PASEN Y VEAN por Hamlet

Portada de GREEN MANOR

*Conocida y documentada es la existencia e importancia de elegantes clubs de caballeros en el Londres decimonónico. Una época en la que pertenecer a un club era parte imprescindible para ser alguien en sociedad, para estar a la moda. Estos clubs se caracterizaban, además de por ser exclusivos para caballeros, por relacionar o vincular a sus miembros de alguna manera. De esta forma el club al que uno pertenecía era algo así como una manera pública de proclamar quién se era, cuales eran sus ideas políticas o religiosas, cuales sus aficiones y gustos ( hasta culinarios, ya que hubo un ¿¡Club del bistec!?) o, porque no, sus excentricidades.

En innumerables ocasiones la literatura ha gustado de reflejar estos clubes victorianos en sus páginas, utilizándolos incluso como localización origen de sus tramas, como el famoso Reform Club donde da inicio "La vuelta al mundo en 80 días". Otras ha gustado de reflejar con ellos parte del carácter de algunos de sus extravagantes miembros como el hermano mayor de Sherlock Holmes, Mycroft, miembro cofundador del club Diógenes, donde la norma principal era respetar en su interior el silencio hasta límites solipsistas.

Nutrido de ese contexto y época aparece Green Manor, album integral que, lujosamente editado por Dibbuks, reúne los tres albums del mismo título aparecidos en el país vecino.

Green Manor es el nombre del exclusivo club que sirve como lugar de conexión entre las 16 historias autoconclusivas que nos presenta el integral. 16 encantadoras historietas criminales, como reza el lomo del cómic. Pero no solo eso. Sí antes decía que los clubes victorianos tenían cierto carácter temático, muy del gusto de sus socios, Green Manor, el cómic, pero también el club, tiene una innegable y morbosa relación con el crimen, la muerte, y las historias macabras. Eso es lo que encontramos entre sus acogedoras y elegantes páginas, un buen puñado de ingeniosas e intrigantes historias que sorprenden y deslumbran a lector con sus resoluciones. Al menos en la mayoría de los casos, ya que las últimas historias son algo más flojas y menos redondas que sus precursoras. Pero bueno, difícilmente se podía mantener impertérrito el altísimo nivel de historias como "Postdata", "Modus Operandi", "21 alabardas", "La balada del Doctor Thompson", "Juego de niños", "La marca de la bestia", "Últimas voluntades" o "Noche Vudú". Eso no quita que el resto de las historias no sean buenas, que lo son, pero es que las hay tan deliciosamente astutas e inteligentes que inevitablemente hacen palidecer a sus amigas menos dotadas.

Pero no vayáis a pensar que Green Manor carece de humor por contar una serie de historias en su mayoría fúnebres. No. Hay mucho humor en Green Manor, un humor negro que, asociado a un irónico Destino, será apreciado por el lector pero muy pocas veces, por no decir ninguna, por los personajes protagonistas. Y es que el humor negro es una cuestión de pura perspectiva. Es gracioso para el que lo contempla desde la distancia pero, evidentemente, no para el que lo padece en sus carnes. Pero podéis estar tranquilos, porque pese a la fantástica recreación gráfica de Denis Bodart, nunca llega a traspasar las páginas.

Y aquí voy a otro de los elementos que hacen muy atractivo este cómic: el dibujo. Pese a la reducción de página respecto a la edición original francesa, he disfrutado de todas y cada una de las páginas de Bodart, autor que desconocía hasta la fecha. Su trabajo en Green Manor refleja a la perfección todos lo elementos comunes y reconocibles en este tipo de relatos de género. Tanto la indumentaria y modismos de los personajes, como los escenarios, los objetos, y todas y cada una de las cosas que aparecen en las viñetas, remiten a la perfección a la época referida. Su estilo se caracteriza por cierto tono contenidamente caricaturesco, que le viene al dedo a la narración, y por una soltura y elegancia exquisita, que uno puede comprobar en toda su pureza en los extras finales, que contienen bocetos e incluso los lapices íntegros de una de las historias. Cierto es que, acostumbrados al obsesivo detallismo propio de muchas obras de la BD, algunos escenarios puedan parecer abocetados y es así, pero también es cierto que el desparpajo del dibujo de Bodart no requiere más. Sus expresivos personajes nunca quedan ahogados por los fondos en que se mueven.

Otro aspecto que me ha llamado gratamente la atención es el amplio repertorio de caras de Bodart. Pese a la cantidad de personajes que aparecen, sus rostros siempre son refrescantemente diferentes. Se aprecia además una evolución gráfica a lo largo del volumen.

