CRÓNICA DE UN FRACASO por EKELEDUDU

Portada de LOS CRISTIANISMOS DERROTADOS

Qué curriculum el del señor Antonio Piñero, ¿eh?: "...catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y especialista de prestigio internacional en lengua y literatura del cristianismo primitivo. Sus trabajos en este ámbito como autor y editor son numerosos. Asimismo ha publicado diversos artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y ha traducido varias obras de lenguas antiguas como el arameo, y de modernas como el inglés, el francés, alemán e italiano...", según leemos en la solapa de la obra que nos ocupa, que obtuvo el primer premio Finis Terrae el año en que apareció. Todo eso él solito... Pero en fin, pasemos al libro en cuestión, un interesante ensayo cuyo simple título, LOS CRISTIANISMOS DERROTADOS,, basta para saber de qué trata, a menos que no se haya siquiera oído hablar de ese formidable éxito de ventas que fue EL CÓDIGO DA VINCI. El cual, para los ingenuos que todavía creían que en los difíciles tiempos iniciales de su religión los cristianos se mantenían todos unidos frente a sus enemigos empeñados en diezmarlos, cumplió al menos con el cometido de desengañarlo: ya en el primer siglo de su existencia, el cristianismo empezó a diversificarse de modo extraordinario y así nació lo que se conoció como "herejía", palabra cuya etimología no sugería originalmente matiz despectivo alguno (deriva de un vocablo que significa "elegir"), pero que pronto pasaría a tener connotaciones condenatorias por parte de la ortodoxia en general y también a nivel individual, puesto que el ganso de Tertuliano (no me es posible tener una opinión favorable de este individuo) hablaba de herejías mientras se mantuvo en la ortodoxia y siguió hablando de herejías, incluso para referirse a la ortodoxia, al convertirse al montanismo (que a su vez era tildado de herejía por dicha ortodoxia). Según es sabido, el Concilio de Nicea, convocado bajo Constantino en el año 325 decidió por fin, dictatorialmente, qué había que creer y qué no había que creer; y procedió, e menudo con apoyo del Estado, a eliminar a la competencia. Los cristianismos derrotados serían esa competencia eliminada, las herejías, ya que así se las ha llamado. Nunca se empleó tanto trabajo con tan inútiles resultados; porque así como a la Hidra de la mitología griega le nacían dos cabezas por cada una que le cortaba Hércules, da la impresión de que por cada herejía extirpada brotaban otras dos, tres, cuatro o seis, con el resultado obvio de que, en nuestros días, el cristianismo está tanto o más diversificado (Piñero habla de un mínimo de quinientas confesiones distintas) que en la antigüedad.

Uno de los aciertos más notorios del autor se encuentra, creo yo, en la primera parte del libro, Los inicios; porque allí es donde encontramos las bases de esta diversificación, que puede parecer inexplicable si se parte de la base de que en la Biblia, y sobre todo en los Evangelios, está, teóricamente, cuanto se debe creer en materia de fe. Dejando de lado el hecho de que por aquel entonces circulaban otros escritos cristianos que habrían de conocerse como apócrifos, la verdad es que, incluso limitándonos a los cuatro Evangelios canónicos -Mateo, Marcos, Lucas y Juan-, muchas cuestiones de prestan a múltiples interpretaciones; por ejemplo, ¿era Jesús Dios, un hombre o ambas cosas? Responder a esta pregunta dio origen a varios puntos de vista diferentes, o cristologías, cada uno de los cuales se basaba en determinados versículos del Nuevo Testamento. Ni qué decir que si una sola duda provocaba tantas respuestas distintas, era inevitable que otros planteos complicaran aún más el panorama.

Piñero analiza los principales movimientos heréticos en orden cronológico; es decir, a medida que fueron apareciendo en la Historia. Resume los datos conocidos de cada heresiarca o fundador de cada una de estas herejías, en qué se apoyaba para disentir respecto de la ortodoxia, sus oposiciones con tal o cual adversario y el destino que corrieron sus doctrinas y sus discípulos. Al final de cada capítulo -otro acierto a destacar- sintetiza en un cuadro comparativo las diferencias doctrinales entre vencedores y vencidos, como para que al lector le queden claras. Por cierto, no estará de más señalar que el pelagianismo se analiza en un capítulo propio. La aclaración viene a cuento porque a Pelagio, su fundador, se lo mencionaba en EL REY ARTURO (2oo4) la película de Antoine Fuqua protagonizada por Clive Owen y Keira Knightley, y quizás algún espectador curioso se acuerde del particular y quiera más información al respecto.

Resumiendo, el libro, que llega hasta los cátaros y los valdenses de la Edad Media, es muy ameno y muy instructivo. Quizás lo de "ameno" no sea tan válido para el capítulo reservado al gnosticismo, que consiguió marearme, pero no por culpa del autor: sencillamente, la doctrina gnóstica es tan compleja que siempre me produce ese efecto, la exponga quien la exponga, y sólo unos pocos puntos me quedan en claro. Ahora bien, colviendo a LOS CRISTIANISMOS DERROTADOS, la información que arroja... ¿es fiable? Bueno, ése es otro cantar, lamentablemente no soy erudito en esta materia ni en ninguna otra, pero cuanto puedo asegurar es que no he notado contradicciones entre esta obra y otras dedicadas al cristianismo primitivo que yo conozca. Además, con el curriculum citado, y habiendo recibido un galardón por la obra, lo más lógico es presumir que sabe perfectamente de qué está hablando, ¿no?

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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