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Portada de EL DESPERTAR DEL GUERRERO INTERIOR

Es un poco complicado comentar este libro por varias razones, de las cuales no es la menor que no he puesto ni tengo la menor intención de poner en práctica ciertos ejercicios y consejos que sugiere y, por lo tanto, no tengo la más mínima idea de si son útiles o no. No soy, entonces, la persona más indicada para reseñarlo, pero en tanto no haya nadie más, supongo que hasta lo poco claro que pueda decir yo será de utilidad, especialmente teniendo en cuenta que no fue lo que esperaba y a alguien más le podría ocurrir lo mismo si no sabe exactamente de qué trata. EL DESPERTAR DEL GUERRERO INTERIOR ha sido catalogado tanto entre los libros de autoayuda, como entre los de artes marciales. Pretende ser lo primero, pero me da la sensación de que se acerca más a lo segundo por motivos que examinaremos más adelante. El subtítulo del libro ("LOS SECRETOS DE LA SEGURIDAD Y LA FIRMEZA INTERIOR") son bastante descriptivos en lo que hace al objetivo de la autora. Muchos de nosotros crecimos inseguros e inestables por diversos motivos, en mi caso una implacable sociofobia que hacía que el solo hecho de salir a la calle me resultara aterrador, y que un simple recorrido de tres cuadras adquiriera una complejidad laberíntica de tanta voltereta que hacía para esquivar a todas y cada una de las personas que iba encontrando a mi paso. Dawn Callan nos habla de tiranos interiores (mi sociofobia sería uno de ellos) y nos insta a librarnos de ellos, aunque, admite, la lucha es dura. Me consta que es dura y no tengo la más mínima intención de seguir librándola. Obviamente no me quedó más remedio que luchar en su momento, porque el hombre, mal que nos pese, es un bicho social, y yo no soy autosuficiente y por lo tanto no podía hacer rancho aparte: mi vida tenía que transcurrir en el seno de una sociedad, y tuve que luchar para que mi sociofobia me permitiera tener cuando menos el justo y necesario con mis congéneres humanos. Pero eso no significa que a veces no me siga perturbando encontrar una multitud de conocidos (léase: más de cuatro) y que ni en broma me sumo a fiestas convencionales, donde el simple hecho de estar se me transforma en un suplicio. Mi sociofobia, entonces, sigue siendo un tirano, aunque en cierta forma lo tenga a raya mediante una especie de pacto. A los veinte años, luchar contra ese tirano y vencerlo era una necesidad imperiosa, pero toda lucha dura desgasta, y por ende no quiero llevarla más adelante de lo que ya lo he hecho, máxime teniendo en cuenta que, ahora a gusto con mi existencia solitaria, la idea de hacer sociales no me tienta y, por lo tanto, no me sirve como aliciente. Vencer definitivamente mi sociofobia tendría sentido entonces sólo como mero desafío, pero no soy una persona que guste de desafíos. Soy un pacifista nato, no un guerrero, y ése es el motivo por el que ni intenté poner en práctica los ejercicios sugeridos por Dawn Callan. Si a pesar de todo compré y leí este libro, es porque mis pasadas experiencias me inspiran empatía y solidaridad hacia quienes sí necesitan, sí o sí, vencer a algún tirano interior que no para de joderlos, y siempre estoy en busca de eventuales ayudas que poder sugerir a estas personas.

Debemos ser justos y reconocer que la autora dice muchas cosas ciertas, sensatas y potencialmente útiles (mantenerse en el presente, asumir responsabilidades, etc.). No sé si lo serían para las personas a las que me refería antes, pero sólo porque es dudoso que alguien con la autoestima y la dignidad maltrechas crea que tales recomendaciones, o cualesquiera otras que puedan hacérsele, puedan servirle específicamente a él. En este caso, evidentemente, el problema estaría menos en el lector que en el libro; aunque merece señalarse que leyendo la historia de vida de la autora parece obvio que no es que siguiendo todas esas pautas se transformó en una guerrera, sino que ella ya era una guerrera nata desde su más temprana infancia, y por eso estuvo en óptimas condiciones para captar la sabiduría expresada en dichas pautas.