A nivel narrativo se mueve en una composición de página clásica de la BD (cuatro filas de viñetas) pero idónea en su eficiencia para con el relato.

Por otro lado, su notable labor gráfica viene convenientemente reforzada por un estupendo color a cargo de Scarlett, que en algunos casos colabora con un tal Simon y el mismo Bodart. El color es convenientemente atmosférico, con viñetas completamente impregnadas por un color predominante en sus múltiples tonalidades. Abundan, por ejemplo, las gamas de marrones otoñales en espacios cerrados ( como salones de ambiente cargado o iluminados por lamparas de gas), y los azules para exteriores durante la noche. Estos dos, junto con el verde, serían los colores básicos en que se desgranan la mayoría de las páginas.

Otro de los aspectos de agradecer, y muy tradicional en este tipo de recopilaciones, es la forma de presentación y conclusión de Green Manor. Los autores crean una narración que, a modo de prólogo y epílogo, da pie y fin al conjunto de todas las otras y que introduce al lector en la atmósfera idónea para afrontar la lectura. Esta es la historia de Thomas Bellow que, desde su celda en el psiquiátrico, explica a un alienista que le visita dieciséis de las historias de las que tuvo conocimiento en su trabajo de sirviente en el Green Manor Club. Sus subyugantes palabras, con los ojos inyectados en misterio y locura, antes de iniciar sus narración son: "Sigame, por favor. Vamos a entrar en el gran salón. Siempre empieza ahí". Unas palabras escénicas, muy literarias, que remiten a una larga tradición de relatos de misterio, pero que no son ciertas (aunque si que todas las historias estén vinculadas al club y sus miembros).

También muy cuidadas e interesantes son las múltiples referencias de Green Manor a elementos de su órbita de generación. Por ejemplo, se menciona a Thomas Quincey, autor de "El asesinato como una de las bellas artes", a William Blake, a Arthur Conan Doyle, que aparece como personaje, a Lewis Carroll, del que algunos relatos extraen un carácter absurdo y lúdico pero innegablemente lógico, etc. No obstante, se echa a faltar una clara referencia a una de sus más reconocibles fuentes: el gran Edgar Allan Poe.

Green Manor recupera, en sus personajes y ambientes, el decadentismo moral de la época victoriana y hace de él un plato exquisito para el lector. El aficionado a los cómics paladea de esta forma, en viñetas, un sabor que seguramente ya había probado en el cine o la literatura. Y el resultado, al menos para mi gusto, es satisfactorio.

Incluso contribuye a la recreación la excelente edición de Dibbuks, imitando en su exterior la imagen y tacto de un viejo libro. En su ánimo de parecerlo, tiene hasta la típica tira de tela que hace de marca-páginas.

Del interior nada a criticar tampoco, ya que el papel y la reproducción de las planchas son de calidad.

Vamos, que está claro que me ha gustado mucho este Green Manor. Como dije anteriormente, la única pega que le encuentro, por poner alguna, es que algunos relatos (los menos) son más flojos que el resto. Aún con eso, todos ellos son de una precisión digna de relojería suiza. Algunos, incluso, consiguen con maestría provocar eso tan difícil que es el desconcierto final, resultando perfectos para leer a la luz de una lampara, tomando un té, por aquello del espíritu inglés.

Cómo diría un guía que presenta un lugar digno de verse, en su presunción de que va a gustar y sorprender a sus acompañantes, o, porque no, como diría el mayordomo que enseña el Green Manor a posibles nuevos miembros, os digo: pasen y vean...y cojan asiento.

* Para poder leer esta reseña con imágenes del cómic, que ayudan a mi mejor visualización de lo explicado, podéis hacerlo en:

http://dentrodellaberinto-jareth.blogspot.com.es/2012/11/green-manor-de-bodart-y-vehlmann.html

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 2 votos · @Hamlet le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 11 años

Ea, qué buena pinta tiene este comic. Será por la era victoriana, que me chifla. O quizá por lo de las historias concatenadas, tan típicas de cierto cine antiguo. Al morir la noche, una película inglesa de 1945 con varios directores, es de mis favoritas. Pero la lista es larguísima, como sabrán los aficionados al terror. Los niños de mi quinta teníamos un buen puñado de historias macabras para irnos cagados a la cama: Dossier Negro, Creepy, Vampirella... Bueno, Vampirella era otra historia. En fin, que me esto liando, me lo apunto, Hamlet.

@Hamlet hace 11 años

Haces bien en apuntandotelo, Faulkneriano, porque está francamente bien. La edición es además una maravilla. Si la ves te sorprenderá.

La película que citas ahora mismo sé si la he visto o sea que tomo nota para verla.