AHORA LES TOCA A QUIENES LAS FORJARON por EKELEDUDU

Portada de ARTESANOS MEDIEVALES: ARMEROS

Buena parte de la fascinación que sobre tantos de nosotros ejerce el Medioevo estriba en la magnífica panoplia del Caballero, en particular su armadura, cuyo diseño alcanzó niveles de complejidad que jamás imaginaríamos a priori. Ahora bien, si a los Caballeros se les han dedicado ríos de tinta, de los responsables de esa panoplia o de la confección de esta, ya es menos lo que se habla. Es una verdadera pena, sobre todo en estos tiempos en que renace en todo el mundo el interés, jamás extinto del todo, por lo medieval. ARMEROS, de Matthias Pfaffenbichler, es parte de una colección lanzada en su momento por Akal, y que también incluye BORDADORES, CONSTRUCTORES Y ESCULTORES, COPISTAS E ILUMINADORES, ORFEBRES, PINTORES y VIDRIEROS. Este volumen en particular no tiene desperdicio si tenemos en cuenta que viene a cubrir un bache importante en el conocimiento que el hombre de la calle puede tener de la Edad Media; sin embargo, el problema es que deja con ganas de más. Ya volveré sobre el tema, pero primero examinemos brevemente su contenido general. En una introducción, el autor (renunciamos a escribir de nuevo su impronunciable apellido) entre en tema y comenta sucintamente las fuentes de información disponibles; porque, por supuesto -y como sabemos por otros libros como Armas y armaduras, de John Hewitt, ya comentado anteriormente- la oxidación hizo que muy pocas piezas del armamento ofensivo o defensivo de aquella época lleguen hasta nuestros días. En la misma introducción, el autor nos habla un poco de la cota de malla, defensa de los Caballeros demasiado escasos de fondos para costearse una armadura de placas metálicas. ARMEROS se ocupa mayormente de los fabricantes de estas últimas, pero también dedica un espacio más breve a los fabricantes de cotas.

Seguidamente se nos informa sobre los centros de producción y las familias de armeros. El oficio se heredaba del padre al hijo y con cada generación mejoraba la calidad del producto; la excelencia traía aparejados prosperidad y prestigio, se requerían más aprendices, y así, paulatinamente, una pequeña armería se convertía en un taller de renombre y en condiciones, incluso, de monopolizar la actividad. Esa sección del libro nos informa cuáles eran las principales ciudades y familias dedicadas a la fabricación de armaduras, indicando el factor predominante (cuando lo hubo) para que se diera esa circunstancia en determinada localidad y no en cualquier otra.

La segunda parte incrementa el nivel de interés al hablarnos de los gremios: sus estatutos, alcances de su poder, etc. Quiénes eran los armeros, la tercera parte, nos ilustra sobre el status que ocupaba el armero en su sociedad y en su tiempo, y sobre los armeros orfebres, surgidos cuando las armaduras se hicieron fastuosas, ornamentadas y de metal precioso. La cuarta parte nos detalla la ganancia que reportaba el oficio. Hasta aquí, todo satisfactorio, ninguna objeción.

El problema viene con la quinta parte, que debería ser el plato fuerte: la confección de armaduras. Confieso que me decepcionó un poco. es verdad que para el neófito, y yo lo era evidentemente, el contenido es de gran interés, y que atiende a cuestiones a las que uno habitualmente no presta mucha atención, como la necesaria colaboración del armero con otros artesanos (grabadores, doradores, pintores) para la terminación, o los factores determinantes de la dureza del acero. Aun así, no puedo menos que lamentarme que no se dé información específica acerca de esa complicada obra maestra de la armería medieval que era el guantelete del Caballero, integrado por numerosas piezas perfectamente ensambladas unas con otras para facilitar su maniobrabilidad. Para qué negarlo, el guantelete me tiene fascinado; absorbe mi atención cuando veo alguno en documentales de recreación histórica. De veras lamento que no se le haya dedicado cierto espacio en este libro. Pero, la verdad sea dicha, por lo demás cumple ampliamente sus objetivos. Estoy seguro de que entre ellos no se contaba servir de guía de fabricación de armaduras para eventuales aficionados, y no se podía pretender que lo hiciera teniendo en cuenta sus escasas 72 páginas.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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