MÁGICO por Lunatica

Portada de PETER PAN

Peter es un niño en todo el sentido por lo que no debería asombrarme lo arrogante que es, que niño no cree saberlo todo y hace demandas ridículas día sí noche también, pero es que el infante volador se pasa. Pan es la vanidad personificada, el que todo lo sabe, el que todo lo hace y el que no presta atención a los demás; llegó a preguntarle el nombre a Wendy más de tres veces en un periodo de 10 minutos, si no quiere comer tampoco deja que los demás coman, debe ser el jefe en todo y por lo tanto aparenta que sabe todo así no tenga ni la menor idea de lo que sucede.

Pero fuera de sentir disgusto, siento pena por él porque ha crecido de esa manera al ser, según los poco claros recuerdos de él, ha sido abandonado por su madre hace ya mucho tiempo, así que no sabe lo que es ser recibido por una sonrisa radiante después de un gran día de juego o que te rodeen con brazos protectores cuando sientes desfallecer al encontrar tu juguete favorito roto o que te arropen en las noches y velen tu sueño. Es un pobre chico que desgarra su garganta pidiendo una madre, pidiendo a Wendy.

Así como siento pena también siento cierto sabor amargo con sus apariciones, la vanidad y arrogancia chocan conmigo y por tanto puedo querer con el alma al chico, como también me gustaría tenerlo de frente para darle unas cuantas nalgadas. Un protagonista inusual, bien podría ser el villano en otra historia, que alza vuelo en segundos y se dirige sin vacilar a la segunda estrella a la derecha de la luna invitándonos a pasar aventuras inigualables.

Barrie nos sumerge en el mundo donde crecer es el peor de los males, nos deleita con una narración diferente y amena que te lleva a una isla pequeña pero viva, una isla llena de sin sentidos con sentido, una isla mágica en la cual las cosas más maravillosas son vistas con normalidad; esta obra nos transporta al País de Nunca Jamás o Neverland, dónde no debe sorprenderte ver un cocodrilo hacer tic-tac al caminar, o a una tribu de indios bailar al bom de los tambores, o a una banda pirata injuriar el nombre del jefe de los niños perdidos; el País de Nunca Jamás es una tierra bella donde una se siente en casa.

Para entrar a esta tierra debes seguir unos simples pasos. Primero debes estar atento a la visita del niño eterno durante las noches a los sueños de los más inocentes, porque sólo éstos tienen el derecho a verle ya que conservan su inocencia y alegría intactas; pero el no visita todos los días, o al menos no deja que lo veas, así que no desesperes un día lo harás y ese será el día perfecto para seguirlo a hurtadillas. Después debes prometer no contar esto a los más grandes porque sólo encontraran disparates en tus cuentos y te mandarán a callar.

Una vez hecha la promesa, hecha mano a tus memorias felices, las más felices que tengas y vuela. ¡Oh! Pero no te olvides del polvo de hada, sin su ayuda jamás podrás despegar del suelo, atrapa a Campanita, trátala con cuidado, es tan pequeña que sólo puede albergar un sentimiento por vez así que asegúrate de caerle bien para que te dé un poquito de su polvillo. Sigue a Peter, no lo dejes ir, que el muy bribón no sabe dar indicaciones y la dirección antes dada era sólo una frase del momento, síguelo de cerca y podrás vivir aventuras extraordinarias.

Allí conocerás a Garfio y su banda, la más cruel banda de piratas que hayas visto, reclaman la cabeza de Pan desde que éste se atreviera a cortarle a su capitán su mano por un arranque de aburrimiento. Unos hombres de mar que han visto días mejores, un ejemplo perfecto sería su capitán. James Hook, o Garfio como prefiera el lector, es un hombre de buenos modales que se crió en cuna de oro pero que decidió que lo suyo sería robar tesoros y enamorar damiselas, al menos hasta que dio con el orgulloso habitante de Neverland; bien podría ser nuestro protagonista perfecto, si no fuera por su crueldad innata y sus deseos de desgarrar con su garfio.

También podemos ver a Smee, un atolondrado maestre que será la burla de los niños perdidos muy pronto. Pero mejor pasemos a estos últimos, la banda de aventureros más temeraria y famosa de estos lares; tal como su nombre lo indican son los niños que las nanas han perdido ya sea por negligencia o, como a los tres jóvenes Darling, que han seguido a Peter en sus sueños y decidieron nunca volver para desamparo de sus padres. Una no se puede decidir si cuidar de Nibs, Curly, Slightly, Tootle o los Gemelos; todos son tan únicos y bellos que, al igual que le sucedió a Wendy, tu corazón se divide y los tomas por hijos sin dudarlo.

Al toparte con los piratas no puedes dudar encontrarte con los pieles roja comandados por la feroz Tigrilla, una tribu de indios muy colorida que te entretendrá durante horas con sus tambores y cuentos a la luz de la fogata, después de todo son fieros combatientes así que más de una batalla tendrán para contarte. Y detrás de ellos podemos entrever a el cocodrilo, que camina paciente haciendo tic-tac en busca del capitán, después de la probada que le ha dado sólo sueña con comérselo completo.

Y podría hablarles de más criaturillas y de otras no tanto, pero le estaría quitando la magia al libro así que mejor tomen mi palabra y corran a leerlo, de lo único que se arrepentirán es de no haberlo hecho antes. Un libro que no tiene edad.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 2 votos · @Lunatica le ha puesto un 10 ·

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