PASSENGER FABER por Nastenka

Portada de HOMO FABER

"Yo no creo en la Providencia ni en el Destino. No necesito ninguna clase de mística para admitir lo inverosímil como un hecho experimental. Lo probable y lo improbable no difieren por su esencia, sino únicamente por su frecuencia. Pero cuando acaece lo improbable no es a causa de algo superior o milagroso, como suele pensar el profano. Cuando hablamos de probabilidad comprendemos también la improbabilidad como caso límite de lo probable, y si alguna vez sobreviene lo improbable, no hay motivo para maravillarse o asombrarse, ni estremecerse, ni creer en ningún misterio."

Homo faber: El hombre que produce o fabrica.

Este es mi segundo acercamiento al escritor suizo después de "No Soy Stiller", que me costó mucho más terminar. Homo Faber tiene un ritmo mucho más ágil, se lee rápidamente, reconozco que al principio, cuando empiezas a intuir qué va a ocurrir, el "motivo" que provoca la transformación del protagonista, llegué a pensar que aquello no me iba a gustar. Me equivoqué.

Creo que Frish nos plantea, ante todo, el paradigma del hombre en lucha contra su propia negación. Nos muestra a su protagonista, Walter Faber, como un hombre solitario, individualista y que se piensa libre. Un hombre que sólo cree en lo que logra ser probado por las estadísticas o las probabilidades. Para él el destino no existe.
Y otra vez (dos de dos) Frisch y la identidad. Para el autor suizo parece que la identidad tiene una doble variante: por una parte, la imagen que los demás tienen de uno mismo (de esto trata bastante en "No soy Stiller"); por la otra, lo que uno es para sí mismo, en Homo Faber, Walter, no de una manera explícita pero sí insistente se pregunta quién es, qué es, qué está haciendo con su vida...

Y Walter... es ingeniero y trabaja para la UNESCO en los países subdesarrollados..
Y a Walter... no le gusta soñar, ni le gustan las novelas.

La historia empieza con un incidente aéreo. A pesar de lo improbable que para Walter resulta, dos turbinas fallan, primero una, luego la otra... y no queda otra que un aterrizaje de emergencia, en mitad de un desierto mexicano, un paraje inhóspito a 70 kilómetros de cualquier punto habitado. Un territorio caluroso, asolado por la aridez, yermo... pero de algún modo amenazante para el Homo Faber que es Walter...
Este percance establece el que será el argumento principal de la obra. El avión es una de las más grandiosas creaciones de la ingeniría, y para Walter, diseñador de turbinas, el avión tiene casi una categoría de infalible. Por lo tanto, el aterrizaje forzoso en la naturaleza seca e inhóspita simboliza la ruptura de las certezas, la llegada de sucesos no previstos en su destino....
Y...¿qué pasa cuando las certezas y convicciones de uno se rompen, desaparecen? A Walter lo que le ocurre es que acaba transitando desde su cómodo y tranquilo mundo de probabilidades hasta la admisión de las contrariedades, del destino, del instinto... y admitir todo ello, tener que rectificar, a él parece que se le antoja el fracaso de una vida;
"Instrucciones en caso de defunción: todos los testimonios de mi vida, como son confesiones, cartas y cuadernos de notas, deben ser destruídos, nada es verdad."

Pronto conoceremos -y conocerá Walter- que las leyes de la probabilidad han vuelto a fallarle. Hay muchas coincidencias, importantes pero que no detallaré para evitar contar demasiado y para intentar no explayarme mucho más...
En la inquebrantable existencia de Walter todo tenía su lugar con un grado de certeza, pero el accidente aéreo abre una fisura por la que parece -a base de casualidades, algunas casi inverosímiles- querer colarse la fatalidad....

Después, el viaje en barco, la irrupción de la chica de la cola de caballo rojiza (Sabeth), y otra vez la fatalidad...
El reencuentro con Hanna después de veinte años (su único amor), la esperanza...

Walter ha cambiado.
Hay un pasaje, en Nueva York, después de todo lo ocurrido, en el que Faber, medio borracho, llama a su propia casa y alguien que no es él, le constesta. Sorprendido, vuelve a hacerlo varias veces. Mismo resultado. Incluso le pide a un camarero que lo haga, que llame por él. Mismo resultado...
Creo que lo que pretende indicarnos Frisch aquí es que Walter está llamando a alguien que ya no es él. Ese modo de exponerlo me pareció sublime.
Walter ha cambiazo.
Quizá demasiado tarde.

El estilo que usa Frisch puede resultar algo frío, a veces apático, pero acaba resultando concordante con el carácter de Faber, y alcanza una transformación del tono narrativo a medida que se desarrolla la historia y las circunstancias del protagonista van cambiando. Me gustó esa evolución...

Max Frisch sigue haciendo que me pregunte muchas cosas.
Y para eso nunca es tarde.

"Ya vienen." -Dice Walter...

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 5 votos · @Nastenka le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@_567_ hace 11 años

Vaya, uno se queda con las ganas de conocer esas casualidades casi inverosímiles que apuntan fatalidad en una vida tan perfeccionista y matemáticamente estudiada como parece ser la del protagonista. Esa concordancia de carácter entre Faber y Frisch que apuntas, tan frío y calculador pero a la vez tan preciso como un reloj suizo (probablemente no se estropea nunca… a no ser que se precipite, envuelto en tu muñeca, desde un avión a tierra), me hace pensar que este puede ser un rasgo singular en los habitantes de ese pequeño país (me ha recordado bastante a algunos de los protagonistas de ‘El adversario’, gente que quiere controlar el presente a toda costa y no creen en el destino que les pueda deparar el futuro….). Puede que tenga que ver en ello tanto la situación geográfica de Suiza como sobre todo su condición de paraíso financiero mundial, caldo de cultivo para personalidades extremas.
También me llama la atención el episodio de la llamada, ¿podría tratarse de un desdoblamiento de personalidad?

Buena reseña, Nastenka.-

@Faulkneriano hace 11 años

Buen trabajo, Nastenka. Y no os metáis tanto con los suizos...

Uno nunca debe llamar a su propio teléfono ni a su portero automático, como probó Muñoz Molina en un inquietante cuento cuyo título no recuerdo.

@Nastenka hace 11 años

@Krust, es que nombrar sólo una de esas casualidades es desvelar mucho y casi entrar en el spoiler, así que aún a riesgo de que no se entendiera nada en la reseña, no quise entrar en ellas...
En cuanto al carácter de Frisch y la concordancia con Faber, me refería más que nada al método evolutivo de la narración, que va cambiando casi al mismo ritmo que la transformación del protagonista,se vuelve como más....cercana al mismo tiempo que el lector se va acercando y va conociendo a Walter.

El episodio de la llamada, más que un desdoblamiento de la personalidad, yo creo que es una extravagancia que se permite Frisch, para que al lector un poco..."distraído, le quede claro que a la vuelta a lo que era su vida, a su casa en Nueva York, donde residía, Walter Faber no era ya aquel hombre que salió de viaje -como tantas otras veces-, sin saberlo, a que el destino quisiera vengarse de él por no haberlo tenido nunca en cuenta, pero vamos, que esto es una aprecicación mía, a saber si realmente fue la intención del suizo...

Saludos y gracias a ambos...

@lucero hace 11 años

Que buena reseña Nastenka! Me lo apunto y cuando lo lea, comento. Saludos

@Nastenka hace 11 años

Gracias lucero...
Ya contarás cuando te decidas...