UN RELATO MUY INGLÉS… por Guille

Portada de EL MENSAJERO

… donde los sentimientos solo se intuyen, con una prosa elegante, de cuello duro, sí, pero elegante y eficaz. Clásica en su estructura y en su estilo, nos cuenta una historia de amor clásico, con una carga simbólica clásica (su mercurio, mensajero de los dioses, o esa bella-dona venenosa que quiere buscar el pan y la sal más allá de su terruño) y con tragedia final clásica y romántica.

Desde el primer momento presentimos que el objetivo del narrador es explicarnos pormenorizadamente, sin prisas, con cuidado detalle, todo aquello que ocurrió en su adolescencia y que condicionó su vida por entero. Y digo presentimos porque en ningún momento se aborda el relato, el de verdad, el que constituye el centro de la historia, de forma directa. Y el conducto indirecto es el punto de vista del niño, Leo, el mensajero (verde es su color), cuya inocencia y estrictos valores de comportamiento (aunque sean heterodoxos) contrastan con esas "alteraciones" del orden establecido perpetradas por los adultos y cuyo descubrimiento va a suponer el despertar adolescente de nuestro protagonista. Y ese punto de vista de Leo, ajeno a las diferencias entre el bien y el mal (cuyos gestos y actitudes son en su mayoría nacidos de la voluntad y no de sus inclinaciones) consigue admirablemente subrayar esa inmoralidad oculta de los que se supone deben ser ejemplos de la sociedad.

Visto desde nuestro tiempo, el suceso que centra el desarrollo del libro, y la moral que lleva aparejada, nos parece más que superado, pero es lo que tienen los clásicos y no por ello dejamos de leerlos. Este es uno que merece ser leído.

P.D. La frase inicial es de las de coleccionar: El pasado es un país extranjero: allí las cosas se hacen de otra manera.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 9 años

De la novela no sé nada. Gracias por el soplo, Guille. La frase me gusta, sí, señor. La versión que hizo para el cine Joseph Losey (The go-between) fue una de las películas favoritas de mis 20 años, no sé si por la música de Michel Legrand, que era muy pegadiza, o, más probablemente, por lo guapa que lucía Julie Christie. El niño era lo de menos.

@Guille hace 9 años

Pues soplo por soplo, apunto la peli, gracias.