HOMENAJE SENTIDO por arspr

Portada de EL CLUB DE LECTURA DEL FINAL DE TU VIDA

No soy un experto en esto de la creación literaria, pero creo que básicamente los libros se pueden clasificar en dos tipos, aquellos en que el autor no deja de querer contar algo a ALGUIEN (es decir, el libro no tendría sentido si el autor no contase con que potencialmente va a haber lectores y a poder ser muy numerosos), y aquellos en los que el libro en sí es un desahogo, es decir, el autor simplemente vuelca su alma en un papel porque lo necesita o lo desea sin que realmente le importe lo más mínimo que ni Dios lo lea. El libro se convierte en una "terapia", más barata (o más cara), que ir al psicólogo.

Y claramente este libro pertenece a la segunda categoría para bien y para mal. Porque lo necesitaba, porque le venía en gana, por sentido homenaje a su madre, por expresar su dolor, su reconocimiento y su amor, por volcar además doscientas pequeñas pajas mentales y reflexiones, por todo esto y algo más incluso, está claro que Will escribe el libro desde sus entrañas y punto. Y si no lo lee ni el tato, creo que al autor le importa un bledo, porque sinceramente el libro está escrito para Mary Ann(e).

Hasta aquí lo bueno o muy bueno del libro: su tremenda autenticidad y franqueza. Además junto a una defensa a ultranza de la lectura (y también del libro en papel por su componente "romántica"), que a cualquiera que nos ha envenenado esta Historia Interminable pues nos resultará tremendamente gratificante.

Pero una vez defendido esto, hay que reconocer que tampoco es literatura con mayúsculas por muchos motivos ligados con su estructura central de desahogo/homenaje puro y duro. En primer lugar y como es esperable, no es una biografía "aséptica", sino el hijo "alabando" y punto. Ni media crítica o punto desfavorable que convierta a esa Mary Anne angelical (y a ratos hasta empalagosa) en una persona real de carne y hueso. Ni media mácula.

En segundo lugar, es un poco desastrado en exposición de pensamientos varios (es un poco como "Dura la lluvia que cae", pero con menos nivel al menos en mi opinión). Es decir, evidentemente trescientas páginas de "qué buena era mi mamá" habrían sido absolutamente absurdas, y Will lo sabía y va aderezando la narración pues con sus cosas más o menos independientes de la madre en sí. Pero sinceramente, (y sin que el libro sea malo ni mucho menos), los he leído mejores.

Y en tercer lugar, también me ha resultado un poco chirriante las tremendas contradicciones inconscientes, que lógicamente el autor no ve ni de casualidad, entre ese discurso de "qué buena es mi madre y hay que ver lo que ha hecho por el mundo" y el tren de vida que se ve que lleva la familia a bloque (y sin que se empeñe en ostentar, ojo). Un poco como la sensación de cartón piedra que se me queda con los telemaratones benéficos por la causa que sea, de la cadena comercial de televisión que sea.

No quiero acabar mi reseña sin una reflexión personal muy ajustada además por ciertas vivencias personales recientes. El libro deja clara la profunda religiosidad de Will y de su familia sin entrar en reflexionar en su potencial "falsedad" (porque no es su objetivo ni de lejos, claro está). Y es de perogrullo que dicha fe ciega en Dios y en la siguiente vida, (sobre todo en esto último; definición absoluta del porqué de las religiones), pues es un fundamental punto de apoyo para todos, incluida por supuestísimo Mary Anne. Y sinceramente lo digo, desde mi ateísmo personal siento profunda envidia de dicha fe. Me gustaría haber visto el libro escrito por alguien y sobre alguien con profundas dudas sobre los más allá o acá y las bondades de Dios velando por su rebaño...

Escrita hace 10 años · 4 puntos con 1 voto · @arspr le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@_567_ hace 10 años

Esta novela, que no conocía de nada, me recuerda poderosamente a “La habitación de invitados” – Helen Garner, aunque esa quizá pertenece a la primera de las categorías que mencionas en el inicio de la reseña. El tema religioso cuando se tiene que lidiar con una enfermedad terminal es un asunto muy peliagudo, ya que siempre se debe ser sumamente respetuoso con las creencias de las personas que las sufren, que luchan por superar lo insuperable; la potencial falsedad puede ser la de quienes acompañan un trance tan doloroso y siempre suele aparecer en los momentos críticos: hay que saber estar cuando vienen mal dadas… y punto, Arspr.-

@arspr hace 10 años

Efectivamente Krust, coincido contigo en el debido respeto a las creencias de cada uno, y más en dichos momentos críticos y peliagudos. Por eso reinsisto, por si no ha quedado claro, desde la máxima prudencia, manifiesto mi profunda envidia de poder contar con dicho apoyo, independientemente de la verdad o no de dicho apoyo que absolutamente nadie, (yo el primero), puede saber.

(Vamos simplemente aclarar que mi último párrafo no contiene ningún matiz irónico por si alguien se hubiera sentido ofendido. Que es opinión transparente punto a punto y letra a letra).