YO HE VENIDO A HABLAR DE MI LIBRO por arspr

Portada de LA HORA 25

Comencé la lectura de este desconocido (al menos para mí y mi incultura) pseudo-clásico animado por una amiga a quien le había encantado. Y la verdad es que ni fu, ni fa.

El problema principal del libro es que como Umbral, el buen Constantin quería hablar de su tema a toda costa y por encima de todo y de todos... hasta resultar absolutamente repetitivo y cansino.

Es el problema de los absolutismos. Por supuesto que todos los libros medianamente serios se embarcan en desarrollar, explicar o proponer una cierta idea central, en este caso, la pérdida de individualidad de cada uno de nosotros en la sociedad actual y las disfunciones que se pueden generar. Pero cuando esa idea central, sea la que sea, es llevada al extremo de hasta casi ser la causa de que haya gripe porcina o de que el sol amanezca por el este, pues malo, malo.

Y si te la repiten mil millones de veces, y todos los personajes centrales del libro son exactamente el mismo, y supongo que exactamente igual al autor, pues peor. (Siempre suelo decir que me gustan que las novelas hablen por sí solas, no que me peguen discurso tras discurso cada 10 páginas).

Y si tu obsesión con tu rollo personal, (por muy interesante que pudiera ser), te impide ver nada más, porque tu rollo personal es LA VERDAD, TODA LA VERDAD Y NADA MÁS QUE LA VERDAD, pues ya bordeando el abismo. Porque digo yo que con la lista de campos de concentración y perrerías que le suceden al pobre Iannos, ya podría haber aprovechado para narrar las cosas de forma algo más profunda que como simple decorado para el "yo vengo a hablar de mi libro"...

Y si además tampoco comulgas demasiado con el libro de Umbral que te están queriendo vender, pues apaga y vámonos. Porque, y digo yo, ¿te ha hecho falta una tesis doctoral para darte cuenta que al vivir en sociedad, en grupo, en manada, en enjambre o como lo quieras llamar, el individuo debe dejar de lado parte de su individualidad? Es que es lo que se llama sinergia, colaboración, etc. Yo me uno al grupo porque me aporta más ventajas que inconvenientes, pero por supuesto que hay inconvenientes, y siendo el primero de ellos que el grupo está por encima de mí. Y por supuesto que como el grupo ocupa mucho espacio pues cada vez es más difícil ser un ermitaño y borrarse de él, (¿aunque realmente te quieres borrar absolutamente de él?, ¿o solo para pagar impuestos pero no para ir al supermercado donde la comida te aguarda envasada y limpia sin que la hayas tenido que cazar?) Y por supuesto que cuando el grupo es grande, los mecanismos internos que tienen fallos, como todo, pueden aniquilar al individuo que, por lo que sea se atraviesa, sea o no su culpa. Pero difícilmente tiene solución y lo que es más, lleva siendo así desde que el mundo es mundo, independientemente de culturas (occidental/oriental) o el grado de tecnificación de la sociedad (¿o es que las expulsiones/linchamientos/quemas de judíos/cristianos/musulmanes de la edad media eran muy "individuales"?)

Así pues no comprendo la perra que el señor Constantin tiene contra nuestra "sociedad técnica" ni el absurdo encumbramiento de la "sociedad oriental" (que tampoco se desarrolla más). Y por supuesto que esto no quita para que se la pueda criticar, poner colorada, o remarcar precisamente sus inhumanos fallos. Y si se hace en plan mofa inteligente, ("Catch-22" por ejemplo de temática similar), pues mejor que mejor que siendo un talibán cerril.

A pesar de todo, el libro es de lectura ágil y en algunos momentos, (para mí especialmente su quinta parte), cuando se olvida de los dogmatismos ciegos y se embarca en ácidas descripciones del sinsentido, (insisto: dejando hablar al libro), pues francamente bueno. Por eso le salvo del suspenso.

Escrita hace 11 años · 4 puntos con 2 votos · @arspr le ha puesto un 5 ·

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