EL TERCER MOSQUETERO por Faulkneriano

Portada de CRÓNICA DE DALKEY

Hay quien afirma que O'Brien es el tercer mosquetero de la narrativa irlandesa del siglo XX con tan prestigiosos compañeros de viaje como Joyce y Beckett. Quizá sea excesivo, pero, sin duda, el caso es que O'Brien merece sin duda ser más reconocido y leído en España, donde era prácticamente desconocido hasta la edición de sus obras completas por Nórdica.

Son cinco novelas, de las que solo me queda una por leer, La vida dura. Del resto, puedo decir que La boca pobre es sin duda la más divertida; En-Nadar-Dos-Pájaros (curioso título), la más cercana a Joyce; y El tercer policía, la mejor, sin duda, una verdadera obra maestra, llena de fantasía y humor, más desconcertante como el mejor Chesterton. La última que he leído, Crónica de Dalkey (incluida por Harold Bloom en su famoso canon) no me ha parecido tan redonda, pero es igualmente interesante y digna de leer.

Merece la pena leerla para aprender, entre otras cosas, hasta qué punta es necesaria para la buena sociedad la cerveza porter y el buen licor (estos irlandeses...); cómo un funcionario de segunda puede pasar de querer ingresar en la orden trapense a tener un hijo; qué extrañas relaciones simbióticas pueden establecerse entre la bicicleta y el ciclista, y si una bicicleta puede ser condenada a la pena máxima; cómo el dicho funcionario gris, con la decidida ayuda de un heterodoxo sargento de policía dispuesto a practicar el robo con escalo en beneficio de la sociedad civil, puede salvar el mundo de los supuestos designios de un inventor dispuesto a convertir el aire en una sustancia irrespirable; cómo un efecto colateral de dicho invento puede permitir entrevistarse con los Santos Padres de la Iglesia, con San Agustín a la cabeza (estos irlandeses...), eso sí, en las profundidades de una cueva submarina...

Merece la pena asistir a una entrevista con un fantasmal James Joyce, retirado de la literatura, camarero de pub en un pueblo de la costa, que reconoce haber escrito Dublineses pero no el Ulysses, esa colección de inmoralidades, él, que ha escrito libritos piadosos de a dos peniques para repartir en las parroquias, ni ha oído hablar de Finnegan's Wake. Joyce no quiere otra cosa, a sus años, que ingresar en la orden jesuita y, eventualmente, llegar a ser alguien en la Iglesia católica, aunque el clérigo que le atiende quiera destinarle a remendar la ropa interior de todos los jesuitas de Irlanda, que no tienen quien le zurza los calzones y andan, literalmente, con las camisetas podridas. Estos irlandeses...

Escrita hace 12 años · 5 puntos con 6 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@lucero hace 12 años

Luce atractiva, veré si la consigo. Saludos y muy clara la reseña

@FAUSTO hace 12 años

Desde luego pinta interesante las peculiares y paradójicas situaciones que comentas, y sobre todo ese Joyce que reniega de algunas de sus obras; algo que comprendo perfectamente, pues leí “Dublineses” (extraordinario el cuento “Los muertos”) como una lectura con altibajos, y más tarde tuve que dejar “Ulises” al llegar al monologo de Molly. Aunque en un principio fue un abandono “momentáneo”, y ya después de tantos años tendré que volver a leer desde el principio.

Y volviendo a este autor (me avergüenza decir que es totalmente desconocido para mí), he buscado alguna información en la Wikipedia, y según Borges la novela “At Swim-Two-Birds” es una de la mejores del siglo XX. Supongo que es el relato que apuntas En-Nadar-Dos-Pájaros, allí lo han traducido como “Una pinta de tinta irlandesa”.

Habrá que buscar algún libro de estos irlandeses.

@Faulkneriano hace 12 años

Pues si llegaste al monólogo de Molly poco te faltó. En el fondo, no te disgustaría tanto: hay quien lo ha dejado mucho antes...

Lo de la pinta de tinta irlandesa está bien traído: mezcla la cerveza con la escritura, cosa que sin duda agradaría al bueno de O,Brien...