CASI por Tharl

Portada de HABIBI

‘Habibi’ es una de las novelas gráficas más ambiciosas y ricas que he leído. Sin buscar reafirmar algo que a estas alturas debería ser obvio, ‘Habibi’ demuestra una vez más que el cómic es un arte independiente tan válido y rico como cualquier otro, con recursos expresivos característicos y capacidad para indagar en cualquier tema y sentimiento.
Se mire por donde se mire, las dimensiones de ‘Habibi’ son colosales. El autor de ‘Blankets’ ha dedicado siete años a esta obra de exquisito dibujo para entregarnos una historia de amor que sirva como parábola sobre la relación de la humanidad con su entorno natural, la importancia de la palabra y la injusticia social. Y al mismo tiempo, pretende sumergir al lector occidental en la cultura y religión árabe para crear puntos de diálogo explorando las fascinantes diferencias culturales desde el tronco común de una herencia compartida. Craig Thompson juega en la liga de los grandes del cómic y del arte en general. Pero no tiene por qué salir bien parado.

Mi principal problema con el cómic se debe a su pretensión de parábola. Toda la narración está revestida del tono alegórico de quien pretende dar lecciones transcendentales. La descontextualización espaciotemporal -en ‘Habibi’ conviven hermosos desiertos, tradiciones, ciudades y palacios dignos de la civilización árabe clásica (o estereotipada) con ciudades tercermundistas actuales devoradas por sus dirigentes, los residuos y occidente-, la mezcolanza de historias y subnarraciones, la voz en off y la subrayada y explicita simbología, están al servicio de este tono alegórico-transcendental que puede resultar demasiado “bíblico” o pedante.

Más interesante es la historia de amor de los protagonistas, convencional y perversa al mismo tiempo. La estructura de la relación amorosa es predecible y sigue las reglas de los cuentos de hadas, pero sobre ella hay deseo edípico, explotación sexual y una enfermiza búsqueda de la pureza. Así, la sexualidad puede parecer enfocada como algo prohibido o vergonzoso, salvo si es fruto del amor sincero y ‘verdadero’. Thompson se recrea en un erotismo mórbido cargado de sentimiento de culpa para indagar en temas como el incesto, la prostitución, la esclavitud, la pureza y su busca, el embarazo, la maternidad, la lujuria y la castración. La combinación de estos temas con el tono ‘transcendental’ y alegórico, a veces teñido de un extraño humor, producen una extraña sensación enrarecida que no será del gusto de todos.

En realidad lo que más me gustó es el maravilloso dibujo al que no se puede poner pegas. Gracias a la habilidad con la pluma y con el diseño de cada página Thompson logra trasladarnos a la cultura árabe, con su religión, tradición y arte. En “Habibi” encontramos influencias, guiños y glosas de “Las mil y una noches”, del Corán, de la teología y cabalística islámica, del folclore árabe y además delicadas cuestiones ortográficas y caligráficas de una cultura basada en la importancia de la palabra. Para ello Thompson ha organizado el comic a lo “Mil y una noches”, insertando historias a lo largo del relato principal ampliando el significado de este pero también llenandolo de dispersiones. Cuando mejor funciona este acercamiento y diálogo con una cultura que tantas veces nos presentan como enemiga es cuando Thompson se deja de digresiones explícitas y nos presenta esta influencias en un plano meramente visual.
Alguno dirá que a pesar de las buenas intenciones del autor, da la sensación de que más que un acercamiento sincero a otra cultura Thompson cae en el exotismo. No creo que esta fuera su intención sino que es el resultado de haber querido sumar a las influencias orientales la propia visión occidental del orientalismo tan propio por ejemplo del romanticismo francés -p.e. las influencias en el cómic de “El baño turco” de Ingres y “El pobre pescador” de Chavannes-; y sobre todo, se debe a que para profundizar en sus protagonistas Thompson los contrapone a un repertorio de árabes muy estereotipados y deshumanizados, como el sultán (aunque en este caso creo que el estereotipo es tanto de ‘los hombres, y más los ricos, son unos babosos’ que el cliché del ‘sultán polígamo y vicioso’).

