LA OBRA QUE EL TIEMPO CASI OLVIDÓ por EKELEDUDU

Portada de EL MUNDO PERDIDO

El joven Edward Malone no está de suerte. Ha soportado un pesado monólogo del Sr. Hungerton, fingiendo interés, sólo como excusa para abordar a la hija de aquél, Gladys, a fin de proponerle matrimonio... Y Gladys ha rehusado: Malone es buen chico, tiene empleo -es periodista-; no sabemos si es carilindo, pero debe lucir bastante atlético, ya que juega rugby. A Gladys, sin embargo, todo ello no le basta: está enamorada de un hombre ideal, capaz de afrontar riesgos en pos de causas nobles como, por ejemplo, el progreso científico. Edward decide demostrarle que él es un hombre así y, sin pérdida de tiempo, se lanza a la búsqueda de una causa apropiada para tal fin.

La encontrará gracias a George Edward Challenger, un profesor universitario que hace un tiempo viajó a Sudamérica y regresó de allá repitiendo historias disparatadas que le han hecho objeto de escarnio en toda la comunidad científica. Y antes de seguir, creo que vale la pena aclarar que Challenger es el verdadero héroe de esta novela de aventuras, y su mayor hazaña es haber logrado que este libro no caiga del todo en el olvido, ya que no ponerlo a la par que las historias de Sherlock Holmes escritas por el mismo autor.

Por un contacto, Malone se entera del viaje a Sudamérica de Challenger y de que regresó contando historias increíbles, pero no de la índole de las mismas. También se entera de que varios periodistas han buscado entrevistarle, y a todos los ha echado de mala manera, agresión física incluida. Por lo tanto, para llegar a él, Malone se hace pasar por admirador de Challenger y finge no entender algunos conceptos suyos y pretender que se los aclare personalmente. Desganado y burlón, Challenger accede a recibirlo pero, para desgracia del buen Malone, el termperamental profesor descubre el engaño y se arma la de San Quintín.

Todo este tramo es el mejor del libro, y no queremos dar demasiados detalles para no arruinárselo al lector interesado. En cambio, no estropearemos nada diciendo que lo que Challenger halló en Sudamérica es una meseta en la que aún subsisten dinosaurios y otros animales prehistóricos, que en algún momento se montará una expedición para confirmarlo y que Malone formará parte de ella.

El problema es que actualmente nuestro vasto mundo está demasiado explorado, sabemos que los estegosaurios no eran tan descomunalmente enormes como se pretende en esta novela; que, incluso si nuestro mundo fuera menos conocido, una simple meseta, por grande que fuera,difícilmente podría albergar una fauna de distintas eras geológicas de nuestro planeta; y que, peor todavía, Internet ya no nos permite ser ignorantes de todo eso. VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA, de Julio Verne, tenía temática similar, pero como ninguno de nosotros ha explorado el centro de la Tierra, nadie puede dar fe de lo que hay allí, además de que el autor era muy hábil para volver creíble lo increíble, la teoría de la Tierra Hueca tiene aún adherentes que la defienden a capa y espada (yo no estoy entre ellos) y el mundo prehistórico "intraterrenal" tampoco era el eje de la obra y se lo mostraba muy discretamente. En cambio, ni el paso del tiempo ni la ciencia han sido piadosos con EL MUNDO PERDIDO, tanto más cuanto que, ya en plena expedición, Challenger pasa a ser un simple científico como cualquier otro, y deja de ser interesante. Challenger furioso era mucho más temible que el más voraz Tyrannosaurus Rex, y sólo tras sobrevivir a su primer encuentro, Malone tendría que haber corrido a casa de Gladys a tratar de impactarla con un emocionante relato del peligro que corrió al entrevistar al profesor. En cambio, optó por seguir de largo hasta Sudamérica, con un Challenger ya amansado y aburrido. TARZÁN contenía también dislates de grueso calibre, pero su protagonista mantenía su carisma desde el principio hasta el final. Los disparates de EL MUNDO PERDIDO, tal vez no tan obvios cuando apareció la obra, lo son ahora, y su personaje más interesante no tarda mucho en volverse tan rutinario como cualquier otro. Luego de introducirlo en esta novela, Sir Arthur Conan Doyle continuó con el profesor Challenger en otras obras, no sé con qué éxito. Tal como se presentaba al entrar en escena en EL MUNDO PERDIDO, el personaje lo ameritaba, una lástima que luego se volviera insulso.

Eso sí, se debe admitir que la descripción del pterodáctilo, ya sobre las últimas páginas de la novela, resulta espléndida, pero creo que no justifica la lectura de toda una novela.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 2 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 4 ·

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