LEYENDAS: ¿TUAREG, O DE POTTIER? por EKELEDUDU

Portada de LEYENDAS TUAREG

Debemos admitir que la información con la que contamos sobre cada tema tiende a hacer que nos formemos preconceptos sobre la información de la que no disponemos sobre ese mismo tema. Antes de aclarar a qué nos referimos, habremos de convenir también en que los relatos mitológicos admiten al menos dos formas muy distintas de lectura. Una es la que podríamos denominar "literaria", que sólo pretende entretener al lector. Denominaremos "antropológica" a la otra: en este caso, el objetivo es informar de los mitos y leyendas narrados entre determinado pueblo. A veces se da el caso de que una de estas formas alcanza un elevado nivel en detrimento de la otra. Como ejemplo, pongamos el famoso caso de las supuestas traducciones de James Macpherson de los poemas del bardo Ossian: los lectores de su época elogiaban su valor literario, pero MacPherson había deformado y modificado tanto los poemas originales, que el verdadero autor terminaba siendo él y no Ossian, y el valor antropológico de dichos poemas era nulo.

Todo esto viene a cuento porque, ya se sabe, el que se quema con leche, ve una vaca y llora. Aquí tenemos estas espléndidas LEYENDAS TUAREG cuyo nivel literario es ciertamente elevado. Pero leemos en el Prefacio: "Jeanne René Pottier se ha contentado, pues, con extraer del folklore targui determinados elementos que ha reunido poniendo en juego sus dotes de poeta y los recursos múltiples de su imaginación". Afirmación inquietante, porque deja preguntando su tal imaginación tan llena de recursos no habrá volado demasiado alto, llevando por los aires todos los elementos originales del folklore targui y reemplazándolos por otros de su propia cosecha. En la solapa se agrega acerca de la autora: "...viajó por los confines del Sáhara francés, del Sudán y de Tripolitania, recorrió los oasis del norte y consiguió algo que antes que ella nadie había hecho: penetrar en el cerrado mundo de las mujeres del desierto... La autora de estas leyendas escuchó y después preguntó a las mujeres tuareg de las regiones saharianas que visitó". Es decir que Jeanne René Pottier estaba ampliamente informada y de primera mano, no precisaba rellenar baches con su propia fantasía. Y remitiéndonos de nuevo al Prefacio, hallamos una supuesta excusa válida para el proceder de la autora: "Las historias de los tuareg, contadas en su lengua y en el medio en que han nacido, son apasionantes; traducidas... parecerían fastidiosas con sus repeticiones, sus figuras y sus comparaciones...". Concedamos que ello es posible. Pero hablábamos antes de los preconceptos que tendemos a formarnos. En el caso del Sahara, nada parece más pleno de exotismo, maravilla y misterio que su vastedad, su paisaje de interminables dunas y ueds y sus amaneceres y atardeceres encendidos en una locura cromática imposible de describir. Y tengamos en cuenta que el Sahara forma parte del mundo árabe, y que el mundo árabe tiene su propio monumento literario, LAS MIL Y UNA NOCHES, tan repleto de exotismo, maravilla y misterio como el propio Sahara. Inevitablemente, lo que nos venga en mente al tomar en nuestras manos Leyendas tuareg sin haber leído de él más que el título, se parecerá un poco a LAS MIL Y UNA NOCHES o a EL SEÑOR DE LA NOCHE, de Tanith Lee... y también, según nos enteraremos, a los relatos de LEYENDAS TUAREG. ¿Supo la autora lo que nosotros esperábamos, y se apresuró a dárnoslo? ¿O casualmente lo que esperábamos era justo lo que ella recogió y no hizo más que darle forma? Por más que uno haya leído TEFEDEST o ENTRE LOS TUAREG, ambos ya comentados anteriormente, no es fácil responder a esta pregunta y renunciemos a hacerlo. Digamos apenas que no podemos poner nuestra mano por el valor antropológico de estos relatos, pero que si la autora nos da gato por liebre, al menos lo hace con habilidad.

Y aclarado todo esto, vayamos a su nivel literario: impresionante, fabuloso, excepcional, son sólo algunos de los adjetivos que me vienen a la cabeza. Palacios subterráneos, ambiguos Djenun interactuando con los humanos, gigantes, desapariciones (de objetos o de personas), ancianas que podrían tener cincuenta años o mil, pero por sobre todo ello, la majestad enigmática y seductora del Sahara, son algunas de las cosas que veremos desfilar a lo largo de este libro que seguramente no permanecerá mucho tiempo ocupando un espacio en la biblioteca entre la primera leída y la segunda. El realismo de los relatos, por fantásticos que sean, es sencillamente admirable, realzado por el hecho de que el libro incluye fotos en blanco y negro, y algunas se relacionan, o las relaciona la autora, con el texto. En cuanto a cuál es el mejor, no sabría decirlo: todos me gustaron mucho.

Sólo hay un punto de verdad censurable: el libro está lleno de términos en lengua tamahaq, el habla de los tuareg. Esto es natural y casi diría que obligado, pero ya no es tan natural no incluir un glosario final aclarando los significados de esa terminología. Es verdad que yo en particular no tuve grandes dificultades por haber leído ya otros libros sobre los tuareg, es verdad que algunos vocablos se aclaran sobre la marcha, es igualmente verdad que ciertas palabras pueden deducirse por su relación con lo que se está hablando... Pero aun así, libros como éste exigen glosario.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 9 ·

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