TIERRA DE NADIE por FAUSTO

Portada de SIN NOVEDAD EN EL FRENTE

Henry Bergson en una breve frase paradójica definió, a mi parecer, el significado de La Gran Guerra: “La guerra en 1914 era imposible pero probable”.
Conocido es el hecho que provocó la 1ª G. Mundial, el asesinato Francisco Fernando heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro, que irónicamente era amante de la paz y tolerante con las distintas etnias del imperio; sin embargo, siendo clara la chispa del incendio, hoy en día, recién cumplido el siglo de tan magna hecatombe, los historiadores no se ponen de acuerdo cuales fueron las autenticas causas de la contienda bélica. El magnicidio, que en un principio solo tuvo una crisis local, poco a poco, y mediante acciones absurdas e intereses bastardos, se llegó a un tal sinsentido que acabó proclamándose la guerra a la que se sumaron potencias de los 5 continentes surgiendo frentes bélicos en cada uno de ellos.
De lo imposible o lo impensable se pasó de un plumazo a la probabilidad irracional más espeluznante que se había dado en la Historia. Además de la muerte y destrucción (13 millones de muertos y varios millones de heridos, lisiados, hogares destruidos, hambrunas, ruina económica, enfermedades etc.) se desmembró Europa Central, desencadenó la revolución rusa, supuso el ascenso del nazismo y finalmente fue la consecuencia, 20 años después, de otra matanza: 2ª G. Mundial.

Suele suceder, con cierta frecuencia, que un texto posee la facultad de entusiasmar y dejar, asimismo, un poso amargo de hiel ante la crudeza del relato. El placer de la lectura está ligado de forma indisoluble con el sobrecogimiento que produce.
Remarque, literato alemán que participó en la contienda, no tuvo escrúpulos para representar en este libro sus experiencias. Narrado con cierta maestría y pericia pero con contundencia, reflexión, sencillez, agilidad y eficacia. Otra de sus características, y fundamental, es la habilidad de mostrar escenas espeluznantes sin caer en la truculencia, no se ensaña en descripciones dantescas y tampoco “hurga en la herida” (literal y metafóricamente) para señalar determinadas situaciones. Este testimonio no se puede tildar de monocorde al tratar únicamente de hechos violentos y brutales, ya que diseminados por toda la narración se evidencian rasgos positivos (humor, bromas, amistad, solidaridad, amor) y pasión por la vida, creando una obra, en su totalidad, antibelicista pero con gran realismo y autenticidad sin caer en sentimentalismos; simplemente la cruda verdad.
Con una estructura no lineal el escritor, con destreza, ha ido tocando todos los palos del proceso de creación, formación, transformación y desolación de un soldado en una guerra y, además, sufriendo por casi todas las posibles vicisitudes que le pueden ocurrir. Escrito en primera persona por Paul Baumer (trasunto evidente de Remarque), vemos y sentimos a través de sus ojos y pensamientos, donde sus acciones y cavilaciones son la líneas maestras para poder entender nuestra historia contemporánea y, por extensión, profundizar en el alma humana.

