ESTA VEZ EL ARTIFICIO NO FUNCIONA por arspr

Portada de NOVELA DE AJEDREZ

No puedo evitar comparar este libro con "Carta de una desconocida" que además fue con la que descubrí a este autor.

Y es que ambos libros son artificiosos y absurdos a la más mínima lógica "real". Pero de alguna manera "Carta..." se salvaba, y como decía en mi breve reseña de ella, al final te acababas "creyendo" (al menos a nivel empático) el folletín que te acababan de largar.

Bueno, pues algo parecido es esta "Novela..." pero lo malo es que, al menos yo, no he comprado la burra. La historia es demasiado artificiosa y no ha conseguido cautivarme en ningún momento.

El ajedrecista "malo" es absurdamente increíble, pero del "bueno" qué contar. La historia de aprendizaje del "bueno" vía CCC en una reclusión Nazi más de cartón piedra no podía ser. Y para colofón el previsible desenlace vía recaída mental está anunciado desde la primera frase de "solo una partidita para probarme".

Total que un libro sensiblero-simplón, para leer en un rato libre, pero que yo sinceramente recomiendo sacarlo de la biblioteca antes que comprarlo salvo que uno esté muy seguro de que es lo que realmente busca y le apetece leer.

Escrita hace 11 años · 3.8 puntos con 5 votos · @arspr le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@Shorby hace 11 años

Hombre, yo también descubrí al autor con Carta... pero esta es completamente diferente, en estilo, historia y en todo.

@Tharl hace 3 años

Pues estoy completamente de acuerdo contigo, arspr.

He disfrutado leyendo esta novelita de intriga especulativa a la manera de los relatos policiacos de Berkeley Cox. Dos rivales mantienen un pulso intelectual. Y la gracia está en ese juego de especulación sin mucha penetrancia, con un poco de filosofía y nada de acción.
Hay mucho "fondo" del que estoy seguro de que Zweig se sentía orgulloso y mucho pensamiento alemán. El ajedrez como algo nimio y sublime, un pensamiento puro sin conceptos; el contraste entre un jugador puramente físico que necesita las piezas delante y otro cuyo juego es puro espíritu e imaginación sin espacio ni tiempo; ese interés decadente por las monomanías que lleva a Zweig a considerar tanto o más terrible la presión psicológica que infligieron los nazis al señor B. que el dolor real de los campos de exterminio...

Lo mejor de todo es esta frase que tanto dice de la noble altura de una imaginación como la de Zweig:
«Con la misma naturalidad con que nosotros apartamos, en una librería, una mala novela policiaca que se nos ofrezca, sin siquiera empezar a hojearla, alejóse él de nuestra mesa y abandonó el salón de fumar.»