LOS PRIMEROS Y MÁS ETERNOS HÉROES por EKELEDUDU

Portada de GRECIA Y ROMA: HÉROES

Antes de la Grecia clásica hay un enorme vacío en la historia del mundo helénico. No contamos con fuentes escritas contemporáneas, sino sólo con leyendas recopiladas posteriormente. Algunas, caso de la Guerra de Troya, tienen o podrían tener base histórica, según sabemos hoy. Quizás otro tanto pueda decirse de muchas otras, pero sin duda nunca sabremos en qué medida. Históricamente, esos son los llamados Tiempos Oscuros de Grecia. A las preguntas que planteamos, responden con un silencio y un misterio que excitan la imaginación, y se ve que lo mismo les ocurrió a los propios griegos siglos más tarde. Ellos concibieron aquellas lejanas épocas como un período donde nada parecía imposible, en el que vagaban por el mundo monstruos horrpilantes como la Medusa, la Quimera, la Hidra de Lerna, el Minotauro o el gigante Sinis. La amenaza y abominación que representaban tales engendros suponían múltiples desafíos para hombres valientes cuyo coraje sólo podía explicarse por parentescos con los mismísimos dioses: Hércules, Teseo, Belerofonte, Cadmo, Pélope y muchos otros. Tenían que vérselas, además, con otras amenazas, como por ejemplo esas formidables guerreras que eran las Amazonas, o con los designios más burlescamente crueles del Destino, como le ocurrió al desventurado Edipo. Eventualmente, ese mismo implacable Destino enfrentaba a estos valientes entre sí, caso de Aquiles y Héctor durante la Guerra de Troya. Todos ellos eran hombres situados muy por encima de los mortales comunes. A menudo sufrían también muchísimo más que éstos. La posteridad los ha inmortalizado y nucleado bajo una denominación común: héroes.

Después de ellos, por supuesto, vinieron otros desde otras mitologías, la literatura y el cine: CúChulainn, Sigurd, Arturo, Sandokan, Ivanhoe, los superhéroes, Luke Skywalker... Podríamos decir, sin embargo, que el concepto del heroísmo nació en cierto modo en Grecia. Y algunos de nosotros, en nuestra infancia, reprimíamos el aliento al leer las hazañas de aquellos precursores, viendo, en nuestra imaginación, cómo Hércules ahogaba entre sus forzudos brazos al león de Nemea que arrojaba fuego igual que un dragón, o cómo Teseo se internaba en el Laberinto de Creta para dar muerte al Minotauro al que se le ofrecían víctimas humanas vivas en sacrificio para que le sirvieran de presas, o cómo Perseo salvaba a la hermosa Andrómeda del monstruo marino. A través de tales proezas, asistíamos a la eterna lucha entre vileza y virtud, iniquidad y justicia, horror y valentía, vergüenza y honor. Gracias a ellas, quizás, confrontamos nuestros propios temores encarnándoles en aquella multitud de monstruos que salían a hacer frente a los héroes.

Hoy conservan tanta vigencia como entonces, o incluso más. Y aquí los tenemos, en el tercer y último volumen de la trilogía sobre mitología grecorromana que allá a mediados de los '60 publicara Gonzalo Fernández de León. Humilde en propósitos, lenguaje y extensión, pero espléndido y subyugante si de atrapar la imaginación de sus lectores se trata.

No más de ocho o nueve años tendría yo al leerlo por primera vez, y se convirtió de inmediato en mi favorito. Fue una parte muy importante de mi infancia.

Hoy vengo a rendirle tributo, consciente de que mucha de mi veneración es completamente subjetiva. GRECIA Y ROMA: HÉROES es ante todo, para mí, un viejo y entrañable amigo de infancia. Seguramente, su nivel narrativo no alcanza el de las magníficas METAMORFOSIS de Ovidio, pero ésas ya son palabras mayores. No dudo de que quien tenga conocimientos muy someros de mitología griega caerá igualmente bajo el hechizo de este pequeño libro de bolsillo. Por mis personales motivos, yo lo he elevado a lo alto de los pedestales, y a no dudar de que allí permanecerá.

Escrita hace 12 años · 5 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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