Al final, el gran problema de “Habibi” es su dispersión. Los tres componentes del libro: relato principal, subnarraciones bíblicas y folclóricas, y explicaciones didácticas de símbolos y de la cultura árabe están siempre bien entrelazadas. Cada interrupción del relato principal hacia estas digresiones está justificada y sirve, entre otras cosas, para desarrollar el significado de lo que ha sucedido o plasmar las bases de lo que va a suceder. Pero siguen siendo digresiones que interrumpen y, a menudo, son innecesarias y molestan, además contribuyen a ese tufo pretenciosamente didáctico que detecto.

“Habibi” tiene momentos increíblemente hermosos, como la lluvia de letras, transmite una enorme sensibilidad y logra hipnotizar al lector con sus imágenes; pero al final la parábola no capta mi interés, la historia de los personajes me acaba siendo indiferente y solo leo por seguir disfrutando de las imágenes y de esa cultura tan inmensa que transmiten. Paso las páginas creyendo que acabaré implicándome con los personajes o con el discurso del autor; pasan los capítulos y parece que va a entrar, parece que voy a conectar con la historia perno nada, no entra, no conecto. Me acabo el libro y tengo esa sensación de que he leído algo bueno, que en todo momento ha habido algo ahí, latente, pero no he podido conectar con ello. Casi casi.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 3 votos · @Tharl le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@salakov hace 10 años

Prueba con "Blankets"...

@Tharl hace 10 años

Lo haré, pero dentro de bastante tiempo. Creo que sé lo que voy a encontrarme y me da un poco de pereza de momento... Antes me apetece descubrir a otros autores

@salakov hace 10 años

"Blankets" es mucho más autobiográfico y cercano que "Habibi", que es una epopeya épica, monumental. También es mejor.

@Tharl hace 10 años

Sí, "Blankets" tiene toda la pinta de ser menos disperso, menos pretencioso, y más cercano y sincero. No dudo de que Thompson sea un grandísimo autor y aunque “Habibi” no me haya gustado especialmente, tengo la esperanza de que en "Blankets", aunque el dibujo creo que será menos espectacular, encuentre una historia y un tono más contenido. O tal vez Thompson sea uno de esos autores que aunque aprecio su calidad, no son de mi gusto. Veremos.

@_567_ hace 10 años

El tono alegórico transcendental que comentas sobre la voz en off, no es más que una interpretación extremadamente personal que Thompson hace sobre el Corán, con ese imprescindible sentido del humor con que un occidental debe acercarse a una cultura ajena a la suya, en mi caso comulgo con ella, la visión del autor, y de hecho es una de las grandes virtudes que le encuentro a esta novela gráfica.
Además, el dibujo me parece realmente excepcional (el bullicio en los zocos de Wanatolia, el desierto, el suntuoso palacio del sultán…), en ese sentido superior a ‘Blankets’. No estoy de acuerdo en esa manifiesta dispersión que comentas, la conexión va más allá de lo religioso y debería sentirse como un estímulo… más humano.

Gran, gran reseña Tharl, a pesar de alguna divergencia con tu opinión (la leo hoy porque cuando salió publicada ya tenía la obra en perspectiva, por si acaso me desvelabas algo… que no es el caso). Pues nada, seguiremos la pista de este autor, tarde lo que tarde en volver a aparecer en escena.-

@Tharl hace 10 años

Es difícil discrepar en lo excepcional del dibujo en “Habibi”. En mi opinión es, con diferencia, lo mejor del cómic.
Coincidimos también en que el tono alegórico transcendental se debe a la interpretación del Corán de Thompson. Interpretación que va más allá del Corán para abarcar todo el Islam, la cultura árabe y la visión personal del propio autor. Pero no es menos cierto que es el tono “bíblico” o de sermón de quien da lecciones vitales y espirituales que tanto me repele.
En cuanto a la dispersión, como digo en la reseña, no se debe a la falta de coherencia en los elementos con los que juega Thompson, sino a que interrumpen la narración. Y, sobre todo, a que el resultado me pareció endeble. Por momentos parece que el autor quiere abarcar más de lo que es capaz. Tiene tanta pretensión de abarcarlo TODO que uno no sabe qué es lo que verdaderamente pretende contar.

Probaré suerte con “Blankets”. Aparenta ser menos pretenciosa, menos grandilocuente y más honesta.