Paul, un joven de 19 años (en realidad un niño) y con mirada inocente al principio para pasar posteriormente a una postura crítica y cayendo en la desesperanza y en la angustia, nos detalla su periplo personal. La odisea infernal empieza en el colegio donde la juventud unida a conceptos rimbombantes como Honor, Valor, Patriotismo, Justicia, Dios, Nación, Gobierno crean un estado falso de euforia y superioridad; unas palabras tan grandilocuentes y tan huecas que el tiempo las pondrá en su sitio: en “tierra de nadie”.
A continuación sigue el periodo de instrucción, una fase donde la disciplina, la humillación y el abuso de autoridad están al servicio de despojar cualquier atisbo de personalidad del recluta. El objetivo es crear “personas” duras, desconfiadas, vengativas…, en una palabra: embrutecer, una cualidad necesaria para sobrevivir en el campo de batalla.
La trama se vuelve más atroz, lógicamente, en la descripción del día a día de las trincheras: la cohabitación ineludible con la muerte y la acción de matar. Una crónica del horror (la expresión ambigua del coronel Kurtz creado por Conrad, se hace ahora patente) hasta límites inimaginables, es la convivencia permanente con el hambre, el miedo, el dolor, la locura y las eternas compañías de piojos, ratas, excrementos y cadáveres. Principios como la educación, la cultura, la intimidad no tienen cabida, todo está a expensas de la supervivencia y del impredecible azar: “todo soldado tiene fe y confianza en el azar.”
Igualmente son destacables en el texto otros periodos menos agresivos, como el permiso para regresar temporalmente a casa, donde se manifiesta la añoranza familiar, el desconocimiento de los civiles de la situación real de la guerra y la ruptura total con los sueños y la esperanza del pasado, en unos años la juventud y la ilusión se han ajado.
La hospitalización supone otro punto de vista, no menos despiadado, de los estragos de la guerra.

Es inevitable, y necesario, mencionar la gran adaptación, lineal y cronológica, homónima que filmó Lewis Milestone (más tarde rodó la célebre “Arco de triunfo”, basada en un texto de Remarque) en 1930 y que obtuvo sendos Oscar como mejor película y director. Siendo el libro un autentico best-seller en su época, aunque prohibido en el régimen nazi, este clásico del cine bélico (emotiva secuencia final) ayudó a difundir por todo el mundo el escrito de Remarque. También es digna de mención la versión realizada para la televisión en 1979, con una traslación más fiel al esquema de la novela, donde destaca el siempre magnifico Ernest Borgine.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 4 votos · @FAUSTO le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Tharl hace 10 años

Conocía la película, que no la he visto, pero no el libro. Por lo que comentas es igual de recomendable que su adaptación. Vista tu reseña espero verla pronto. Parece una obra bastante completa e informada. Vamos, que parece todo un libro de referencia.

Aunque parece haber sido engullida por la II GM (en cierto modo una continuación), la Gran Guerra me parece cada vez más interesante. Han pasado 100 años y vivimos en un mundo neoliberal, neoimperialista, globalizado y, una vez más, parece imposible pero probable (genial paradoja) un conflicto.

Una guerra devastadora en la que apenas hay conflicto ideológico, entre iguales, sin buenos ni malos, con el contraste del infierno de las trincheras y la evasión de las ciudades… El inicio del fin de la hegemonía Europea, el inicio del cuestionamiento de las categorías y mentalidad de la sociedad moderna…

Igual de interesantes y devastadores que los relatos sobre esta Guerra son los de sus supervivientes al volver al hogar. Estoy pensando, de los que leí, en Ferdinand, cuentos de Hemingway y Manhattan Transfer.

Hay dos obras que me vienen inmediatamente a la cabeza al pensar en la Gran Guerra: Los cañones de agosto y Senderos de gloria. Y también el infernal comienzo de Viaje al final de la noche. Veré pronto la película de Lewis Milestone -antes de decidir si leo el libro-, a ver si se suma otro referente a la lista.

@FAUSTO hace 10 años

Hola, Tharl. Me lleve una gratísima impresión con este libro. El tema bélico no es un argumento que me llame especialmente la atención en literatura (un poco más en el cine, pero no mucho), ni siquiera mis dos precedentes sobre la 1ª G. Mundial, “Adiós a las armas” y “Los 4 jinetes del Apocalipsis”, fueron destacables. Cuando leí esta novela-testimonio de Remarque me impactó, una historia que conmueve narrada con una prosa sencilla y ágil. Si decides leerla ya contarás si tenemos sensaciones parecidas.

Por cierto, del poco cine bélico que he visto, “Senderos de gloria” (junto con “Apocalypse now” y la primera parte de “La Chaqueta metálica”) la considero un peliculón, que además posee analogías con este libro.

No lo dudes, hoy en día todo parece imposible pero probable.