SABIDURÍA JUDÍA por EKELEDUDU

Portada de LA SABIDURÍA DEL TALMUD

El Talmud es una vasta colección de textos rabínicos cuya finalidad es la interpretación veraz de las Escrituras. Recientemente (ver en los enlaces) he tenido la oportunidad de leer comentarios desdeñosos, chocantes y desagradables sobre el judaísmo talmúdico, los cuales no afectan a éste, sino a los autores de los mismos, que en realidad son nazis o cuasi nazis adulterados bajo una capa superficial de cristianismo. No hay que prestar la menor atención a tales rebuznos (con perdón de los asnos de cuatro patas, que tendrían motivos para sentirse ofendidos). La verdad es que el Talmud es un libro fascinante por muchos motivos; entre ellos, porque (según afirma César Vidal en su libro NUEVOS ENIGMAS HISTÓRICOS AL DESCUBIERTO), en él se menciona a Jesús en forma muy negativa, pero confirmando muchos datos que de El suministran autores cristianos, lo que habla en favor de la existencia (frecuentemente puesta en duda) de Nuestro Señor Jesucristo. Pero en otro aspecto, el Talmud resulta interesante por mérito propio, por su aporte espiritual, moral y reflexivo; y precisamente el libro que ahora comentamos permite apreciar su valor en tal sentido. Lamento decir que, si en algunos aspectos su sabiduría parece infinita comparada con la cristiana tradicional, quizás ello no se deba necesariamente a méritos del propio Talmud, sino más bien a que la interpretación cristiana peca de obsoleta y de fogosamente imbécil, lo que es especialmente notorio en las "Historias de Sodoma" (página 206) en las que se advierten las abismales distancias con la torpe y limitada visión eclesiástica, mojigata, cuadrada y monolítica, según la cual Sodoma por fuerza tenía que haber sido castigada por un único pecado que al parecer sería su sello distintivo, y que a la postre se identificó como la homosexualidad. ¿Dónde dice la Biblia que los sodomitas tenían un único pecado, señores intérpretes?... En las mencionadas "Historias...", por el contrario, se pinta a los sodomitas como personas que se anotan en cuanta perversidad haya dando vueltas por ahí, con cierto humor irónico, por ejemplo en el relato de Eliezer, criado de Abraham, a quien un juez de Sodoma pretendió obligar a abonar una sangría que le habría practicado cierto habitante de la ciudad (que en realidad, simplemente había golpeado a Eliezer).

Vemos sorprendentes similitudes con la prédica de Cristo, lo que, a mentes abiertas, terminará de convencer que ambas religiones no son tan distintas en esencia. Por ejemplo, en "En secreto" (página 146) se nos exhorta a realizar la caridad anónimamente, como también lo hizo el propio Jesús según el versículo 3 del sexto capítulo del Evangelio según San Mateo ("Cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha"); o en Para ver el rostro de Dios, que nos recuerda aquello de que "quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve" .

En definitiva, este libro demuestra que, mal que les pese a los fariseos que, como en toda religión, hay en el cristianismo, muchos judíos podrían estar más cerca de cumplir con los preceptos de Cristo que muchos supuestos cristianos. Convendría por lo tanto acercarse a él, especialmente si se tienen inquietudes espirituales, cualesquiera sean éstas. De paso, quizás ayude a muchos a sacudirse los estúpidos prejuicios antisemitas que últimamente parecen haberse expandido, increíblemente, en la sociedad argentina. Muchachos, si fuéramos cien por ciento nórdicos, esa discriminación seguiría estando mal, pero al menos ya es un clásico... Pero... ¿Nosotros? ¿Nada menos que nosotros, muchos de los cuales tenemos tez más bien oscurita y que, sospecho, no le haría mucha gracia al querido Führer? Dejémonos de joder...

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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