro: “La suerte manda en el mundo.”

Y es Félix, el cuarto personaje y protagonista de la segunda parte, el que menos suerte tuvo a pesar de ser de esos que luchan con ganas por salir de ese mundo barriobajero que le vino dado. Un personaje enfrentado a otro que encarna a aquellos que bajan los brazos y se dejan llevar por el tsunami de la vida al que no son capaces de hacer frente y cuya actitud se resume perfectamente en este discursito: "¿nunca se te ha ocurrido que puede haber gente a quien la vida no le resulte tan fácil de vivir como a ti?... La vida no es un videojuego, Felix; no hay un número determinado de puntos que te hagan pasar al nivel siguiente. En realidad no existe el nivel siguiente. La triste realidad es que al final todo el mundo se muere. Fin de la partida."

En fin, si te gustan las novelas sobre esa clase media desgraciada y degradada; si te gusta profundizar en las razones o quizás sensaciones que nos van separando de nuestros padres, de nuestros amigos, de lo que fuimos o queríamos ser, sin apenas darnos cuenta; si quieres asistir a como la vida, en lugar de fortalecernos, nos hace cada vez más vulnerables; si te interesan temas como la maternidad, la amistad, el compromiso social; y si, por último, tienes en cuenta que Zadie Smith escribe de lo que conoce y además lo describe y desarrolla de forma estupenda, entonces y solo entonces te puede llegar a interesar esta novela que pudo ser magnífica.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

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