SALITRE por _567_

Portada de LA POSIBILIDAD DE UNA ISLA

Naufragando entre un mar de libros, resaca de olas del 2005, arribó al buen puerto de las librerías internacionales la, por entonces, última novela de Houellebecq (actualmente ya tiene otro mapa literario publicado, desconocido aún para mí, con su correspondiente territorio por explorar); la obra perdida que algunos críticos voraces esperaban ansiosamente ver asomar en la orilla de sus playas artificiales para poder así despellejar y bajar del pedestal de los elegidos a l’enfant terrible de la literatura francesa. Y es que, no nos engañemos, Houellebecq puede resultar un tipo sumamente desagradable, controvertido (vertido a la contra), agitador, insurrecto, misógino, reaccionario y toda esa colección de adjetivos que provocan en sus semejantes todas aquellas personas que no piensan como el gran resto del rebaño que pace en las tranquilas llanuras, llanas infinitamente llanas, del Sistema Universal.
A mi isla particular llegó en este 2013 con el irremediable retraso que sufren los lectores aficionados a rastrear, a rastrillar la arena natural de las letras deshechas entre las obras polémicas de cualquier tiempo. Pues bien, me ha gustado mucho, mi preferida de entre las suyas junto a “Las partículas elementales”. Soy, me siento como un puto Robinson del siglo XXI, que le vamos a hacer.

Daniel, en sus diferentes versiones presentes y futuras, es el protagonista de esta extraña novela de ‘ciencia ficción social’, la etiqueta no se si existe en los archivos de intendencia literaria pero la pongo porque me ha salido así, dicho esto sigo tirando porque me toca, y ahora le confeccionaré un traje a medida que intentará mostrar a grandes rasgos el argumento de la obra: en el tiempo real de desarrollo de la acción, el Daniel de nuestros días es un humorista de una acidez sumamente corrosiva, que arremete contra todo y no deja títere con cabeza, también se gana la vida con otras concepciones culturales para consumo de una sociedad enferma como la nuestra, el cine o el teatro por ejemplo, pero básicamente Daniel es un artesano de la palabra, un artista del monólogo sesudo e intelectual contra el convencionalismo, al que se enfrenta desde la soledad del escenario con creaciones sumamente provocadoras (para muestra el botón clitoriano, que me hizo mucha gracia, de una creación suya que titula “Cómeme la franja de Gaza”, en respuesta al tratamiento del conflicto palestino en Israel y en contra del resto del mundo…); Daniel nada en la abundancia del océano Euro, tiene fama y reconocimiento en toda Francia, que es el centro del mundo, (Houellebecq es un jodido chauvinista, encantado de ser francés, ya ves, y aquí lo demuestra una vez más), pero le falta encontrar el sentido supremo a su existencia, ¿Qué cosa mariposa nos falta en la crisálida vital cuando en apariencia lo tenemos todo?. Y es a partir de aquí, primer tercio de narración, cuando el autor gira con vigor su obra a estribor y lanza al cateto lector (yo mismo en este caso) por la babor, baba de alta mar bien escrita, de una más que arriesgada trama de Scifi donde no falta de nada: sectas, personajes estrafalarios, clonación… y mujeres de armas tomar (pocas pero potentes, tremendas lecturas entre líneas las que proporcionan Isabelle en primera instancia y Esther como casi un Todo después, ¿Porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo inconexo?). Si a todo esto añadimos que la acción se desarrolla, salvo la inevitable presencia de París mon amour, en tierras españolas (Almería, Lanzarote, Madrid…) la cosa toma un color irisado, pleno de matices peninsulares que agradarán a posibles lectores de esas tierras todo ello bañado con un calor insular que puede provocar un cambio en sus creencias religiosas a más de un despistado y fervoroso animal… secular.

Michel Houellebecq nació en Saint-Pierre, que pertenece a la isla ultramarina francesa de La Reunión, ¿sería Daniel un personaje con rasgos autobiográficos del autor?, me temo que sí. Personalmente me parece un escritor capaz de vender de todo: cosa mala fea y cara también, pero no cabe duda de que siempre resulta una basura interesante; aquí hace un cambio de registro notable en su trayectoria literaria sin desmarcarse por ello de los rasgos característicos, y fácilmente reconocibles en su escritura. Asimismo me parece la novela adecuada, creo que es la más fácil de digerir por su escritura (trufada de diálogos en detrimento de todas aquellas ‘mortales’ reflexiones tan personales de otras de sus novelas), para conocer a este escritor tan diferente del resto de autores contemporáneos. Si tienen ustedes la posibilidad de perderse en esta isla, les auguro un más que recomendable placer en su lectura. O, ¿quién sabe?, puede que no.-

