PREDESTINADOS POR LOS DIOSES... INTERIORES por EKELEDUDU

Portada de LOS DIOSES DE CADA HOMBRE: UNA NUEVA PSICOLOGÍA MASCULINA

Que existe una cierta relación entre mitos y psique humana, es algo a priori bastante evidente. Harita Meenee hablaba en NEOPAGANISMO -ya comentado antes aquí- del interés de muchos neopaganos, sobre todo mujeres, por la psicología; y por otra parte, los famosos arquetipos de Jung hunden sus raíces en lo mitológico. Pero no por eso deja de asombrar la correspondencia que hace Jean Shinoda Bolen entre ciertos arquetipos y determinadas divinidades de la mitología griega. A Shinoda Bolen la mencionamos ya al comentar DIOSES INTERIORES, de Laura Winckler, porque esta última se había basado mayormente en las obras de aquélla para escribir su libro.

Para quien nada sepa del tema, los arquetipos son patrones o modelos de conducta humana que subyacen en nuestro inconsciente y determinan o explican nuestra personalidad. Normalmente, en cada individuo hay uno o dos arquetipos dominantes, pero los otros están presentes, aunque dormidos, y pueden ser activados para contrarrestar los efectos negativos de los dominantes; para lo cual, obviamente, primero es necesario reconocer cuáles son estos últimos y cuáles podrían servirles de contrapeso. Carl Gustav Jung, psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, fue el primero en teorizar sobre ellos; y los sintetizó o expuso, hasta donde me consta, en figuras más bien elementales, como el huérfano, el mago, el vagabundo, el guerrero, etc. Shinoda Bolen fue más allá, y en LAS DIOSAS DE CADA MUJER, el libro que la catapultó a la fama, presentó varios modelos de arquetipos femeninos tomados de divinidades de la mitología griega. El interés que demostraron sus lectores masculinos por conocer qué arquetipos correspondían a su propio sexo llevaron a Bolen a satisfacer esa curiosidad en LOS DIOSES DE CADA HOMBRE.

Mencionábamos antes el libro de Laura Winckler, DIOSES INTERIORES, y quienes lo hayan leído puede que se pregunten si no sería una pérdida de tiempo, una especie de reiteración, remitirse ahora a LOS DIOSES DE CADA HOMBRE (o para el caso, a LAS DIOSAS DE CADA MUJER). En realidad, la ventaja del libro de Winckler es la de reunir en un solo volumen arquetipos femeninos y masculinos, pero con la desventaja, al mismo tiempo, de tener que dedicar menos páginas a cada uno de ellos. Por otra parte, Winckler no se limitó a sólo copiar a Shinoda Bolen, de modo que los arquetipos que proponen ambas autoras no son exactamente los mismos. Jean Shinoda Bolen, por ejemplo, no incluye aquí a Orfeo, que sí aparecía en DIOSES INTERIORES, donde en cambio no se daban detalles sobre Poseidón ni Hades, de quienes se nos habla en LOS DIOSES DE CADA HOMBRE.

Yo no definiría a estos libros como de autoayuda, aunque en principio podrían cumplir con esa función, me parece, más eficazmente que esas otras obras que postulan tontamente perlas de sabiduría como Puedes hacer cualquier cosa que te propongas (uno de los posibles corolarios de tal enunciado sería que un gordo de doscientos kilos que quisiera dedicarse a la danza clásica con la gracia de Rudolf Nureyev y Julio Bocca sería un perfecto imbécil, ya que, incluso si adelgazara y practicara, no alcanzaría la excelencia de los dos mentados). Ese tipo de literatura, ciertamente comercial, pero en mi opinión raramente útil, quizás nos diga cosas que queremos oír, que nos gusten; por consiguiente, no sé si se la puede tomar muy en serio. Creo que la verdadera psicología, la que de verdad vale la pena y nos puede servir, es la que nos muestra nuestro lado sombrío y cómo podemos corregirlo. Jean Shinoda Bolen no nos oculta la tendencia del arquetipo Zeus a la crueldad, la descomunal arrogancia de Apolo, la destructividad emocional de Poseidón, la eventual sociopatía de Hermes o la invisibilidad social de Hades; si bien, tampoco nos deja sin esperanza, pues cada personalidad cuenta también con su lado luminoso y con formas de contrarrestar lo negativo. Pero no niega lo negativo, ni infunde esperanzas absurdas. Sólo describe situaciones posibles y qué se puede hacer en cada una de ellas. Atrevernos a conocernos a nosotros mismos, algo que siempre exige cierto valor, ya corre por cuenta nuestra.

Escrita hace 11 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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