MIRCEA ES MUCHO MIRCEA por Guille

Portada de LULU

Estuve tentado de resumir el libro en línea con aquel chiquillo que tuvo sus cinco minutos de gloria al hablarnos del Quijote de esta guisa:

Va de un jamo que está fumao o loco o yo qué sé y le dan benazos…

De esta forma, a través de un toque más o menos gracioso (además de triste) eludiría la interpretación del libro... porque tela el librito este con lo canijo que es. Pero me dije que todo antes de ser calificado de cobarde, así que allá voy.

No es casi hasta el final del relato que empezamos a entender lo que Víctor intenta mediante la escritura de estos recuerdos que ahora leemos nosotros, y que no es otra cosas que curar "la enfermedad" que le había atormentado desde un suceso ocurrido en la adolescencia, una adolescencia mística, marginal y marcada por un objetivo claro y rotundo: sufrir y sufrir mucho hasta poder llegar a escribir ese libro total que redima al universo mundo y que saldría “expectorado por sus pulmones, exprimido de sus testículos, eviscerado de sus tripas”. Ahora, a sus 34 años, es un escritor cuya frustración por no haber escrito el libro está cien veces ampliada por ser un escritor de éxito.

“Me sentaba en un banco y peroraba en voz alta, despotricando contra aquellos seres que se conformaban con una ilusión, que ignoraban la estructura despiadada del mundo. Pocos iban a conocer, a través del sufrimiento, a través de la frustración, a través del rechazo orgulloso de la trampa pubiana, la verdadera existencia, la tortura de la lucidez. Los demás vivirán, amarán, tendrán hijos y morirán sin enterarse de que además de su imbécil felicidad, en este mundo existen otras cosas... De todos modos, ¿por qué tenía que sufrir tanto? ¿por qué tenía que amar y desear tanto eso mismo que despreciaba?”.

El narrador, su mundo (el de antes, y el de ahora, desde donde escribe), está lleno de pesadillas en casas decadentes repletas de espeluznantes arañas y vísceras y pseudópodos y filamentos biliosos; vamos, lo que viene siendo un mundo góticooníricocasquero explicado con un estilo barroco y críptico con guiños a Alicia en el país de las maravillas y a la metamorfosis de Kafka.

Así que vete tú a saber si en todo este cacao he sabido sacar algo en claro (si alguien lee este libro podemos comentar la interpretación en privado, que no quiero destripar nada aquí) y si no hubiera sido mejor dejar el resumen del libro tal cual se explicaba en aquel video que comento al principio.

Carlos Pardo nos dice en la introducción que estamos ante un libro que es una experiencia límite. No sé si afortunadamente o no, soy un lector que no se impresiona con facilidad y este libro es demasiado onírico y gótico para mi gusto, pero es que Mircea es mucho Mircea.

Escrita hace 10 años · 0 votos · @Guille le ha puesto un 7 ·

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