Pero el primer gran inconveniente con EL DESPERTAR DEL GUERRERO INTERIOR es que, como decíamos antes, parece más apropiado para un interesado en las artes marciales que para cualquier otra persona; y esto por dos razones. La primera es que Callan habla bastante de chakras, auras y koans. No entiendo qué rayos son los chakras, no comprendo los pretendidos aspectos místicos del aura y los koans, directamente, me vuelven loco. Una vez más, la dificultad puede estar en el lector, yo en este caso; pero me pregunto en qué medida podrá comprenderlos una persona sumida en la angustia de su propia victimización, si alguien ya un poco mejor anímicamente (yo, bah) queda completamente knock-out por el solo hecho de intentar descifrar esos conceptos. Eso sí, habrá que agradecerle a Callan, ya hablaremos con más detalle de este punto, no caer en una estupidez simplista de ésas que tanto pululan en la new age, según las cuales la Era de Acuario nos depara un futuro venturoso y cosas por el estilo.

Antes, la segunda razón de las dos que me hacen pensar que este libro es más apropiado para un alumno o practicante de artes marciales. Callan todo el tiempo cita ejemplos de gente insegura que, supuestamente, consiguió vencer esa inseguridad: ¡y todos esos ejemplos concluyen con el fulano de turno revoleando por los aires a alguien! Y sin embargo, la propia autora admite que "Una persona puede tener el valor de rescatar a alguien de un edificio en llamas, pero carecer del suficiente coraje para rescatarse a sí mismo de su propia soledad". Por lo tanto, con la misma lógica, si quisiera vencer definitivamente mi sociofobia (por seguir un ejemplo ya expuesto), ¿qué sentido tendría iniciar mi historia personal comentando que luchaba arduamente por superarla, y concluirla mencionando que al final logré derrotar a un oponente en un enfrentamiento de artes marciales? ¿Qué demostraría esa victoria, en lo referente a mi problema inicial? ¿Cómo pasamos de la sociofobia al karate o el judo; cómo un tirano interior se convirtió en un agresor externo; y sobre todo, si las artes marciales son la solución para todo, por qué molestarse en leer este libro, si lo que en realidad tendríamos que hacer, parece, es inscribirnos en un curso de artes marciales?

Decíamos que, a Dios gracias, al menos Callan no incurre en la imbecilidad optimista a ultranza de ciertos adherentes a la new age. No lo ve todo negro, pero tampoco es todo color de rosa. De hecho, su perspectiva es todo el tiempo la de un guerrero, es decir, habla de desafíos y de la necesidad de afrontarlos. En lo que hace a algunos desafíos que a todos nos incumben como especie, temo que nada nos excusa de no afrontarlos; por ejemplo, los gravísimos problemas ecológicos que aquejan a nuestro planeta. Sobre este aspecto, la autora no merece reproche alguno, y por ello uno desearía que EL DESPERTAR DEL GUERRERO INTERIOR fuera un mejor libro de lo que es. Ella todo el tiempo insta al lector a superarse espiritualmente y a salir de su egoísmo; a que aprenda a hacer sacrificios por el prójimo y el bien común. Nobles objetivos si los hay, es cierto. Pero si el que no tiene sociofobia padece alcoholismo, tabaquismo o lo que sea, hasta que supere su problema personal hay tiempo, no sólo para acabar con la Tierra, sino también con los restantes planetas del sistema solar. Y a quien no está aquejado por ningún gran problema, de todos modos lo más probable es que lo tengan sin cuidado esas cuestiones, al menos si involucran un sacrificio personal de su parte. ¿Soy muy cínico? No sé, puede ser; por las dudas, pido disculpas anticipadas, porque no es la intención serlo.

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 6 ·

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