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 6 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@lucero hace 11 años

Todavía no he leído nada de este francés corrosivo. Suena poco en Argentina aún, y no levanta olas como en Europa, así que pronto me lanzaré a su lectura.
No entiendo que querés decir con " me parece un escritor capaz de vender de todo....
Y por cierto me encanta la clasificación literaria de ciencia ficcion social. Yo encuadraría a 1984 en ese lugar, y en su época, ya que ahora ya no lo es más.
Una reseña curiosa, y un alto ejemplo de tus cualidades estimulantes. Dices mucho y no cuentas nada pero enciendes la curiosidad. Tus giros, metáforas y adjetivaciones merecen relecturas e imitaciones de muchos que publican y se llaman escritores!
Mi preferida "boton clitoriano" jaja. Me encantó Krust!!!!! y voy a leer a este maldito Hoeyu....que se yo como se escribe!!!

@Nastenka hace 11 años

Todavía no he leído nada yo de este francés corrosivo (que dice lucero), pero gracias a tu reseña de "Las partículas elementales", que diré sin ningún rubor que en su día marqué como "reseña favorita", me hice con él... y mucho estoy tardando en abordarlo.
Después de leerte de nuevo sobre él, me digo a mí misma que será mi próxima lectura.
Si es que convences, Krust...

Saludos, @lucero..

@_567_ hace 11 años

Pues nada, a ver si os animáis a descubrir a este francés tan particular y corrosivo como el salitre mismo. Creo que vale la pena darse a uno mismo la oportunidad de poder opinar sobre él con conocimiento de causa, y es que como seguramente sabéis este tío es de esos autores que levantan pasiones a favor o iracundas críticas en contra. Como casi siempre en esto de los libros, que sea a gusto del consumidor; él sabe jugar con la polémica que genera en el mundillo de las letras con su forma de ser y eso, aunque a mí no me interese demasiado, siempre le aporta una serie extra de ingenuos lectores que ‘pican’ pasando por caja (y llenando su butxaca) y luego se sonrojan cuando el pillo Houellebecq les saca a relucir sus propias vergüenzas mundanas, y os aseguro que no perdona e incluso puede hacer daño a quién se sienta reflejado en sus escritos.
Yo lo descubrí por mera curiosidad con “Plataforma” a raíz de la polémica que generó el tratamiento del tema principal de la novela: el turismo sexual en Tailandia; me pareció una novela más que interesante e infravalorada en mi opinión. Esa primera impresión me llevó a seguirle la pista hasta “Las partículas elementales” (creo que es su obra cumbre hasta la fecha), y seguidamente a “Ampliación del campo de batalla” que fue su debut literario (una novela cortita aunque bastante densa que me defraudó bastante, supongo que porque el propio autor ya me había colocado el listón demasiado alto con las anteriores lecturas). “La posibilidad de una isla” como comento en la reseña me ha devuelto al mejor Houellebecq, muy grata sorpresa y conste que había leído auténticas críticas destructivas, y todo hay que decirlo bien fundamentadas sobre esta novela. Eso deja bien a las claras que en última instancia es uno mismo quién decide si una novela en particular le gusta o no, las opiniones ajenas ayudan a formarse una opinión, que siempre debería ser sin prejuicios, pero un lector cualquiera será el que emita el juicio favorable o desfavorable una vez finiquitado ese ejercicio, siempre tan personal, de la lectura. Del resto de su obra me interesa y espero leer pronto: “El mapa y su territorio” y puede que esa incursión que hizo en la poesía.

Gracias por la visita, compañeras!

@Faulkneriano hace 11 años

Excelente reseña, Krust. De Houllebecq (no es tan difícil, lucero, a condición de que quieras aprenderlo) no he leido más que su librito sobre Lovecraft, bastante pobre, así que poco puedo opinar.

Me quedé muy atrás en la novela en lengua francesa. Los novelas más recientes que he leído son Las benévolas de Littell, Estupor y temblores de la Nothomb, Relámpagos de Jean Echenoz y El buscador de oro, de Le Clézio (ésta más antigua, y de alguien bastante más veterano: curiosamente es la que más me gustó) Más antiguos son Perec y Claude Simon, dos escritores más que notables. Y más todavía, los grandes escritores franceses del siglo XX, cuando Paris era aún el centro del mundo.

No sé si me animaré con este francés airado. Gracias, Krust, en todo caso, por la información.

