LA HOMOSEXUALIDAD SEGÚN OTRAS CULTURAS por EKELEDUDU

Portada de GUERREROS, CHAMANES Y TRAVESTIS: INDICIOS DE HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS EXÓTICOS

A través de los tiempos, la homosexualidad ha sido definida por sus detractores como pecado, indecencia, aberración, abominación, enfermedad y a veces como varias de esas cosas juntas, dependiendo de a quién se pregunte. Por su parte, los homosexuales que se aceptan a sí mismos como tales la definen como una condición, una variante sexual o un estilo de vida que se elige. Si uno, ignorante en la materia, pretende indagar más al respecto, encuentra que los informantes imparciales o desinteresados escasean; la mayoría son tendenciosos en una dirección o en otra. Así, Alejandro Magno era definitivamente heterosexual o, de una vez por todas, homosexual, según se sea homófobo o gay (y dicho sea de paso, me pregunto si lo mismo heterosexuales que homosexuales no encuentran un mejor personaje histórico que reclutar en sus filas. Ya sólo falta que quieran hacer suyo a Hitler). Todo esto es poco serio y acientífico, como el mismo Cardin insinúa, o dice con cierto tacto, en su Introducción a GUERREROS, CHAMANES Y TRAVESTIS, ¿Estamos, entonces, ante una obra que zanja una polémica? ¡Qué va!... Bah, bueno, sí zanja una, la de la tan debatida sexualidad de los guerreros espartanos, pero allí acaba todo.

Pero ya que Cardin subtitula a su obra INDICIOS DE HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS PRIMITIVOS, empecemos por identificar a esos "primitivos" de los que nos habla. Según leemos en la contratapa, se trata de "aquellas poblaciones cuya cultura no fue, o no ha sido aún, mancillada por lo que nosotros, occidentales, llamamos 'civilización' y que constituyen motivo de investigación para etnólogos y antropólogos". ¿Y en qué consiste la obra? Es una recopilación de citas de diversos autores refiriéndose a la eventual aceptación o rechazo de la homosexualidad por parte de diversas culturas. Los mayores aciertos de Cardin radican en sus criterios de selección de citas, los cuales expone en la Introducción antes mencionada. Admite sólo información de primera mano, no un dato que un autor oyó de alguien que dijo, que dice, que dijeron, que parece que.

Además, es interesante y útil la codificación a que somete el autor a su obra, dividida en 1.INTRODUCCIÓN, 2.GUERREROS, CHAMANES Y TRAVESTIS (el cuerpo principal del libro y 3.MISCELÁNEA, donde reúne información complementaria y algo redundante. Cada una de estas partes presenta subdivisiones mediante subtítulos en el caso de la Introducción y la Miscelánea, y mediante capítulos en el caso del cuerpo central de la obra; y cada subdivisión viene acompañada de un segundo número identificatorio. Así, 2.3 identifica al capítulo TRAVESTIS del cuerpo principal del libro. Por último, un tercer número completa el código de cada una de las citas incluidas en el cuerpo central de la obra, seguido de un título o rótulo identificatorio. Por ejemplo, el referido a "La amistad 'soa' en Samoa (Oc.)" se identifica como 2.1.13, lo que indica que debemos buscarla en el cuerpo central de la obra, en el capítulo reservado a GUERREROS y en decimotercer lugar dentro del mismo. Todo esto parecerá aburrido y superfluo, pero no si uno está leyendo la Introducción y encuentra continuas referencias a casos que sólo se exponen en el cuerpo central del libro, y que en ese momento resultarían inhallables si no fuera porque los benditos códigos nos remiten fácilmente a ellas. Por otra parte, Cardin admite que la división entre Guerreros, Chamanes y Travestis resulta arbitraria e imperfecta, pero en 2.0 expone las ventajas que encontró en dicha división.

Cardin merece también elogios porque su insistencia en recurrir a información de primera mano permite zanjar definitivamente en 2.1.15, como ya se ha dicho, la famosa cuestión de la homosexualidad entre los guerreros espartanos. En este caso la cita es de LA REPÚBLICA DE LOS LACEDEMONIOS, de Jenofonte, donde se dice que la homosexualidad no estaba institucionalizada en Esparta, como a veces se pretende en la actualidad, sino, por el contrario, prohibida, al menos si entendemos que la homosexualidad debe incluir, para ser catalogada como tal, relaciones sexuales entre dos hombres o dos mujeres (aunque el propio Jenofonte vacila ante la eficacia de la prohibición. Que estuviera prohibido no significa necesariamente que la prohibición se cumpliera. De hecho, leyendo LOS ESPARTANOS, de Paul Cartledge, parece claro que a menudo no era así).

Sin embargo, no todo es positivo, y sinceramente me cuesta mucho asimilar algunos de los casos expuestos como ejemplos de homosexualidad; por ejemplo, el codificado como 2.1.16, que describe el rescate en plena batalla, por parte de su camarada guerrero, de un indio de las praderas. ¿Eso es homosexualidad? Yo ni siquiera lo llamaría homoerotismo. Que guerreros de un mismo bando, sean del sexo que sean, se salven el pellejo unos a otros, me parece absolutamente lógico y normal, aunque más no sea por aquello de "Hoy por ti, mañana por mí". Es más: que cualquier persona, guerrero o no, se juegue la vida por salvar de un grave trance a un ser querido, también sea del sexo que sea, también me parece normal. Conforme a la extraña lógica del autor, si un hombre salva a su padre, ¿deberíamos pensar que son, no sólo homosexuales, sino también incestuosos?

Por último, señalemos que Cardin no aprueba ni condena, no presenta pruebas a favor de que la homosexualidad sea aceptable, ni tampoco en contra; apenas expone qué pensaban, o piensan, ciertas culturas sobre un tema aún muy, muy polémico. Así debe hacerse si se es científico.

Escrita hace 11 años · 3 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 8 ·

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