ASÍ EMPEZÓ TODO por EKELEDUDU

Portada de ESTUDIO EN ESCARLATA

Lo que vamos a leer son extractos de las memorias de John H. Watson, doctor en medicina que ejerció su oficio en el ejército, más concretamente con el Quinto de Fusileros de Northumberland, al que se incorporó en Afganistán, territorio con el que por entonces el poderoso Reino Unido se encontraba en guerra. Durante la misma, una bala explosiva estalló cerca de Watson, destrozándole el hueso y rozándole la arteria subclavia. Todavía no se había restablecido de esa herida, que acto seguido contrajo tifus, enfermedad que llegó a ponerlo, incluso, al borde de la muerte, y lo dejó tan débil que se le recomendó embarcarse de regreso a Inglaterra. Una vez allí, y careciendo lo mismo de parientes que de amigos, el desafortunado doctor se aloja en un hotel, pero éste resulta ser tan caro que le deja el bolsillo adolorido y lo fuerza a buscar "habitaciones cómodas a un precio razonable"; y por esas cosas que tiene la vida, hay en Londres alguien con la misma pretensión, un cierto señor Sherlock Holmes. Hasta ese momento nada saben uno del otro, pero un conocido en común los contacta para que puedan estudiar juntos la posibilidad de arrendar habitaciones a medias. Llegados a un acuerdo, eligen las habitaciones en cuestión y allí se mudan.

Ahora bien, el convaleciente Watson se aburre y, no contando con mejor pasatiempo, se dedica a observar a Holmes. Sabe que éste es un bicho bien raro: al ser presentados, lo primero que había dicho a Watson, para estupor de éste, fue: Veo que ha estado usted en Afganistán. En las habitaciones que comparten juntos, Holmes utiliza a veces cierto cuarto a modo de estudio donde recibir a sus clientes; pero cuál es su profesión, Watson lo ignora totalmente, no quiere preguntárselo por discreción y fracasa en su intento por deducirla él mismo. Sabe que su compañero desecha todo conocimiento que no le sirva para esa desconocida ocupación, al punto de ignorar que la Tierra gira en torno al sol; pero por otra parte su saber es tan variopinto y excéntrico, que resulta de verdad difícil deducir su modo de ganarse la vida.

Será por fin el propio Holmes quien se la devele. Y atención: nada de detective privado ni cosa por el estilo. Un tanto envanecido, el hombre afirma tener una profesión especial y ser el único que se dedica a ella en todo el mundo. A saber: investigador-consultor. Y acto seguido la fanfarronería del buen Holmes parece continuar, cuando Watson observa un mensajero en la calle buscando un domicilio y pregunta en voz alta qué querrá aquel sujeto. "¿Se refiere usted a ese sargento retirado de la Marina?", pregunta Holmes, fastidiando considerablemente a Watson, quien cree que no tendrá forma de corroborar esa suposición que más bien suena a alarde... Hasta que el mensajero en cuestión va a dar al número 221 B de Baker Street, donde se alojan nuestros héroes y, dejando aturdido a Watson, confirma que antes fue sargento en la Marina. El mensaje que trae el individuo es de un tal inspector Lestrade, de Scotland Yard, quien le solicita ayuda para un caso muy raro. Y Holmes irá a ayudarlo acompañado, a petición suya, por Watson.

Estamos, como se habrá notado, ante el libro que inició las aventuras de Sherlock Holmes y su adlátere, el doctor Watson. Que no nos explayemos sobre el caso en cuestión no tiene importancia, porque, en realidad, como obra de detectives no es lo mejor de Conan Doyle, entre otras cosas porque no concede pistas a sus lectores, siempre ávidos de comparar su ingenio con el del famoso detective (¿o investigador-consultor?) de Baker Street. En realidad, y desde mi punto de vista, lo más destacable del libro es la indignación y de Watson ante cada una de las acertadas deducciones de Holmes, que lo desconciertan y apabullan y, más tarde, la torpeza y la obvia rivalidad entre los inspectores Lestrade y Gregson. Además, claro, del hecho de consituir el puntapié inicial de una de las más famosas series, no ya detectivescas, sino directamente literarias. Qué fama tendrá el personaje de Sherlock Holmes que, con doscientas once películas, encabezaba una lista, elaborada a fines del siglo XX, de los personajes reales o de ficción que habían aparecido en más filmes. Si todo esto es suficiente para el lector, no tema acercarse a este libro; ahora, si quiere leer una gran novela de detectives, acérquese mejor a EL SIGNO DE LOS CUATRO o EL SABUESO DE LOS BASKERVILLE.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 2 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@FAUSTO hace 12 años

Hola Ekeledudu, buen estudio sobre el personaje. Añado a tu recomendación final los diferentes relatos cortos y aventuras que están diseminados en varias colecciones. Para mí es de lo mejor de su obra, exceptuando “El sabueso de los Baskerville”.
Saludos.

@EKELEDUDU hace 12 años

Sí, los cortos los tengo en cuenta, pero no los mencioné por no recordar los títulos, ni en qué colección encontrarlos. Gracias, y saludos también para vos.

@FAUSTO hace 12 años

Las colecciones tienen estos títulos: “Memorias de Sherlock Holmes”, “Las aventuras de Sherlock Holmes”, “Sherlock Holmes sigue en pie”, “El archivo de Sherlock Holmes”, “La reaparición de Sherlock Holmes” y “Su último saludo en el escenario”.
Si no lo has leído, y te gusta este personaje y el género, te lo recomiendo.
Saludos otra vez.

@EKELEDUDU hace 12 años

Gracias. LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES es la única que tengo; no recuerdo, eso sí, los títulos de los cuentos que incluía, excepto uno que creo se llamaba EL ENEMIGO DE NAPOLEÓN, y ni de ése estoy seguro en un cien por ciento. Saludos.