TOKIO BLUES por BrendaAlen

Portada de TOKIO BLUES (NORWEGIAN WOOD)

Reseña de mi blog: http://pf-paperfriends.blogspot.com.es

Hace más de un año que me topé por primera vez con Haruki Murakami. Lo conocí gracias a esta novela, Tokio Blues. Fue amor total a primera lectura. Desde entonces, Murakami no es sólo uno de mis escritores favoritos o el que más, sino también mi ídolo y una de mis inspiraciones en el mundo de la escritura.

“Tokio Blues” fue un experimento. Un experimento que salió muy bien. Está claro que los que conocemos literariamente a Murakami, sabemos que Tokio Blues supone una diferenciación en la obra completa del escritor japonés. Es una historia normal y corriente. Es tremendamente nostálgica y bella, pero no tiene los elementos oníricos que le caracterizan. No mezcla la realidad con la ficción, simplemente nos topamos de frente con la dura realidad.

Muchas personas acusan a Tokio Blues de ser tremendamente comercial. Pero esas personas desconocen que aunque esté en auge actualmente, la novela fue publicada en 1987. En ese momento, Murakami sólo había publicado cuatro novelas y no era considerado un escritor relevante. Cuando se encontró ante el éxito de Tokio Blues, huyó de Japón para instalarse en Europa y en Estados Unidos. Murakami se caracteriza por huir de la promoción, de las entrevistas y de las firmas de libros. Por eso y por muchos más motivos, muy a su pesar, Tokio Blues no es una obra comercial, es una obra de arte. Está clara mi subjetividad con este autor, pero intento ser lo más objetiva posible.

Tokio Blues nos trae los recuerdos de Toru Watanabe después de casi veinte años, gracias a una canción de The Beatles. Nos encontramos sumidos en el Tokio de los sesenta, en el centro de la vida universitaria de Watanabe. Su vida gira en torno a la profundidad del amor, el suicidio, la nostalgia y el dolor propios y de los que le rodean. Su corazón está divido entre Midori y Naoko. Y aunque parece una historia simple, su contextualización es única, sólo posible dentro del mundo murakamiano.

Los personajes son inolvidables. Toru Watanabe no es el típico personaje adolescente. Tiene una madurez y una serenidad que lo hacen totalmente incomparable. Es el hilo conductor de la novela y de la narración. No imagino Tokio Blues con otro protagonista. Es un chico normal y corriente, que estudia lo que le gusta, va a clase y trabaja de lo que puede. La humanidad que le caracteriza se apodera de las páginas de la novela y lo hacen aún más real.

Midori y Naoko, las protagonistas femeninas, son polos opuestos de un mismo imán. Naoko es la inestabilidad personificada. Su delicadeza y su debilidad le pasan factura y la llevan al sufrimiento. Watanabe quiere tener a Naoko entre sus brazos y liberarla de su vulnerabilidad. Por lo contrario, Midori es activa, intensa e increíblemente alegre. A pesar de la historia familiar que arrastra a sus espaldas, es capaz de sacar una sonrisa y conseguir que Toru se olvide de todo su alrededor.

Desde mi punto de vista, como en “Kafka en la orilla”, las conversaciones son muy importantes. Le dan ritmo a la novela y marcan un antes y un después. Las conversaciones de Murakami son un sello totalmente singular, que cobran vida y estremecen al lector, sin dejar indiferente a nadie. Aunque son arduas, su profundidad no supone un problema, ya que son completamente adictivas y fáciles de seguir. Se ciñen al momento, a los sentimientos y a la personalidad de cada personaje y están cuidados hasta la perfección.

El desarrollo se basa en un largo flashback que tiñe de emotividad y nostalgia la historia completa, vista desde un claro punto retrospectivo. Las historias y los personajes secundarios se funden de manera imperceptible con la historia principal. No salen fuera del tono que impregna la novela y en algunas ocasiones, toman una relevancia indiscutible, ya que está plagada de personajes incalificables e inolvidables. Como suele ocurrir en las novelas de Murakami, la música (especialmente el jazz) son elementos fundamentales en la narración, la hacen más fluida y realista.

Como siempre, la prosa de Murakami no puede mejorar. Tiene una calidad suprema. Murakami cuenta una historia negra y perturbadora y la convierte en una gran y bella historia. Es completamente brillante. Es capaz de sumirnos en el mundo de Tokio Blues sin apenas percatarnos. Sus descripciones están plagadas de detalles necesarios para la recreación de la historia dentro de tu propia cabeza.

Hay que hacer una mención especial a Lourdes Porta, para mí la mejor traductora de Murakami. Es capaz de transportar al español la magia de las palabras del escritor japonés. Es muy fácil estropear un libro por su traducción, pero Lourdes Porta es toda una maestra en este aspecto.

Después de todo esto, lo único que os puedo decir es que lo leías. Tokio Blues es un libro para leer, para sentir. Es un libro que amas u odias, pero es un libro que hay que vivir en primera persona, sin dejarse arrastrar por la opinión de otras personas. Es uno de los libros que adoro y que quiero releer en cuanto pueda. Fue mi primer acercamiento a lo que para mí, hoy es uno de los grandes descubrimientos culturales en lo que llevo de vida. Tokio Blues es la puerta a un Murakami diferente, un Murakami que llega al corazón, no sólo con su prosa, sino también con la propia historia y sobre todo con los personajes. Siento que me faltan muchas cosas que decir sobre esta novela, pero no soy capaz de sacar de mi interior las palabras que se merecen. Tokio Blues es una experiencia totalmente inigualable que hace falta vivir.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 4 votos · @BrendaAlen le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@lucero hace 12 años

Comparto BrendaAlen. Murakami tiene una prosa cautivante, que anima a leer una obra de él tras otra, y aún así, no indigesta. Es cierto que es de las pocas obras realistas y por ello tiene acentuado un dejo melancólico. Los personajes femeninos son complejos e insondables, y casi siempre con el sello suicida. Es el suicidio una característica de la cultura actual japonesa?
Gracias por la reseña!!