Magistral y triste
en los desgraciados páramos
de la soledad.
Habitante gris
distinguido entre las cortinas rocosas
de su nicho infernal.
Amor hastiado y tortuoso,
mecenas del deseo sofisticado.
Ensueños de encaje
y de intelúricas esencias,
alfombras pretenciosas
henchidas de magia polvorienta.
Cándida pipa extasiada
apuntando a los telares
de un techo ennegrecido,
gobernado por románticas arañas.
Fetiches en la almohada,
noche tras noche,
grieta tras grieta.
Algodón que amarillea
resignado a una sola cabeza.
Misántropo del mar y de la tierra,
dictador del humo,
explorador de tinieblas.
Magistral y triste
en los desgraciados páramos
de su soledad eterna.
Escrita hace 12 años · 0 votos · @Kaldero le ha puesto un 10 ·