@_567_ hace 11 años

Hola Faulk,
Creo que es un autor muy peculiar además de controvertido como pocos, digno de ser descubierto para hacerte tu propia idea particular sobre él. Si alguna de sus novelas te gusta es posible que le sigas la pista, tampoco tiene tanto donde escoger y casi todo interesante en mi opinión; conocía la biografía de Lovecraft pero la verdad es que no me atrae demasiado. El Goncourt por “El mapa y el territorio” no sé si será merecido (tengo ganas de leerla) o un simple premio por toda su trayectoria, por cierto no se si recordáis que hace poco, yo lo leí en prensa, estuvo desaparecido varios meses, nadie en la comunidad literaria (amigos, editores, agentes, etc…) sabía de su paradero, no contestaba mensajes ni cogía teléfonos, dio de baja su blog y su perfil de Facebook, incluso se rumoreaba que lo habían secuestrado los de Al Qaeda, que estaba en la Patagonia o que vivía como un homeless en las calles de Amsterdam, un perro verde vaya, no se bien como acabó esa historia ni que tiene en mente en la actualidad, he visto por ahí unas fotos promocionales con Iggy Pop que no se bien a que se deben, así que si alguien sabe algo pues ya contará…
Ah! Debo advertirte que esta posibilidad de una isla es una novela con perro, Fox es otro personaje más, ya que me suena que eras tú quién comentabas que no te gustaban las lecturas perrunas o donde aparecían canes entre líneas. Ya lo explicarás algún día…

Au revoir!

@lucero hace 11 años

Acá en la Patagonia no lo ví, ni escuché que estuviera. Cuando alguien desaparece siempre se piensa que viene a este mítico lugar!!!!!

@Faulkneriano hace 11 años

Gracias por el aviso canino, Krust. En todo caso, uno sabe controlar sus manías...

Por cierto, estoy leyendo la biografía de una mala persona, Curzio Malaparte, el famoso autor de Kaputt, y justo después de ver tu correo leo que lo único que lamentó el buen señor en toda su vida fue la muerte de su perro. Bueno está.

@lucero hace 10 años

Acabo de terminar La posibilidad...y lo que más me gustó fue ...tu reseña!!! Creo que Houllebecq sabe levantar polvareda, que lo quieran o lo detesten, pulsar ciertos temas que está de moda debatir y tomar partido.
Me gustó el argumento y cómo lo lleva a una conclusión, narrativa y filosóficamente. El viaje épico de Daniel, el de las 80 o 90 páginas finales es cuando Houllebecq se olvida de ser y parecer l´enfant terrible de las letras francesas y escribe y deja fluir el texto.
La vida real de Daniel, es lo que me decepcionó y me recordó mucho a El lamento de Portnoy, de Roth. Acidez y desgano, desilusión y miedo a la vejez y la muerte.
Igual voy a por Las partículas en breve, porque es un buen escritor.
Saludos amigo. Qué placer compartir lecturas!!

@_567_ hace 10 años

Sí, a mí también me gustó mucho el final teniendo en cuenta lo arriesgado que suponía darle una conclusión que rayara a la altura del desarrollo anterior, tan existencialista por ponerle otra etiqueta a esta novela tan controvertida. En cuanto a la vida presente de Daniel 1, piensa que bien podría ser una muestra de rebeldía de Houellebecq hacia el que será su clon futuro, ese Daniel 24-25 tan cabronozo, alguien que en muchos aspectos no ha progresado lo suficiente en la búsqueda incansable de esa tan ansiada inmortalidad del ser humano. La ciencia o el espíritu como vehículo de evolución, algo de eso hay también en ‘Las partículas elementales’, pero esa es otra historia, mucho más contundente, más real y menos ficticia…

Un auténtico placer, señorita, esto de compartir lecturas, claro que sí. Nos vemos en la próxima isla.-

@lucero hace 10 años

Creo que has redondeado lo que de verdad me atrajo del libro : la ciencia como vehículo del espíritu con la continuidad segura del tiempo. La visión de espectador del último Daniel se aproxima a la falta de deseo y desapego espiritual de los místicos. Perdió definitivamente su única posesión afectiva, Fox, y eso no lo detiene en la búsqueda de..la unicidad? Mezcla salina de cuerpo y pensamiento!
Y me gustó también lo que refiere a la secta. Ahí también se sale del lugar común y resulta que a larguísimo plazo su obra fue trascendente. Me cuesta no hacer spoiler!!
Saludos Krust!
Y la imagen final, cinematográfica por cierto, es muy acertada. Creo que es un escritor muy valioso

@_567_ hace 10 años

El tiempo continúa seguro aunque bien es cierto que todavía no tenemos claro aquello de hacia dónde nos dirigimos como especie. Efectivamente, el último Daniel puede que haya dejado de ser persona para convertirse… en máquina.
Mezcla salina de cuerpo y pensamiento: el salitre que corroe el alma.

Buen fin de semana.-