TANTO MONTA, MONTA TANTO por Guille

Portada de RETRATO DE GRUPO CON SEÑORA

El lector, con ese encanto natural que le caracteriza, nos ha encomendado la feliz tarea -cualquier tarea que nos encomiende el lector no pude ser si no feliz- de hacerles llegar un informe ponderado y particularísimo de lo que para el lector fue, produjo y supuso la lectura del libro así titulado. Las motivaciones que llevaron al lector a ocupar su tiempo en tan apetecible tarea no entran dentro de las competencias que nos han sido encomendadas.

Punto a) o primera consideración: no debería extrañar a nadie la expresión gozosa con la que nuestro lector asistió a los inicios de la lectura del libro, sin que por ello diera muestras de cansancio facial o incluso sufrimiento gestual.

A poco que demos carta de veracidad a los muchos informes que de la novela obran en nuestro poder, sería justo lo contrario lo que debería asombrarnos y de lo que no podríamos sino dar diligente y fulminante noticia a los destinatarios de nuestros siempre bien ponderados informes. Pero no es el caso, el lector parece disfrutar mucho con su lectura, y si no fuéramos, como de sobra somos, puntillosamente prudentes y discretos, podríamos haber calificado la reacción del lector en estos inicios con otros adjetivos menos pudorosos, castos o recatados.

Punto b) o segunda consideración: desde estos gozosos inicios se pone notoriamente de manifestó para el lector que nos encontramos ante una feliz relación de ambivalencia entre lo que podría haber sido igual de acertadamente el título del libro, "retrato de señora a través de los ojos del grupo", y el título finalmente elegido por su autor. Si tuviera que elegir una frase que caracterizara esta relación de ambivalencia, el lector manifiesta que sin dudarlo sería "tanto monta, monta tanto".

Punto c) o tercera consideración: no existen datos seguros que expliquen de una manera incontrovertible el cambio de expresión que el rostro de nuestro lector fue experimentando a medida que, en el libro abierto, aumentaba el número de hojas que componían el montón izquierdo en detrimento inevitable del montón derecho del mismo.

Aunque no hay que desdeñar completamente la hipótesis que sostiene que la lectura no es el único factor que puede producir tales metamorfosis gestuales en el lector - la vida sigue fluyendo alrededor con sus pormenores y pormayores sin paralelo con lo leído salvo en contadas y especialísimas excepciones- declaraciones provenientes de informadores sin un vínculo especial con el lector ponen de manifiesto el cambio gradual de tono que la novela experimenta en su transcurso.

Punto d) o cuarta consideración: el lector ya era consciente en base a lecturas pretéritas que no sería descabellado presagiar el encuentro con temas ya abordados por el autor en diversas ocasiones y que, sin ánimo de ser exhaustivos, exponemos de forma escueta pero certera en la siguiente lista: i) el servilismo a unas normas sociales, bien por beneficio propio, bien por mera cortedad de miras; ii) las instituciones religiosas en sus aspectos más desagradables; iii) las pequeñas, medianas y grandes miserias morales y vitales que un conflicto bélico es capaz de intensificar hasta lo inconcebible; iv) la hipocresía (con sus vertientes postbélicas de un pasado nazi o colaborador o lacosanovaconmigo); y v) la frialdad política y económica del capitalismo, siempre propenso a la corrupción y a la inclemencia.

Punto e) o quinta consideración: el lector ha insistido vehementemente que se pondere como se merece la excelente idea del autor al elegir los principales componentes de esa argamasa que da una consistencia especial a la exitosa unión de los sugestivos temas recogidos en el punto d) o cuarta consideración.

Esos afortunados ingredientes, expuestos sin ningún tipo de orden ni propósito que deliberada o intencionadamente pueda derivarse de la siguiente lista, son: i) una bonita historia de amor; ii) personas puras o con principios, sean estos conscientes o no; y iii) sentimientos como la solidaridad, la amistad o el compromiso. En definitiva, elementos todos ellos susceptibles de ser utilizados por individuos de toda edad, religión, sexo y condición para definir de forma más o menos vaga lo que vulgarmente se denomina “humanidad”, olvidando que eso quizás sea lo que peor nos defina.

Llegados a este punto, la estrecha conexión que se entabló con el lector al elaborar el informe quedó suspendida e incluso amenazada de ruptura irreversible. Tan aciago escenario, finalmente, no se produjo, lo que únicamente puede ser achacable al buen carácter, ánimo e inclinación de todos los implicados. El motivo de esta incómoda situación no fue otro que el punto f) o sexta y última consideración, que, utilizando el vocabulario limitado y el estilo más bien prosaico del lector, pasamos a reproducir sin más demora:

Punto f) o sexta y última consideración: “El estilo de la obra es particular, parodiando un informe policial confeccionado por un autor inocente unas veces, sarcástico otras, cada vez más comprometido con la historia y los personajes investigados y cuyo árido lenguaje va a ir suavizándose a medida que avanza la novela. No obstante, a pesar del fino humor que a veces despliega este burócrata entrañable y de la ternura que en ocasiones en él aflora, se agradece el cambio de estilo en la parte intermedia de la novela, donde son los testigos los que, con sus declaraciones, toman la voz narrativa.”

Los autores del informe creen de justicia dejar constancia que muchos fueron los esfuerzos invertidos en la búsqueda de una intención subliminal en las palabras del lector, al que su impericia en expresar sus opiniones no nos ha impedido cogerle un casto cariño, siendo todos ellos infructuosos. Nuestro deseo es que mentes superiores a las nuestras sepan sacarle todo el jugo que, no sin ciertas dudas, creemos que sorprendentemente pueden llegar a atesorar tales aseveraciones.

A última hora, y previamente a la estampación de la firma de todos los involucrados en la elaboración del informe, el lector mostró su capricho de rematarlo con unas escuetas palabras que, atendiendo como siempre de forma eficaz a sus deseos, aquí dejamos plasmado en negro sobre blanco:

“Una novela amarga, dura a veces, tierna otras tantas, pesimista, que, por ponerle un pero, yo diría que habría tenido un mejor remate unas cuantas páginas antes del final”.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 1 voto · @Guille le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Tharl hace 9 años

Éste es el libro que apenas empecé de Boll antes de devolverlo a la estantería. Qué bien que hayas subido tu reseña Guille, se agradece. Me he reido leyéndola.

Este lector coincide con el informe del 22 de Enero de 2015 en las apreciaciones del punto f) o sexta y última consideracion. En su testimonio afirma nuestro lector haber apreciado la misma elegante ironía y parodia y capacidad para los brotes de ternura del informe anteriormente citado. Admite en él también que lo dejó admitiendo que, con todo, eran demasiados páginas para ese estilo tan "inevitablemente cargante" (sic).
Tras leer el informe anterior nuestro lector nos llamó para manifestar su alegría al saber que no todo el libro es igual de uniforme. Llego incluso a prometer que la próxima vez que lo tome en sus manos será para leerlo en su integridad.
Veremos si es verdad

@Guille hace 9 años

jajaja. Sí es verdad que puede resultar cargante y que se agradecen las páginas donde el estilo cambia. Que superes la prueba la próxima vez.