CIEGO Y COJO por Nastenka

Portada de LA REBELIÓN

"Conocía la misteriosa relación existente entre los urinarios y el patriotismo y sabía apreciar los ornamentales afectos de un inváido condecorado en el retrete."

Allá voy yo con otra de mis alegres lecturas. Y con mi primer acercamiento a Joseph Roth, que no será el único, ya tengo en mi estantería "Tarabás" y "La leyenda del Santo bebedor".

Roth nos cuenta la historia de cómo Andreas Pum, ciudadano modélico, mutilado de guerra... feliz y orgulloso, se acabará denominando a sí mismo rebelde y, lo que es peor (para él) infiel.
Y así se nos presenta a Andreas, como un hombre honrado, un excombatiente orgulloso...y cojo (lo de ciego del título es cosa mía). Con ironía y crudeza Joseph Roth nos va acercando al personaje para que lo tengamos bien "posicionado" a la hora del incidente.

La narración comiencia en un hospital militar, donde Andreas forma parte de un grupo de sobrevivientes (más que supervivientes) que en un pabellón de heridos parecen constituir ruinas humanas. Parece que el cuerpo humano tullido es la imagen de lo que queda de un país después de una guerra.
Desde el principio, la historia es significativa... lo que perfila es un mundo de desigualdad y deformación. De destrucción. Y en ese mundo deforme, asoma un "héroe" atípico: "Sólo Andreas Pum estaba contento de cómo andaban las cosas." Y no porque él se hallara intacto. No. Todo lo contrario. Andreas se había dejado (entre otras cosas) una pierna en la guerra. Pero le habían concedido una condecoración. Y una licencia para pedir limosna. Todo eso a cambio de una sola pierna...

Andreas, en su simplicidad, me pareció un personaje complejo, un hombre que confundía y mezclaba la religión con la política (de estos aún quedan algunos en este país), un hombre con la idea de que es Dios quien decide sobre el mundo.
Antihéroe al principio, aparece como un sujeto sumiso para con el Estado, que discrimina y condena a aquellos que no piensan como él. Su conformidad y complacencia hacen que se sienta superior al resto (incluso a sus compañeros de hospital), sobre todo por dos motivos; porque él no es un infiel, y porque tiene una condecoración.

Pero el destino no nos pertenece, y por la vida de Andreas se cruzan personajes variopintos y que aportan mucho a la historia, que se transforman (unos para bien, otros para mal)... hasta que aparece el señor Arnold, desencadenante de la tragedia.
Y todo se derrumba...
Andreas acabará perdiendo, durante su vida "civil", mucho más de lo que perdió en la guerra...

Roth (o Andreas) me ha dicho que no sea dócil, ni sumisa... que no me conforme con migajas...

Acabaré diciendo que el "alegato" final del ya rebelde e infiel Andreas es... soberbio.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 4 votos · @Nastenka le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 10 años

Pedazo de novela... Y además cortita, para los impacientes, y formulada y resuelta como una ecuación, sin digresiones ni florituras. Como bien dices, Nastenka, es todo un camino a la insumisión y un caso de evolución de personaje novelesco (el de Andreas) francamente digno de aplauso. Ahora que estamos "festejando" la Gran Guerra, conviene no olvidar qué paso con los que volvieron de las trincheras.